
Página producida por Ing. Félix Gonzlaez B. en homenaje al Gigante Inmóvil y Labriego del Periodismo Científico, Arístides Bastidas, dedicada a la publicación en serie de sus escritos, que publicara en su columna "La Ciencia Amena" durante un cuarto de siglo al servicio del diario "El Nacional". 24 de Septiembre de 2004. Caracas, Venezuela.
Traductor
diciembre 29, 2007
La ciencia dijo que lograríamos el autoabastecimiento de uvas y el tiempo le dio la razón: ¿Y el de los vinos, no es también posible?

diciembre 25, 2007
Nuevo mundo de animales con el privilegio de vivir de los únicos alimentos que no se deben a la fotosíntesis.


Lo habitual es que en los mismos y dentro de una inquietante tranquilidad, estén ausentes todas las manifestaciones de la vida. Los restos de cadáveres no descienden a estos niveles, en cuyas tinieblas absolutas es imposible la fotosíntesis. La luz se extingue completamente a los ciento ochenta y siete metros en el interior acuático. Hasta ahora se consideró imposible la presencia de seres vivos, más debajo de los fondos en que moran los peces abisales, a un máximo de mil metros. Por eso la ciencia quedó deslumbrada al comprobarse plenamente que había comunidades de animales, algunos de ellos semejantes a los que conocemos, sostenidos por un sistema sin luz y sin plantas vegetales.
diciembre 21, 2007
La Biblia vincula al azufre con los tormentos del infierno pero podría ser amigo de Dios porque son muchas sus bondades
El azufre guarda afinidades con su hermano el oxígeno porque también se combina con todo el mundo. Hay bacterias que se valen de este metaloide para obtener la energía con que viven.
Correspondió a Lavoissiore el reconocimiento del azufre y a Bercelius el simbolizarlo con la letra S. Sus aplicaciones prácticas en la industria química, se establecieron en el siglo pasado, cuando Sicilia era como la Arabia Saudita de ese producto, componente básico del ácido sulfúrico. No tardaron los primeros laboratorios en determinar, que el azufre es un comburente cuando se combina con metales y metaloides. Y con su color que va de amarillo pálido al amarillo franco, es un combustible cuando se combina con el oxígeno y con alguno de los halógenos, que son el cloro, el bromo, el yodo y el fluor. Es evidente que sus estrechos vínculos con el fuego, le abrieron los escenarios de la superstición en el pasado y los de la industrialización en el presente.
El azufre ocupa la casilla dieciséis de la tabla de Mendeleiv. Y aparte del oxígeno no tiene otro pariente famoso, pues los demás que son el Selenio, el Telurio y el Polonio, son unos ilustres desconocidos. Está constituido por cuatro isótopos o átomos que se diferencian sólo por su número de neutrones. Ellos son estables pero se puede conseguir también el azufre 35. Es radioactivo y en el curso de ochenta y dos días se transmuta de metaloide en cloro, que es un gas. Los alquimistas tenían mala opinión del azufre, no porque lo consideraran una sustancia destructora, sino por estimar que era inflamable y transitorio en oposición al mercurio, al que le asignaban las virtudes de ser denso y permanente.
El azufre junto con el vanadio son el dolor de cabeza de países como el nuestro, ricos en los incómodos petróleos pesados, en que abundan los mencionados elementos. Tengo entendido que ya hay una patente ruso-canadiense, la cual convierte esa desventaja en un negocio redondo. En efecto, el nuevo procedimiento tecnológico permitiría aprovechar tales petróleos y explotar también a sus acompañantes, en un insólita industria de doble propósito. A pesar de que el consumo de azufre aumenta en la Tierra , no se puede decir que se prodiga en demasía. Habría que procesar diez mil kilos de corteza terrestre para obtener cinco kilos de ese metaloide.
Hay fertilizantes que se basan en el azufre para incrementar el rendimiento de las siembras. La ciencia no sabe todavía con exactitud, cual es la función que este oligo-elemento desempeña en las plantas, en los animales y en el cuerpo humano. Resulta que esa sustancia que puede participar en explosivos y en insecticidas, realiza un trabajo saludable en nuestro organismo aunque no lo hayamos definido bien. En el cuerpo de una persona que pesara sesenta kilos, encontraríamos doce gramos de azufre. La utilidad que presta a la vida debe ser debe ser desde luego, muy diferente de la que también ofrece en la vulcanización de los cauchos automovilísticos. Véase pues cómo por las buenas nos entrega de balde sus mejores dones.
Quizás no merezca ese rol que les dan las Sagradas Escrituras, que lo vinculan con el juicio de Dios y los tormentos del infierno que le hacen aparecer entre las bombas que cayeron del cielo, para acabar como Sodoma y Gomorra por su supuesta perversidad. Como se sabe, el más deslumbrante experimento que los alquimistas le hacían a los incrédulos , era el de calentar el llamado pigmento rojo, para que adviniera en su lugar una hermosa perla líquida y plateada. El pigmento rojo no era otra cosa que sulfuro de mercurio, es decir azufre y mercurio. Esta combinación se conoce como cinabrio un mineral presente en la naturaleza. Si usted consigue un trocito sorpréndase haciendo esta prueba que es muy fácil.
diciembre 17, 2007
Aunque en el estómago la comida sufra un fuerte bombardeo, los intestinos son los únicos que la hacen asimilable

Hay en Europa unos pájaros llamados Milanos que tienen el don de regurgitar las cosas inútiles que pudieran tragarse. Esta propiedad le sirvió al investigador francés René de Reaumur, para crear el primer conocimiento acerca de lo que hacía el estómago. Eso lo logró cuando una de estas aves devolvió los pedacitos de esponja que él le había hecho ingerir. Los mismos estaban impregnados de un líquido corrosivo, que en vano había intentado desmenuzar las fibras de la esponja.
En 1822, en las fronteras del Canadá con Michigan, Alexis San Martín, joven traficante de pieles, recibía un tiro de escopeta en uno de sus costados. Aunque se recuperó de la herida, ésta le dejo un orificio de seis centímetros de diámetro, el cual fue para su cirujano, William Beaumont, como una ventanilla por la que saciaría una curiosidad que le acuciaba desde sus años de estudiante: la de saber lo que realmente le sucedía a los alimentos que masticados y ensalivados, llegaban a esta zona después de cruzar el cardias o puerta de salida del esófago.
noviembre 09, 2007
Como vírgenes celosas de sus dones y milagros las prostaglandinas se niegan a que las desnude la ciencia.
Sune Bergtrom, Bengt Samuelsson y Jhon Vane ganaron el Nóbel por sus novedades sobre las prostaglandinas. Precisaron que el ácido araquidónico es el padre de ellas dentro del cuerpo pero se niega a engendrarlas en el laboratorio.

Fue en el útero donde el 1930se halló el primer indicio de las prostaglandinas, hormonas locales que cuidan el ritmo de las células y se lo mantienen ante la emergencia.
Habrá que espera todavía para que sus derivados se expendan en la botica, destinados a tratar por ejemplo, las úlceras estomacales o a inducir con más eficacia que ningún otro medicamento, las convulsiones en los partos retrasados.
Administrada en las ratas embarazadas, las hacen abortar antes de los tres meses. Son las únicas sustancias que pueden aislar a recién nacidos con problemas cardiológicos, porque les restituyen la normalidad del flujo sanguíneo entre la aorta y las arterias pulmonares. Deberían ser muy buenas contra la artritis, pero no le hacen nada, si bien eliminan la mortificación de algunas damas durantes las reglas.
octubre 31, 2007
Eran enanos los dinosaurios cuando gigantescos helechos sepultados en pantanos sin oxígeno iniciaron el período Carbonífero


Un resto vegetal en contacto con el aire, es descompuesto por oleadas de microorganismos, que culminan su obra convirtiéndolo en el polvillo fecundante del humus en los suelos. Nuestros protagonistas de hoy también habrían sufrido este reciclaje, de no haber sido por el medio en que quedaron enterrados, a salvo del ataque de bacterias, hongos y protozoarios que los habrían desintegrado. Por miles de siglos, las maderas de los corpulentos helechos abatidos fueron sometidos a la acción modificante de la química. Los materiales de sus fibras y de su celulosa fueron desmontados muy lentamente y reducidos a compuestos cada vez más simples.
Las macromoléculas se disgregaron en moléculas individuales, como eslabones sueltos de las largas cadenas a que pertenecían, la energía luminosa convertida en energía química almacenada en los helechos, se mantenía intacta concentrándose más a medida que pasaba el tiempo. En una primera fase tales fósiles alcanzaban la consistencia de una piedra porosa con cuatro quintas partes de agua por una sólida. Así nacía la turba, que bajo el peso de las capas geológicas que caían sobre ella, engendraban el lignito. Este, más comprimido todavía y bajo el efecto del calor que le transmitía, aunque desde lejos, la roca hirviente, sería padre de la hulla.
Hasta este punto llegó a la evolución de franjas carboníferas, como la del Zulia, cuyos yacimientos necesitarían otros millones de años, para alcanzar la formación del mejor de todos los carbones, que es a antracita. Recuérdese que durante las diferentes transformaciones de los helechos, el carbono fue renunciando poco a poco a los acompañantes que inicialmente tenía. Los cambios en los porcentajes de los elementos originales nos darán una idea más precisa del fenómeno. Mientras más viejo es este combustible, presenta menos sustancias volátiles y ofrece una llama más caliente. El más reciente, la turba, es de tan mala calidad, que al ser quemado, desprende humo, el cual no es del todo inútil, pues es empleado por los escoceses en la maduración de whisky.
La madera tiene un 50 % de carbono, 43% de oxígeno, 6% de hidrógeno y 1% de nitrógeno; la turba, 59% de carbono, 33% de oxígeno, 6% de hidrógeno y 2% de nitrógeno; el lignito, 69% de carbono, 25% de oxígeno, 5.5% de hidrógeno, y 0.8% de nitrógeno. La antracita, que como ya observé, es el carbón de mayor antigüedad, tiene 95% de carbono, 2.5% de oxígeno, 2.5% de hidrógeno y nada de nitrógeno. A uno le resulta difícil comprender los mecanismos de estos cambios operados por la naturaleza, en una sustancia portadora de un dinámico laboratorio, a pesar de su apariencia inanimada.
octubre 29, 2007
Durante tres cuartos de siglo hubo un mal que jugó al escondite con los neurólogos del mundo: fue el descubierto por Alois Alzheimer

Enfermedad silenciosa era el nombre que se le daba al Mal de Alzheimer en 1987 cuando se le reconoció como causa de la muerte de la cimbreante actriz Rita Hayworth. Hoy de Departamento de Salud de EE.UU tiene un registro de 4 millones de estos pacientes y de 100 mil que fallecieron. Entre nosotros habría 10 mil atacados por el flagelo. Es más insidioso que el cáncer del estómago, pues quienes lo sufren en sus primeras fases se ven saludables, tranquilos y normales. Después se le advertirán signos como falta de memoria, distracción y estados compulsivos. El avance de la alteración es fatal y en un momento dado, el paciente olvida hasta las palabras corrientes, les cuesta reconocer a parientes y amigos y deja de recordar sus nombres. Es entonces y no antes cuando los electroencefalogramas les registran leves alteraciones y los tomógrafos atrofias ligeras en la corteza cerebral.
Pero estas señales son también las de los otros desequilibrios psiquiátricos y neurológicos, por lo cual ese Mal fue objeto de erróneos diagnósticos durante siglos. Estos enfermos sienten hambre, sed, sueño y satisfacen esas necesidades tan bien como los sanos. Caminan sin rumbo fijo, ven, oyen, sienten pero de un modo automático. Carecen de la capacidad perceptiva de quien capta simultáneamente en una flor, por ejemplo, su forma, sus pétalos, sus colores, su cáliz y su aroma. Conservan buenos sus cinco sentidos, pero no pueden ni clasificar, ni procesar sus sensaciones. En el momento más crítico de su proceso, miran sin ver, oyen sin escuchar, olfatean sin diferenciar los olores, saborean sin gustar y sólo el tacto les funciona bien.
Sin embargo, mantienen normales los aparatos de respiración, de digestión y de circulación. Llegan a ser descerebrados virtuales que andan, hablan o levantan pesos. Un síntoma relevante es la pérdida del sentido de la orientación. Este síntoma se acentúa como los demás a una velocidad que depende del tiempo que tarde en concluir el ciclo involutivo. Este puede durar de tres a diez años a partir de las primeras anomalías. Investigaciones actualizadas desmintieron la versión de que era una secuela del envejecimiento, y de que se contraía a partir de los 45 años de edad. Así lo había establecido el investigador que lo describiera por primera vez en 1907. Fue Alois Alzheimer, psiquiatra alemán disidente del psicoanálisis freudiano quien retaba a los partidarios de Freud para que explicaran este síndrome irreversible con la teoría de los traumas de la infancia.
¿Por qué los extrovertidos se volvían silenciosos y indiferentes y por qué oradores de palabra fácil vacilaban y se enredaban en el empeño de construir pequeñas frases?. Alzheimer atribuyó la enfermedad que hoy lleva su nombre a la degeneración senil y presenil. Como ya dijimos, los resultados del aparato que mide los impulsos eléctricos del cerebro y los del otro que hace retratos en tres dimensiones en regiones que no se ven eran similares a los de otras anormalidades neurológicas. Todavía no hay ni una prueba de sangre, ni del líquido céfalo-raquídeo, ni ninguna otra que revele la enfermedad de Alzheimer en los laboratorios bioanalíticos. El problema no reside en los impulsos eléctricos y por eso no lo acusa el electroencefalograma.
El diagnóstico se intenta a través de los signos externos, pero ya en Nueva York se le hace con el auxilio de un complicado aparato llamado Tomografía por Emisión de Positrones. En las autopsias de los difuntos de este Mal se observa una vieja mortalidad de neuronas en una zona llamada hipocampo y en el denominado córtex cerebral. Estos son los centros de la memoria, del conocimiento y del razonamiento. Las neuronas vivas del cerebro presentan en su interior, fibrillas enrolladas en forma de helicoide. Hay abundancia de amiloides, sustancias parecidas al almidón en los riñones y en el bazo del cadáver a los que dan un color blanquecino. Estas características se observan en una escala notablemente menor en cuerpos de ancianos. De estos hallazgos se deduce que si bien la enfermedad de Alzheimer se nota a partir de los 65 años puede ocurrir en enfermedades menores.
Es remota la posibilidad de un tratamiento. Se ha hipotetizado sobre el fármaco, que obrara como la dopamina artificial en los pacientes de Mal de Parkinson quienes no secretan esa sustancia. Pero la acetilcolina que deja de producir el cerebro de un paciente de Alzheimer, es irremplazable. La artificial que se le aplicara experimentalmente fue un rotundo fracaso. Las neuronas no pueden reciclarla como hacen cada segundo con la que ellas elaboran. Por otra parte, no hay hasta ahora ninguna esperanza de frenar la involución de la sustancia gris en estos enfermos . Las neuronas se vuelven cada vez más inmaduras, por lo cual el afectado retrocede paulatinamente a las fases iniciales de la vida hasta adoptar la posición fetal.
octubre 14, 2007
Descartes intuyó los reflejos, pero no su relación con el cerebro; Sechenov, un científico ignorado, fue el precursor de estas sendas

Se sabe poco que Ivan Pavlov, Premio Nobel de Psicoliogía en 1904, se doctoró de médico en una academia militar de San Petesburgo después de cumplir 30 años.
Hasta el mismo Galeno compartió esta apreciación, venida a menos con la arbitraria prevalencia de la escolástica, durante la Edad Media. En este período se ubicaban en los dominios de un espíritu sin conexión con el cuerpo, las ideas, los pensamientos y capacidades como las de amar y razonar. Descartes, quien había compartido sin decirlo, la teoría de Copérnico, tuvo aciertos en el análisis de este campo del conocimiento. Consideraba que el funcionamiento de los sentidos y los actos involuntarios de los animales y las personas eran reacciones automáticas frente a los estímulos del medio externo. Era necesario que una imagen ante nuestros ojos o que un sonido llegara a nuestros oídos, para que los pudiéramos ver y escuchar.
Pero el filósofo francés se quedó ahí. Más tarde, Diderot, el materialista de la Enciclopedia , sostendría falsamente, no obstante sus aciertos, que el cerebro segregaba los pensamientos, como el hígado, la bilis. En 1829, nacería un hombre que abriría las trochas por donde tomarían un rumbo seguro Iván Pavlov. Se trataba de I. Sechenov, quien diría que las elaciones con el mundo circundante, los actos voluntarios o involuntarios, las ideas, las percepciones y las sensaciones eran reflejos que se operaban por la acción de un estímulo inicial, un estímulo intermedio y una respuesta. Esto podría ejemplarizarse en la mano, que al sentir la proximidad del fuego se retira tan rápidamente como sea posible.
Las terminaciones nerviosa en la piel captan de ella temperatura (estímulo inicial); el mensaje enviado por ellas es procesado, relampagueantemente en la respectiva zona del cerebro (estímulo intermedio); el cerebro ordena a los músculos el retiro de la mano y es obedecido (respuesta). Sechenov habló de las sensaciones oscuras señalando que los ojos hacían el oficio de compás y regla, al moverse inadvertidamente, mientras examinaban los contornos de un objeto para saber como era con exactitud. Tuvo la suerte conocer a Pavlov y observa, como este hombre, desertor de un seminario pero no de su fe en Dios hacía sus experiencias científicas sobre la norma, de que con tal fin sólo eran útiles lo objetivo y lo mensurable.
Cuando uno tiene apetito y ve la comida, la boca se llena de saliva espontáneamente, este es un reflejo no condicionado. Pero cuando la aparición de la comida es asociada a unas campanadas, llega un momento en que nos basta oírlas para que la boca se nos haga agua. Este en un reflejo condicionado y su descubrimiento fue un aporte trascendente para el desarrollo de la psicología, palabra que por cierto, ni figuraba en el vocabulario del notable ruso. Su obra fue difundida en Estados Unidos por Watson, quien estimaba a los animales y a las personas como máquinas impulsadas por nervios que funcionaban igual que resortes antes ciertos estímulos.
Incluso los modernos behavioristas norteamericanos han pretendido afianzar sus orientaciones en los principios del reflejo condicionado. Todas las escuelas con pocas excepciones, han convenido en que aprendemos y nos conducimos por el impacto de los reflejos condicionados. Y no sólo por la acción de los inmediatos sino también por la de los que hubo en el pasado de nuestras vidas, desde el momento mismo en que llegamos al mundo. Se sabe además que hay necesidad de renovarlos, para mantener intacto el patrimonio intelectual de cada ser y acrecentarlo. Es posible, inclusive, desaprender. Eso se hace asociando el desencadenante de un reflejo útil con alguna percepción negativa. Por ejemplo, mostrándole al perro en el momento de sonar el timbre, al gato más antipático de su barrio.
octubre 10, 2007
Los búhos no hipnotizan:su mirada fija se debe a que no pueden mover los ojos, que , sin embargo, lo ven todo en la oscuridad.


Quizá sus antepasados intentaran la vida a la luz del día pero fracasaran ante el predominio de águilas y halcones, tuvieron que acogerse a la alternativa de las sombras. Incompetentes para fabricar sus nidos con la pericia y la paciencia de los pajarillos, optaron por residenciarse en las oquedades de las rocas y en los huecos de los árboles, a donde jamás llega ningún rayo luminoso. Consideraron superfluo, por lo tanto el camuflaje de sus huevos, que son completamente blancos, al igual que los del pájaro carpintero y de otros animales, que improvisan sus domicilios en lugares a salvo de la mirada de intrusos.
Los colores pardo-amarillo en su dorso y blanco-grisáceo por debajo, tienen la finalidad de mimetizarse en las ramas de los árboles en que se posan cuando dejan sus dormitorios, para coger un poco de sol que les permita elaborar la vitamina D. Cuando hacen esto respiran de un modo tal que nadie podría advertir el inflar y desinflar de los pechos. Esa quietud de quien se hunde en graves reflexiones hizo que los griegos lo estimaran como el emblema de la sabiduría, colocándolo a la diestra de Palas, la diosa pagana de esta virtud. No creo que si se enteraran le dieran importancia a este honor, pues la ley biológica que obedecen les manda a comer toda la carne que puedan y la cumplen con la mayor obediencia.
En una sola noche un búho puede sacrificar a doce ratones y cuatro ratas grandes, de lo cual se infiere la utilidad que representan los depredadores de los sembrados agrícolas y de las huertas. Algunos aplican el principio de que de mosquito para arriba todo es cacería, pues a falta de la fibrosa carne de los mamíferos, se conforman con el consomé de proteínas excelentes de que están hechos los insectos. Su diseño responde en todo sentido, como pasa siempre con todas las criaturas de la naturaleza, a las necesidades de adaptarse plenamente al hábitat que le seleccionarán sus genes.
Así las plumas poseen en ciertos lugares finísimos hilillos con que amortiguan el ruido de las alas al deslizarse por el aire. Es cierto que en la oscuridad dejan a veces un rastro luminiscente. Esto puede pasar cuando su cuerpo ha sido cubierto por millones de hongos fosforescentes que viven en los sitios abandonados en que ellos anidan. Los de Centroamérica y América del sur son búhos de 20 centímetros de longitud. Pero en Europa, el Asia y el norte de Africa mora el búho real con 70 centímetros de longitud y una envergadura de más de metro y medio. Este puede cazar también conejos y gatos a los cuales les abre el estómago con un corte rápido de sus garras centrales para devorar sus vísceras de un solo golpe.
Esta conducta nos parece dramática, pero si nos fijamos bien, lo que nos diferencia de ellos es que nosotros contamos con matarifes que se encargan metódicamente de adelantarnos al beneficio de los animales que nos vamos a comer. La mirada inmóvil y penetrante de los búhos se debe a que no pueden mover los ojos, aunque estos podrían divisar cualquier animal u objeto con la débil luz que les llegara de un faro de cien kilowatios a ochocientos metros de distancia. No giran totalmente la cabeza. Describen, eso si, tres cuartos de círculo para mirar de lado, pues su visión es binocular como la humana. La necesitan para captar en tres dimensiones las imágenes de las presas que van a cobrar. Las descubren con su finísimo oído, que ubica con precisión matemática el lugar de procedencia de cualquier murmullo.
octubre 05, 2007
El gato cae tranquilamente de alturas desde las cuales se despedazaría otro animal: por eso dicen que tiene siete vidas.

Los gatos suelen sentirse más dueños de las casas donde viven que el propietario que la compró. Ciertamente, se dan mucha importancia pero esa conducta es aprendida, pues la adoptan en la medida del mimo que le dan sus amos. Si los tratan mal se buscan un escondite desde el cual vigilan a todo el mundo sin dejarse ver, aunque prestos a manifestar su mal humor con arañazos, frente al que los incomode. En estas condiciones hacen gala de una extraña dignidad: se convierten ladrones porque prefieren robar la comida a mendingarla. Ahora bien, cuando se sienten más señores que su señor no aceptan competidores de ningún tipo y gruñen para advertir su desagrado porque le han invadido su territorio.
El gato consentido por una pareja matrimonial se indignará cuando observe que hay un niño recién nacido al que le están dando una mejor atención. De inmediato pasará a los hechos, orinándose en distintas partes de la vivienda como quien fija linderos de su propiedad. Durante dos veces al año se les despierta el ardor sexual, que suelen canalizar a la luz de la luna sobre los techos y a salvo de miradas indiscretas. La hembra del gato es una verdadera heroína del amor y la procreación. El acto sexual de ellas es doloroso, porque el órgano sexual de su acompañante posee una papilas queratinosas, que con la erección se transforman en duras espinas que se entierran en la vagina de la desdichada cónyuge.
A las ochos semanas nacerán de cuatro a seis cachorrillos que abrirán los ojos a los nueve días y empezarán a conquistar la simpatía de quien los vea con los graciosos y delicados movimientos de sus juegos. La madre tendrá que enseñarlos a cazar. Si bien heredan el hábito de agazaparse para saltar sobre la presa en el instante preciso, pueden fallar en el zarpazo si desconocen el esquema locomotor de los ratones. Practicarán este arte de vez en cuando aunque le sobre el alimento, en obediencia al mandato de sus genes. Es probable que éstos hayan incluido en su código ese comportamiento de dejarse querer y acariciar, que tan buenos resultados les ha ofrecido.
El místico Mahoma, el mañoso Richelieu y el poeta Teófilo Gautier, mostraban una marcada diferencia por estos animales. El gato es un probable bisnieto de un felino africano. Los múltiples cruces que concertó durante siglos, dieron lugar a las variadas razas que integran su género, en el cual están los gatos siameses, los gatos persas, los gatos de angora y los gatos de un hermoso pelaje azul que se encuentran en los castillos de los aristócratas ingleses. Todos los que conocemos en América descienden de los que fueran traídos del Viejo Mundo por los colonizadores. El único exponente americano de ese linaje es el gato desnudo de México, que al parecer se está extinguiendo.
Los antiguos egipcios honraron de mil modos al gato, por los servicios que les prestaba eliminando a los roedores dañinos para las siembras agrícolas . Le confirieron un rango de divinidad y llegaron al extremo de sepultarlos embalsamados. Por esa razón se han conseguido en las tumbas faraónicas momias de estos pequeños felinos.
Sus ojos pueden captar la luz más opaca incluso la que no apreciarían los nuestros. Esta facultad y la de utilizar sus bigotes como antenas para detectarlo todo, han dado lugar a la versión de que pueden ver en la oscuridad con sus pupilas dotadas de la rara característica de contraerse verticalmente.
Aunque no es verdad tiene sentido el comentario sobre sus siete vidas. Ellos pueden caerse de cualquier modo y de alturas relativamente considerables, sin que les pase nada. Eso se explica por la elasticidad extraordinaria de sus resistentes músculos y porque poseen en sus oídos un sentido de orientación que emplean cuando están a vacío. Lance usted su gato al aire de cualquier modo y él siempre aterrizará sobre sus cuatro patas. La primero que hace es poner la cabeza en posición vertical aunque tenga el cuerpo torcido. Luego y con una rapidez característica lo enderezará. Amortiguará el golpe como lo haría un saltarín que tuviera bajo sus pies dos flexibles y poderosos resortes.
octubre 01, 2007
Los caballitos del diablo no se dejan cabalgar con nadie y en vez de galopar patinan cuando acuatizan en los pozos


septiembre 23, 2007
Hoy 23 de Septiembre de 2007, 15 años de la partida de esta vida terrenal del maestro Arístides Bastidas.

Sin dejarse descubrir guarda su incógnita el órgano que rige la formación de nuestros anticuerpos.

Entre los avances inmunológicos está el de que con la papaína de la lechoza, los científicos pueden partir en cilindros la proteína de los anticuerpos o cortarlas a lo largo, como en trozos de leña, con el 6-mercaptometano.
Ella es como una horquilla guindada debajo del cuello y tras el esternón. Si se elimina en las crías recién nacidas, de ratones y conejos, éstas mueren precozmente a los tres meses con una empobrecida capacidad para formar linfocitos, los más sabios custodios de la salud. Se considera que hay linfocitos que sólo adquieren sus aptitudes para el contraataque después que procedentes de la linfa o minúsculos vasos sin células rojas, hacen una pasantía por el timo, maestro que les enseña a cumplir las instrucciones que la naturaleza les asigna. Ahora bien, si el timo es tan valioso por qué disminuye gradualmente el tamaño a medida que crecemos, hasta desaparecer casi del todo en los adultos?
Ha sido largo el trayecto cubierto para descubrir los secretos de la sangre, Hace tres siglos, Leeuwenhoek era el primero en ver en una gota de sangre, acumulaciones de platillos escarlatas, con bordes gruesos y el centro hundido. Sin saberlo había descubierto los glóbulos rojos. Estas son las únicas células coloreadas del torrente circulatorio, pues las restantes son blancas. Los glóbulos blancos eran mil veces más grandes y sin embargo, fue hace cien años cuando la mirada humana pudo percibirlos. A comienzos de este siglo se sabía que constituían los escuadrones móviles de nuestro cuerpo, con la misión de aniquilar a los intrusos vivos y a las partículas inútiles.
Apártense que allí voy decían los primeros ferrocarrileros al llegar a cada estación desprovistos de todo freno.
Las vías eran trazadas en terrenos de un mismo nivel y sin pendientes. En la proximidad de las estaciones se reducían las dotaciones de carbón en las calderas hasta que el ferrocarril se paraba por completo por falta de energía impulsora, un poco más allá o más acá.
Un modelo de las primeras locomotoras que a comienzos de siglo usaban el aire compimido para detener su marcha que por cierto era irregular. Esto impedía la puntualidad cronométrica de los trenes modernos.

El constructor inglés de las primeras locomotoras de máquinas de vapor Jorge Stepheson, quién previó también la construcción de puentes para atravesar las hondonadas y para mantener el mismo nivel, pues un cambio inesperado era desastrosos.
Cuando la velocidad máxima, que era de treinta y cuatro kilómetros por hora se disminuía a diez o menos, sonaban unas bocinas en cada vagón, para que los pasajeros saltaran y contribuyeran a detener la marcha. En 1821, en los días de nuestra Batalla de Carabobo, los ingleses celebraban una victoria tecnológica: habían logrado para las unidades de sus veinticuatro vías ferroviarias los primeros frenos. Consistían en manivelas en cada compartimiento, a las que un operario daba vueltas para que unas zapatas presionaran las ruedas hasta pararlas totalmente. Ellos creían que el efecto se debía a la simple fricción. Hoy se sabe que así de desprendía un calor que dilataba tanto a la rueda como a las zapatas.
Este sistema era muy tardío y había que tener un obrero en cada vagón para que al sonar la sirena, todos ellos empezaran simultáneamente a girar las expresadas manivelas. Los norteamericanos estaban bajo el apremio de cubrir las grandes distancias de su territorio, por lo cual se apropiaron de la capacidad de los europeos en este campo. A mediados del siglo pasado fabricaban locomotoras tan buenas que sus inventores de Inglaterra comenzaron a importarlas por ser más rentable y más eficaces. Entre sus ventajas estaba la que duplicaba la presión del vapor por centímetro cuadrado, dando un mayor impulso al rodaje.
Era imposible aumentar la velocidad por el carácter tan primitivo de los frenos. Esto complicaba la instalación de los rieles pues había que dar muchos rodeos para evitar las bajadas. En los años de 1860 los ingenieros europeos maravillaban a sus contemporáneos, abriendo un túnel en los Alpes, con el bombeo de aire comprimido por tuberías de un kilómetro de longitud. Si con este aire se obtenía la presión para romper la dura roca de una montaña, también se podría emplear para detener la marcha de un tren, pues en ambos casos la resistencia era análoga más o menos. El que así razonó fue un joven norteamericano llamado Jorge Westinghouse.
El ingeniero personaje ensayó reiteradamente el aire comprimido en la detención en el mismo momento de la totalidad de las ruedas de un ferrocarril. La primera prueba la hizo con una locomotora que iba a sesenta y cuatro kilómetros por hora. Sus frenos funcionaron tan bien que el vehículo se paró ciento cincuenta metros más adelante después que se los accionaran. Pero cuesta mucho imponer una innovación tecnológica, sobre todo en un negocio que generaba tantos dividendos sin el menor compromiso de indemnizar a las víctimas de los accidentes que llegaron a arrojar un saldo de veinte mil muertos en un solo año. Pasaron casi dos décadas para que los nuevos frenos fueran aceptados.
Ello hizo posible un mejoramiento espectacular en la manufactura de las locomotoras, que desde 1885 tuvieron diez ruedas en lugar de las cuatro con que hasta entonces contaban. Este relato debe convencer al lector de la tracalería de las películas del oeste norteamericano, en que los bandidos hacen que el maquinista detenga de inmediato el ferrocarril, mientras ellos recorren los vagones para consumar su atraco. Será asunto de otra columna la continuación de la historia del freno. Esta culmina en los alerones de las naves aéreas que puestos contra el viento atenúan la velocidad y con los inversores, mediante los cuales al tocar la tierra , las élices giran en sentido contrario y el chorro de los modernos aviones se emite hacia delante y no hacia atrás. Este hecho causa el ensordecedor ruido de esos aparatos cuando llegan a cada terminal.
A sabiendas de que son indefensas las garrapatas forman una familia con hasta 12 mil hijos por pareja a fin de que unas pocas sobrevivan.
Se han conseguido ejemplares fosilizados de estos seres, es estratos geológicos de hace 400 millones a 350 millones de años. En estos períodos no había aparecido ni los zancudos ni las pulgas, por lo cual se considera que las garrapatas fueron las precursoras de Drácula en este mundo. Seguramente vivían a expensas de la sangre fría que le chupaban a sapos, ranas, salamandras y otros anfibios, únicos seres con aparato circulatorio , entonces. Sin alas para volar y sin las patas ágiles de las hormigas que inauguraran las primeras formas de la vida en sociedad, los ácaros alcanzaron tal éxito que dejaron representantes suyos en los 5 fragmentos que quedaran en Pangea, el continente único que hubo hasta hace 200 millones de años.

Las garrapatas comprendieron que su indefensión las hacía un plato fácil para los pájaros y también para los insectos que las utilizaban como incubadoras de sus huevos y como despensas vivientes de sus larvas, En algún momento los pobres debieron envidiar la movilidad de los demás arácnidos cuyos cefalotórax y abdómenes estaban bien diferenciados. A cambio de ello hacían gala de las ventajas de la metamorfosis característica de los insectos. En efecto, igual que los demás ácaros tienen una fase de huevo fecundado, otra de larva, otra de ninfa y la final de adulta. La larva debe localizar con sus seis patas un anfitrión, para abandonarlo mientras se hace ninfa de ocho patas, ésta debe busca a otro huésped que también la alimente del cual se desprenderá mientras se hace adulta, la cual a su vez tomará a la fuerza un huésped definitivo.
agosto 31, 2007
Deprimidos porque los habían desalojados de los árboles, nuestros abuelos conquistaron el actual modo de vivir

Sin saberlo, la adversidad sufrida cuando tuvieron que dejar la existencia semiaérea, los había conducido a una situación, en la que se destacaban ventajas como la marcha bípeda, la fabricación de herramientas iniciada con el empleo de palos y piedras para defenderse y el arte de la caza que comenzara con tan precarias armas. A estas alturas y quizá por la falta de frutas que recoger en las heladas invernales, aquellos antepasados se habían vuelto omnívoros, incorporando a su mesa la carne de los pequeños animales, los únicos que hace millones de años podía atrapar con sus instrumentos, cada vez más diversificados y más útiles.

El hombre prehistórico pudo hacer herramientas por su capacida para juntar el pulgar con la yema de sus dedos. Este trabajo a su vez determinó el crecimiento de su cerebro.
Por el Africa Meridional corretearon, aunque con dificultad, hombrecitos con la tallas y el peso de niños de ocho a diez años. Su cerebro era desde luego mucho menos pesado, pero les bastaba para el desarrollo de una inteligencia, ostensiblemente superior a la de las criaturas que lo rodeaban, incluyendo sus corpulentos depredadores. Es probable que nuestros remotos antecesores utilizaran sus colmillos contra sus enemigos, como lo hacen los gorilas, pues no los necesitaban para su dieta exclusivamente arbórea. Sin embargo, los australopitecus que sabían protegerse con sus tácticas de superdotados de la selva y la sabana, sí utilizaban los caninos para desgarrar las presas y arrancarlas.
Hay dudas acerca de la descendencia de estos homínidos, pero no faltan científicos que consideran el llamado homo erectus, cuyos restos se han localizado al norte de Africa, en Java, en Pekín, como una especie hija de aquella y por supuesto, más adelantada. Su bóveda craneal era mayor que la de los enanitos que le precedieran, y su cerebro poseía zonas con que recordamos, planificamos, nos comunicamos y observamos cuidadosamente. Estas características habrían de ser muy determinantes en la predisposición a vivir en sociedad que tuvieron aquellos hombres de hace quinientos mil años.
Ellos crearon una variada utilería con piedra tallada y garrotes. En los estratos geológicos de ese período se han conseguido grandes tajadores de carne, lanzas y hachas que les servían para matar animales robustos como ciervos, rinocerontes y elefantes. Esta caza al por mayor reclamaba el trabajo colectivo y la necesidad de usar la voz para emitir señales audibles de precaución, de alerta, de ordenar el ataque, las cuales estuvieron entre las primeras palabras del primer lenguaje humano. En este nivel el hombre prehistórico diseñaba estrategias, como la de arrear hacia un precipicio o hacia un pantano al mamut o al reno que quería cobrar.
En resumen, el bípedo primitivo no afrontó la primera depresión al principio anotada, sino otras como la orfandad de la intemperie, su condición inerme ante el poder de sus depredadores, la carestía de alimentos cuando comía sólo las frutas y así sucesivamente, Supo superarlas todas disputándole las cuevas a los cuadrúpedos que las habitaban, aprendiendo a comer carne junto con los modos de conseguirla y a cambiar de hábitat desplazándose por las enormes extensiones de Africa, Asia y Europa. En fin, el hombre prehistórico se sobrepuso a sus contrariedades, luchando con exitosa tenacidad a fin de sobrevivir. De ese modo obligó a sus genes a crear un cerebro cada vez mayor y más competente, que no es otro que el que tenemos hoy.
agosto 11, 2007
En el mundo irracional las criaturas hacen pactos para ayudarse unas veces o para tolerarse otras


Abundan los vínculos de permanente cooperación entre los más opuestos seres vivientes. Sabemos que en un sistema normal de sabana, cuando los herbívoros se comen el pasto, cumplen un rol similar al de los jardineros cuando podan las plantas. Hay relaciones más particulares y menos frecuentes, por lo cual resultan más interesantes. El cangrejo ermitaño protagoniza toda una aventura para buscarse una socia de por vida, con la que no podría casarse ni tener hijos porque pertenece a otro género, a otra especie, a otra familia y a otro orden. Este crustáceo tiene una coraza chucuta, que le deja afuera el equivalente a tiernos glúteos, una verdadera tentación para sus depredadores.
A sabiendas de esto el animal se mide en el fondo marino un sin fin de conchas de caracoles hasta que consigue la que le calza bien. Luego visita una concentración de anémonas, donde sellará un pacto con la que entienda mejor. Esta se instalará en la concha de caracol, de donde protegerá con sus ortigas venenosas a su amigo, a cambio de la movilización que éste le brinda y de compartir los productos de la pesca recíproca. En nuestro llano los vacunos comen confortablemente, cuando a ambos lados de sus belfos marchan garcitas que deboran en un santiamén los insectos agresivos que con sus picadas, ulcerarían los hocicos de las reses.
Los bachacos no comen las hojas que expolian de los árboles y a los cultivos. Siembran en ellas ciertos hongos, que al multiplicarse les servirán de rico nutrientes en sus colonias subterráneas. Son como se ve, agricultores que suelen destruir el trabajo de los colegas humanos. Los líquenes resultan de la alianza de un alga que aporta los carbohidratos energéticos del negocio, y un hongo que ofrece la humedad y los minerales de una savia inorgánica. Este acuerdo mutuo se reitera en muchos otros casos del reino vegetal. Los micorrizas le hacen el mismo servicio a raíces de árboles desprovistos de raicillas o pelillos, para atrapar por ósmosis las sustancias disueltas en el agua de suelo.
Aquí en Venezuela nos habríamos valido de entendimientos como éste en la lucha conservacionista. Se ha teorizado que el milagro de los doscientos millones de pinos caribes en el otrora desierto de Uverito contó con una simbiosis imprevista pero ideal: la de hongos específicos que entregan a las raíces de la conífera los minerales de la arena desintegrada, a cambio de la savia orgánica y materiales para su crecimiento. Son llamativas las bufagas, pájaros africanos, cuyos picos son tenazas apropiadas para sacarle al ganado las garrapatas y otros parásitos con que se alimentan. Pues bien además de higienistas expertos , estos pájaros son agradecidos, pues lanzan típicos chillidos de alarma, al rebaño cuando descubren a un tigre o a un león al asecho en los alrededores.