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diciembre 27, 2013

Aduaneros que nunca se equivocan en las visas de ingreso que suelen conceder son los pelillos que en los intestinos les dan paso solo a los nutrientes.

En este corte distinguimos las distintas capas del intestino delgado, y las vellosidades que absorben las suatancias alimenticias. Algunas de éstas por cierto, son fermentadas por microbios de la flora intestinal, para que se vuelvan asimilables. 

Es errónea la idea de que los alimentos se incorporan a nuestro organismo apenas los tragamos. Continúan literalmente afuera mientras no reciban el visto bueno de de las barreras arancelarias, que solo existen en las paredes del intestino delgado de seis metros de longitud. La boca, el esófago y el estómago  son estaciones de paso, pero en éste último, la comida debe aguardar el tiempo necesario para que la amasen y para que las proteínas sean descompuestas en aminoácidos. De lo primero se encargarán los movimientos peristálticos del estómago y, de lo segundo, las pepsinas activadas por el ácido  clorhídrico el cual tiene además la misión de matar a las bacterias malignas y las que podrían provocar perjudiciales fermentaciones. 


En esta región con forma de pera invertida no se asimila nada, salvo la miel y el alcohol, porque las sustancias nutritivas son indiferenciales de las superfluas, debido a que unas y otras forman parte de partículas relativamente grandes. En un momento dado la puerta queda acceso al instestino delgado se abre y luego de admitir una dosificada porción el quimo se cierra. Una y otra vez hará lo mismo hasta que se agoten las existencias de tránsito en esa cavidad. Estaacción es gradual a fin de impedir las indigestiones, las cuales ocurren cuando el intestino delgado recibe más alimentos de los que puede procesar. Tales desórdenes ocurren en personas en quienes una rabia o un susto, han descontrolado el funcionsamiento de la referida puerta o píloro.   

La primera parte del intestino delgado es el duodeno donde un compuesto tan alcalino como el bicarbonato de sodio, neutraliza el ácido clorhídrico. Así, se esta zona se convierte en un campo de batalla  sin ganadores ni perdedores. Una buena parte de las setecientas enzimas de nuestro cuerpo , desboronan en corpúsculos microscópicos las partículas mencionadas, al tiempo que las grasas son transformadas  por la bilis en goticas infinitesimsales que dan lugar a algo así como una crema incolora. En la segunda parte, el yeyuno y en la tercera, el íleon, hay millones de aduana infalibles en la identificación de los nutrientes para darles luz verde y de los excedentes para remitirlos al intestino grueso. 

Estos aduaneros est'an representados por aglomeraciones de estructuras con el aspecto de pelillos  que salen de las células epiteliales o superficiales en la pared del expresado conducto. Ellos actúan como una esponja secaante una masa húmeda. Esta es una verdad a medias, ya que tiene la potestad de sweleccionar las moléculas de carbohidratos, los aminoácidos, las grasas y los minerales que demande el cuerpo. A sabiendas de que necesitamos de urgencia las vitaminas, ya que nuestro no sabe producirlas, las reconocen de modo especial, porque son las únicas sustancias que llegan inalterables a esa región. Este mecanismo opera con los principios  de la démosis. Cuando ello sucede los alimentos son por fin parte de nuestro cuerpo pero todavía no tienen vida. 

Es inexplicable para los físicos la fase en que las grasas caen en la sangre y las demás sustancias se trasladan hasta el hígado. Es inexplicable porque esos componentes foráneos tienen una concentración menor que la de la sangre o la del tejido hepático. El fenómeno es tan paradójico como el de un cuerpo de agua que chupara la de una espenja húmeda. Deºallí que este fenómeno haya sido bautizado la démosis al revés. Estamos al tanto de que laqs grasas ceden su energía  y si no es necesaria se integranen el tejido adiposo o sea en la manteca que se forma debajo de la piel, tan evidente como el resto del organismo de que forma parte.
 
La glucosa derivada de las harinas y los azúcares ee comprimida por el hígado y transformada en glucógeno a fin de que ocupe poco espacio. El destino de los aminoácidos será el departamento en el caldo de las células, llamados ribosomas. En éstos se les reemsamblarán en proteínas que serán como la reencarnación de las ingeridas en un huevo o en un bistec. los aminoácidos se alternarán, sin embargo, en la forma en que los demande el tejido que habrá de constituir o reconstituir. Este fenómeno puede ser lento en la formación de glóbulos rojos cuya vida es de tres meses, en la formación de la epidermis que muere al mes de nacida o en la formación del tejido epitelial de los intestinos, el cual es reemplazado cada cuarenta y tres horas. Este hecho da  lugar a  la increíble verdad  de que una persona sana y alimentada se come diariamente algo de sus propias extrañas: !Cincuenta y cinco gramos de células epiteliales de sus intestinos.!
 




 

diciembre 18, 2013

Tan grandes como nuestros cóndores las avutardas en Europa encuentran en la mano del hombre la tabla de salvación.




Las avutardas son privilegiadas porque entre ellas son los machos los que se adornan para seducir a sus prometidas con las que guardarán una recíproca fifelidad.
Hace mas o menos cuarenta y cinco millones de años, la naturaleza empezaba a confeccionar los modelos más avanzados de sus criaturas. Ya existían las plantas con flores que apoyadas en esta ventaja, se expandían con una velocidad imposible, para sus antecesores, entre los pinos y los helechos. Las fanerógamas  introducirían las frutas, semillas revestidas de una fragante y carnosa pulpa. Esta innovación aceleraría la evolución de los mamíferos recién llegados entonces y de las aves que llevaban noventa millones de años de residencia en el planeta. En aquellos días surgieron las antecesoras de las avutardas.

Juntos con sus parientes directos, las grullas y las famosas cigueñas, formaron nutridas poblaciones ingiriendo la inagotable alimentación que les ofrecíían los bosques de los árboles frondosos y exhuberantes. En este período, eñ Eoceno Medio, aparecieron especímenes insólitos, entre las cuales se destacan los moas de Nueva Zelandia. Eran tan herbívoros como los predecedores del elefante y alcanzaban la impresionante altura de tres metros y medio. Los restos de sus huesos y plumas revelan que su extinción ocurrió hace unos tres siglos, causada por su limitada reproducción y porque , no obstante su corpulencia, carecían de armas defensivas frente a sus depredadores, entre los cuakles estuvo, el hombre.

Las avutardas alcanzaron tamaños descomunales,  pero los redujeron inteligenemente para adaptarse a la características de la vegetación cuyos exponentes disminiuyeran por la crisis climáticas y el ritmo con que prodigaban sus bienes. Otras especies hicieron lo mismo, pero lo que perdían en tamaño lo ganaban en competenciaa para sobrevivir. De allí entonces que surgieran géneros que han llegado hasta nuestros días. En las décadas de este siglo las avutardas han sufrido un descenso contínuo de sus poblaciones en todos los continentes, salvo en América donde jamás existieran y donde no hay ninguna especie que tenga con ellos el más lejano vínculo de consanguinidad.

Sus plumajes son ocres y grisáceos y sus picos cortos y fuertes. Las avustardas son buenas voladoras pero se les llama pájaros caminantes por su aficción a la carrera de velocidad. Es tna intensa que en las épocas mediovales, en vez de escapar a las alturas ante la persecusión de gentes a caballo, preferían correr hasta que eran enlazadas. Desconocedoras por completo de las técnica de la Ingeniería Civil, nunca constituyen nidos y los improvisan en las depresiones casuales que encuentren en el suelo. Allí ponen cuatro huevos manchados de color verdoso de los que, si hay suerte, saldrán un mes más tarde sendas crías que a las cinco semanas saben usar sus alas.

La tradicional y deportiva lucha de los machos que se disputan los favores de una coqueta, responde a las leyes de la selección natural y a la finalidad de que se imponga el mejor dotado para la reproducción de la especie.

 Su último habitat ha sido el de la Europa Central donde están al borde de la extinción. En la República Democrática Alemana han dispuesto medidas perentorias para multiplicar a las doscientos avustardas imperiales que les quedan. A control remoto y con sistemas electrónicos detectan sus nidos para ponerlos a salvo de merodeadores enemistosos. Está en vigor un decreto que sería considerado violatorio de la propiedadprivada en los parajes del subdesarrollo. Cada agricultor destinará el uno por cient0 de sus tierras a plantaciones arbóreas, que den fruto apetecibles para esa aves y propicien poblaciones de insectos y de gusanos que gusten a su paladar. Una asociación de veintidos mil activistas de la conservación de ña naturaleza, vigila el cumplimieno de este decreto, en atención al principio de que es deber de la sociedad velar por el mantenimiento y el progreso genético de la fauna y la flora.

diciembre 15, 2013

Los reptiles Voladores no tienen que ver con las aves: Hace treinta y cinco millones de años se extinguieron para siempre.

Los Pterosaurios ahuecaron inclusive sus huesos para aligerar su peso en el aire, pero fracacaron cuando aparecieron las aves pescadoras, más ágiles, más competentes y mejores dotadas.

Los primeros animales que intentaron la navegación aérea fueron los peces voladores, que todavía se impulsan dentro del agua para saltos hasta de seis metros fuera de ellos. El honor de la locomoción en la atmósfera lo conquistaron los insectos a pesar de que sus alas tienen un movimiento primitivo análogo al de un helicóptero. Hubo un momento en que sin enemigos que los controlaran, se multiplicaron exageradamente. Constituyeron peligrosas plagas que amenazaban la propsperidad de los helechos gigantes y sus cálidos bosques  llenos de humedad y de hermosura. En eso se aparecieron los antecesores de los reptiles que se liberaban del agua, atraídos por las excelentes  proteínas de las libélulas, las cucarachas  y sus afines. 

Los recién llegados también proliferaron alimentados con diminutas presas que cazaban en grandes cantidades. Algunas de estas especies variaron su dieta, haciéndose vegetarianos y carnívoros insaciables. Hubo grupo insuficientemente equipados para compartir por la comida. Entre éstos se hallaban los pterosaurios, que no eran rivales ni para lo gigantescos  brontosaurios ni para el enorme y sanguinario tyranosaurio que tenía fauces armadas con centenares de puñales del más blanco marfil. Los pterosaurios dominaron entonces el aire a través del cual explotararían la despendas del mar.

Los reptiles asumieron el comando del planeta hace unos doscientos cincuenta millones de años. Se desconoce con exactitud el período en que aparecieron los que volvieron al océano con el aspecto de ballena y los que desarrollaron alas membranosas de hasta 7 metros de envergadura. Sus cuerpos eran livianos para aprovechar las corrientes en el planeo. Cuando sorprendían a un pez en la superficie de las aguas, descendían en vuelo rasante, lo atrapaban entre sus mandíbulas  con dientes y se volvían a elevar. Se ignora si eran capaces de aletear al escalar las alturas, pues ello pertenece en el terreno de la hipótesis. Los fósiles rescatados  revelan que poseían  un largo dedo, con el cual sostenían el tejido tegumentoso, ensamblado en forma parecida al de las alas de los murciélagos.

Sin duda de que sus patas les permitieran una marcha normal, aunque es evidente que los restantes dedos de sus brazos los usaban para subir a los acantilados, desde donde se lanzaban de un modo más acertado que el de los seres humanos que practican hoy el deporte de los ícaros. A pesar de su rudimentario dominio de la areonáutica, permanecierion en este mundo por varios millones de años hasta que se acabaron para siempre sin dejar seguidores. Al igual que sus hermanas de  tierra  y agua sufrían la contrariedad de ser animales de sangre fría, que así se continua llamando a los que no tienen la propiedad con que las aves y los mamíferos se mantienen calientes aunque sea baja la temperatura exterior.

Sería imposible que Raquel Welch fuera amenazada por un pterosaurio cuando se bañaba como se ve en ciertas  películas, por la sencilla razón  de que  hace treinta y cinco millones de años, cuando se extinguieron esos animales, no existían ni siquiera los monos, mucho menos las mujeres. Hay que recalcar que el bisabuelo de las aves  fue un reptil muy distinto de los que llegaron a volar. Se supone que fue un tecodonto, de poco tamaño, que andaba sobre sus patas traseras equilibradas con la cola. Por alguna mutación dio lugar al Archacpteryx, que existió hace ciento cincuenta millones de años. Tenía cabeza de cocodrilo, huesos macizos, carecía de quilla y sólo sabía planear. Con todo y eso era un ave porque tenía plumas y sangre caliente.


Los reptiles voladores y los dinosaurios fueron ensayos que la naturaleza archivó  por sus malos resultados. Pero otras líneas lograron perennizarse en el planeta. Fueron aquellas de las que se derivaron los caimanes, las babas, las tortugas, los morrocoyes, los lagartos, las iguanas, las serpientes y las tuateras. Los mamíferos reemplazaron a los reptiles, pero éstos tuvieron los tres caracteres propios de la evolución: extinción, sobrevivencia y radiación. No recordemos que el huevo con cáscara protectora del agua y del futuro embrión de una criatura, no lo inventaron las aves, los heredaron de los reptiles que con esa innovación suprimieron la dependencia del agua que siguen sufriendo los sapos y otros anfibios. 

La Ciencia Amena



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