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septiembre 23, 2007

A sabiendas de que son indefensas las garrapatas forman una familia con hasta 12 mil hijos por pareja a fin de que unas pocas sobrevivan.

Pudiéramos decir que las garrapatas se aprovechan del calor de sus víctimas, para preservar el suyo ya que no poseen esos abrigos rígidos, que son las caparazones o exoesqueleto de las arañas y los insectos. Esta apreciación es aceptable en los climas tropicales, pero no en las vecindades del Círculo Polar Artico. En efecto, en Groenlandia hay garrapatas a 5 grados bajo cero que aguardan sin el menor signo de congelación en las ramas de un pino o de algún arbusto, el paso de un caribú para adherirse a su piel y asegurarse una despensa perpetua. Hay un poder vital en estos animalejos, que desafía las leyes conocidas de la biología. Un naturalista comentó que los esquimales podrían vivir desnudos sin comer durante meses, si poseyeran los mecanismos fisiológicos de tales extoparásitos.


Se han conseguido ejemplares fosilizados de estos seres, es estratos geológicos de hace 400 millones a 350 millones de años. En estos períodos no había aparecido ni los zancudos ni las pulgas, por lo cual se considera que las garrapatas fueron las precursoras de Drácula en este mundo. Seguramente vivían a expensas de la sangre fría que le chupaban a sapos, ranas, salamandras y otros anfibios, únicos seres con aparato circulatorio , entonces. Sin alas para volar y sin las patas ágiles de las hormigas que inauguraran las primeras formas de la vida en sociedad, los ácaros alcanzaron tal éxito que dejaron representantes suyos en los 5 fragmentos que quedaran en Pangea, el continente único que hubo hasta hace 200 millones de años.



Las garrapatas comprendieron que su indefensión las hacía un plato fácil para los pájaros y también para los insectos que las utilizaban como incubadoras de sus huevos y como despensas vivientes de sus larvas, En algún momento los pobres debieron envidiar la movilidad de los demás arácnidos cuyos cefalotórax y abdómenes estaban bien diferenciados. A cambio de ello hacían gala de las ventajas de la metamorfosis característica de los insectos. En efecto, igual que los demás ácaros tienen una fase de huevo fecundado, otra de larva, otra de ninfa y la final de adulta. La larva debe localizar con sus seis patas un anfitrión, para abandonarlo mientras se hace ninfa de ocho patas, ésta debe busca a otro huésped que también la alimente del cual se desprenderá mientras se hace adulta, la cual a su vez tomará a la fuerza un huésped definitivo.

En todas esta fases la criatura acecha desde un arbusto o una herbácea al mamífero del que tomará la sangre que la nutra. Esta es chupada por una faringe que segrega un líquido anticoagulante. Contra la creencia general, la garrapata no clava sus ocho patas en la piel de su pensionista. Se adhiere fuertemente a la misma con dos apéndices o queliceros, dotados de dientecillos que actúan como sierras, para abrir un agujero en el que se fijan con algo así como un ancla. Al lado de los queliceros hay dos paleticas o palpos con los cuales la garrapata, que es casi ciega, detecta al novillo que pasa y sobre el cual hará su agosto. Los ganaderos de los climas templados emplean a partir del otoño y cuando los pájaros se adormecen o emigran, avispillas que inyectan sus huevos en las garrapatas con el propósito que ya enunciamos. Entre las enfermedades que transmiten a los vacunos está la hemogloburia, la cual consiste en la destrucción de los glóbulos rojos y en la eliminación de la hemoglobina a través de los riñones.

Hay garrapatas que se inflan de sangre alcanzando un tamaño diez veces mayor que el normal. En el Africa hay una especie que además de parasitar a caballos, perros y herbívoros, constituye una mortificación para tigres y leones, alérgicos al anticoagulantes de ellas. Desesperados por una picazón se ubican en parajes frecuentados por bandadas de pájaros en los que ven una bendición, ya que se posan sobre sus cuerpos para comerse las garrapatas. En Norteamérica estas parásitas son vertoras del agente de la llamada fiebre purpurada de las Montañas Rocosas, mortal a veces en animales y en seres humanos. La razón de la perpetuidad de los ácaros está en la infinidad de huevos que ponen y en su potente fertilidad. Hasta las larvas pueden soportar largos ayunos.

En las garrapatas los sexos están bien diferenciados y la cópula que realizan frente a frente es relativamente prolongada, tal vez para que el macho libere todos sus espermatozoides por lo cual se quedará estéril. En estas parejas el intercambio sexual sella para siempre sus suertes. La hembra no sólo, al igual que su cónyuge hace el amor por primera y última vez, sino que también pierde la vida al poner doce mil huevos, porque en la función de madurarlos y en la de expulsarlos agota sus reservas calóricas. Es admirable que estos diminutos seres posean facultad de hacer de las proteínas de la sangre, un combustible como el de cualquier azúcar.

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