La fotosíntesis es la autora de toda la biomasa existente en la Tierra, ya sea la que forma a las plantas, los microorganismos, los animales y los hombres, o la que se halla en los yacimientos de petróleo, de carbon o de gas. Cuando se descubra las intimidades de este maravilloso fenómeno, quizás la ciencia pueda manejarlos para aumentar los rendimientos alimentarios, actualmente insuficientes para la población humana. Hacia esta hipotética meta están dirigidos los trabajos de dos eminentes investigadores:Christopher y Shauna Somerville, dirigentes del programa de genética de las plantas, auspiciado en la Universidad de Michigan por el Ministerio de ese Estado.
Después que el Nobel Melvin Calvin le siguiera la ruta con carbono radiactivo al gas carbónico absorbido por un alga hasta que se incorporaba a la materia viviente, se han hecho nuevos hallazgos en este intrincadísimo campo del conocimiento. Se ha establecido que hay tres modos de hacer la fotosíntesis. Uno es el de las leguminosas como las caraotas, que forman moléculas de tres átomos de carbono. Estas son plantas de C3. Otro es es el de las gramíneas como el maíz, la caña de azúcar y el arroz que forma moléculas de cuatro átomos de carbono. estas son plantas de C4. El último es el de ciertos árboles que para defenderse de la sequía y ahorras agua, abren solo por las noches los poros para tragar el gas carbónico.
Con la energía luminosa se disocia el agua, cuyos átomo de hidrógeno se unirán con las del gas carbónico , durante un complejísmo proceso para fomar los carbohidratos d el celulosa y de lo salimentos.
De inmediato se ha establecido que las plantas C4 son las que producen más velozmente biomasa de sus raices, sus tallos, sus ramas, sus hojas y sus frutos. Las plantas C3 son más lentas en éste quehacer bioquímico, por lo cual es menor su productividad. En el reino vegetal el promedio de aprovechamiento de la luz solar es apenas de un uno por cieno (1%), pero se ha demostrado , experimentalmente que ese aprovechamiento puede ascender al doce por ciento (12%) cuando la intensidad de la luz es sólo de un tres por cientos (3%( de las que hay en los mediodías de un verano tropiical. Se ha sabido también que el maíz y la caña de azúcar atrapan normalmente el doble de la luz que la mayoría de las plantas.
Además se ha comprobado que la efectividad de la fotosíntesis se vincula con la existencia del gas carbonico que suelen ser de tres partes por diez mil en el aire, con la temperatura y con el grado de humedad. Esto indica que la responsabilidad de esta misión no es exclusiva de los cloroplastos, o corpúsculos de las células, portadpres de clorofila, tan caracterizadas por su avidez para captar radiaciones energéticas, entre el rojo y el azul del espectro luminoso. Podría decirse que los cloroplastos son virtuales consumidores de todos los colores del arcoiris, con excepción del violeta.
Los expresados científicos dicen que ocurren cien fases físicas y químicas entre la captación de luz, la absorción del gas carbónico y la culminación del proceso, con la formación del azúcar. Estas reacciones ocurren de manera relampagueante y aunque se pueden apreciar algunas en el microscopio electrónico, son demasiados evasivas para que el hombre pueda controlarlas. Sin embargo se ha vislumbrado una remota perspectiva de que con transplantes genéticos se pueda inducir en una plant, una mayor velocidad en la producción de biomasa. Si ello se lograra sería factible la ilusión de que el mundo pudiera duplicar y tal vez triplicar el monto de us actuales cosechas.
Esta esperanza se apoyaría en el hecho de que ha sido identificada una enzima responsable de un doble efecto. Es como si estuviera con Dios y con el diablo, porque le da al maíz y a la caña de azúcar la posibiloidad de emplear todo el gas carbónico que absorben, lo cual es la causa y aún el que generan durante la respiraqción interior de sus células. Pero determina que las caraotas expulsen desperdiciándolos parte del gas carbónico que absorbieran, lo cual es causa de su menor producción de biomasa. Si la enzima fuera despojada de esta negativa propiedad y se injertara las semillas, el resultado sería mejor que si hubiéramos encastrado el modo de trasmutar en oro los átomos de las rocas y de los metales.
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