La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
Un día tal como hoy, 22 de Octubre de 1982
Un día tal como hoy, 22 de Octubre de 1982
La Unesco nos representa así, la conversión de la caña de azúcar en combustible para reforzar la gasolina (Rep. T. Grillo)
El alcohol del guarapo fuerte de piña con papelón, se debe, a un proceso que deslumbró al mismo Luis Pasteur, cuando pudo explicárselo como la obra de miles de millones de microbios inocuos y expertos en el arte de la fermentación. Durante la misma, ellos descomponen las moléculas de azúcar y de celulosa, para extraer la energía que invierten en su existencia y en su reproducción. Con ese fin disgregan los átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno de la glucosa, los cuales al recombinarse forman agua y gas carbónico que es el que origina la espumilla que se observa en toda fermentación. Ahora bien, ésta es usada por los hombres desde hace más de seis mil años, cuando inventaron la cerveza.
Otros usos inconscientes de los gérmenes igualmente provechosos, fueron los de permitirles que descompusiera las envolturas del café y del cacao. Trucutú y toda su parentela emplearon los microorganismos, cuando los dejaban que redujeran los pelos y restos de carne de los cueros que al mismo tiempo ablandaban, haciéndolos aptos para la confección de los primeros trajes. Las tenerías modernas perfeccionaron el método y seleccionaron para curtir las más preciadas pieles, bacterias presentes en las heces de perros y gallinas. Es por eso que tales factorías despiden el olor, nada bendito, con el que saturan el aire propio y el de los alrededores.
El alcohol del guarapo fuerte de piña con papelón, se debe, a un proceso que deslumbró al mismo Luis Pasteur, cuando pudo explicárselo como la obra de miles de millones de microbios inocuos y expertos en el arte de la fermentación. Durante la misma, ellos descomponen las moléculas de azúcar y de celulosa, para extraer la energía que invierten en su existencia y en su reproducción. Con ese fin disgregan los átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno de la glucosa, los cuales al recombinarse forman agua y gas carbónico que es el que origina la espumilla que se observa en toda fermentación. Ahora bien, ésta es usada por los hombres desde hace más de seis mil años, cuando inventaron la cerveza.
Otros usos inconscientes de los gérmenes igualmente provechosos, fueron los de permitirles que descompusiera las envolturas del café y del cacao. Trucutú y toda su parentela emplearon los microorganismos, cuando los dejaban que redujeran los pelos y restos de carne de los cueros que al mismo tiempo ablandaban, haciéndolos aptos para la confección de los primeros trajes. Las tenerías modernas perfeccionaron el método y seleccionaron para curtir las más preciadas pieles, bacterias presentes en las heces de perros y gallinas. Es por eso que tales factorías despiden el olor, nada bendito, con el que saturan el aire propio y el de los alrededores.
En la portada de ¨Tribuna Médica¨, último número, vemos esta fotografía de la Pseudomona aeruginosa, archi-enemiga de la salud. Los microbios malvados son una minoría, pues por cada uno de ellos, hay mil buenos.(Rep.T. Grillo)
Correspondió a Pasteur descubrir que las reacciones químicas para transformar la uva en vino, y la cebada en cerveza, no ocurrían espontáneamente, sino que eran provocadas por gérmenes amigos. Después se sabría que el queso, la mantequilla y el yogurt eran alimentos preparados por miríadas de invisibles mini-químicos. Sabemos que también los pepinos y repollos agrios además de otros encurtidos, son consecuencia del mismo fenómeno. Este es un caso ejemplar en que la naturaleza nos muestras a unas criaturas, que al trabajar para sí mismas, lo hacen igualmente para otras, incluyendo la más malagradecida de todas: el hombre.
Podría decirse de estos inocentes microbios que ellos viven y dejan vivir: ¡Qué buenos maestros serían si nos tuvieran por discípulos!
A ello se le añade ahora la otra consideración de que al obtener su propia energía, pueden fomentar la que está necesitando el ser humano. En efecto, el alcohol que forma parte en un 5% del combustible de los vehículos motores en Brasil, se deriva de la fermentación causada en la caña de azúcar por infinidad de laboriosos microbios. La revista “Perspectivas”, de la UNESCO nos informa ahora sobre el ensayo que se realiza en una granja de Alemania Federal. En la misma hay mil vacas cuyo estiércol es depositado en un tanque cerrado de mli metros cúbicos, donde las bacterias que fermentan esa masa, generan gas metano con un poder equivalente al de dos mil litros de gasoil. Los excedentes se usan luego como abono en las plantaciones de la misma finca.
Hace años que por ese procedimiento los microbios dan la fuerza para producir electricidad del alumbrado de aldeas aisladas, en la India y la China Popular. En Nueva Guinea, añade la UNESCO, la fermentación microbiana de la yuca, tan desdeñada por nuestra falsa opulencia, está entregando en una planta experimental, dos millones de litros de etanol por año. El éxito ha sido tan estimulante para esa nación, que proyecta generalizar esta técnica, en el aprovechamiento de la palma sagú, muy conocida aquí como planta ornamental. Los ingleses están sacando 800 toneladas anuales de un alimento sintético para animales, provistas de 72% de proteínas de primera.
¿Cuál es la fuente de ese nutriente sintético cuya producción será elevada a 50 mil toneladas por los súbditos de su Majestad británica? Un microbio, es la contestación. Se trata del Methylophilus Methylotrophus cuyos enormes cultivos en estanques de agua con los restos de vegetales, son desecados y reducidos a un polvillo cuya ingestión acelera el engorde del ganado y de los pollos. No debe extrañarnos que la celulosa sea una prodigiosa fuente de energía. Recordemos que ella, unida al ácido nítrico y al ácido sulfúrico, es capaz de determinar las explosiones violentas que observamos en la dinamita. Las mismas se deben a la repentina liberación de los inmensos caudales de energía ocultos en la fibra leñosa de cualquier árbol..
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