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septiembre 30, 2004

Parece que el hombre atómico para abastecerse de energía tendrá que tomar al combustible del hombre Neanderthal.

La Ciencia Amena. Aristides Bastidas.
Un día tal como hoy, 30 e Septiembre de 1982


Luce increíble, pero todas las formas de energía, inclusive la hidráulica, proceden del Sol. ( Rep. García)



Una vez que el hombre descubrió el fuego y lo puso a su servicio para calentarse cuando hace frío, o para el asado de la cena, ya no quiso separarse más de él. Utilizó la leña para conservarlo, a sabiendas que ella lo albergaba.

Se había dado cuenta de que así era, durante los incendios forestales que había causado por los rayos de las tormentas. Luego, lo usó en los metales y en todos los quehaceres de la vida civilizada o primitiva. Que requiriesen energía. Hasta el siglo XV, el hombre no tuvo otro combustible que el carbón vegetal heredado por el antiguo habitante de las cavernas. Éste no podía saber que el carbono estaba también los frutos y en la carne que comía, sirviendo de vehículo a la energía de sus músculos y sus mentes.


El reino de las plantas. Madre de todos los alimentos, fue también durantes unos 2500 siglos, la fuente del único combustible. El petróleo, el gas natural y el carbón de piedra, dormían apaciblemente en el subsuelo, una siesta de millones de años. Durantes ese período, los microorganismo del petróleo y del gas y los grandes bosques de helechos, en el caso del carbón, escaparon de la atomización que sufren los cuerpos orgánicos en los estratos geológico en contacto con la atmósfera que los iban cubriendo, impedían que el oxigeno los quemara, despojándose mas bien del que llevaba naturalmente, al igual que de gran parte del hidrógeno que también los integraba. Al mismo tiempo, la química espontánea elaboraba compuestos más sencillos a partir de los había en aquellos organismos, que aunque muerto conservaban energía química que acumulaban durante sus vida. El carbono se fue quedando sólo y el peso original de aquella masa se alivianó a expensas de los referidos gases, incluyendo el nitrógeno presente en las proteínas de procedencia animal. El hombre aprendió a fabricare carbón sometiendo al leña a temperaturas de 400 º. Así pues, as cocinas de los cultos helenos o de los elegantes patricios romanos, tenían una candela que no se diferenciaba mucho de los fogones de los trucutú ni de los que todavía hay en nuestro medio rural. Con carbón vegetal se hizo la forja de todas las espadas de emperadores y guerreros hasta hace cuatro siglos.

A comienzo del siglo XV, los ingleses sufrían las consecuencias de maltratar a l a naturaleza. La avidez por la leña había acabado con bosques enteros, que no podía repoblarse de inmediato, porque las aguas primaverales habían arrastrado la capa fecundante de los suelos, dejándoles desnudo e impermeable. Inglaterra tuvo que valerse de su flota naval mercante, para importar leña del continente. Se producto cuya escasez que se agudizara en 1540 había cuadruplicado precios en 1580. La firmeza de la impecable Isabel I, que no pestañaba para cortar cabezas, no bastó para detener afines de su reinado, la tala clandestina de árboles y de aún de arbustos jóvenes en su dominio.
 

Un fabricante doméstico de carbón vegetal, que fue la principal fuente de las cocinas en Caracas hasta los años cuarenta. (Rep. García)


El carbón de piedra ya se conocía, pero no se empleaba al por mayor, debido a que costaba muy caro extraerlos de sus minas. Desde el siglo XI había sido usado por herreros que los obtenían de depósitos superficiales, cercanos a sus pobladores. La referida crisis energética, que habría sido la primera en su nación hizo rentable la utilización de ese combustible fósil. Muy pronto, los metalúrgicos sen dieron cuenta de que además del mayor de sus llamas, era mas eficiente en la combinaciones con el hierro para hacer el acero. Su generalización en los hogares durante el invierno, trajo el inconveniente de las nubes del polvillo negro que invadían todas las ciudades, a partir de las chimeneas.

En el sur de Gales y en New Castle fueron perforados túneles para sacar carbón de piedra cuya producción, en 1680, a pesar e que faltaba un siglo para el inicio de la revolución industrial, llegaba al millón de toneladas contrastablemente, a comienzo del siglo XIX, los vagones que transportaban el carbón, eran arrastrados por animales de tiro. La aparición del petróleo desplazó un tanto al carbón, el cual hoy, frente al alza de los preciso, tienden a recuperar su antiguo puesto de honor. Ya se prevé también el retorno a la leña, que es como decir a los días del hombre Neardenthal como un medio de afrontar la inevitable desaparición de los actuales combustibles. Cuesta trabajo cree que su energía, la de la leña y la de los alimentos sea emanada de loas explosiones termonucleares del sol, ese inolvidable padre de todo lo viviente.








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