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diciembre 02, 2004

Abundan bacterias con las que el género humano tiene una deuda de gratitud a pesar de las pocas que nos agreden.

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
Un día tal como hoy, 2 de Diciembre de 1991


No sería un disparate asegurar que hay vegetales capaces de movilizarse en la búsqueda de medios para subsistir y multiplicarse. Claro está que ni un árbol, ni un arbusto ni una bacteria oueden desplazarse. Pero hay seres microscópicos del reino vegetal con órganos de locomoción que usan constantemente cuando están despiertos. He aludido a dos tipos de bacterias, los espirilos y los bacilos. No saben dar un solo paso pero doiminan el arte de la natación, garcias a los flagelos que emplean como los buceadores sus chapaletas. Esos flagelos pueden ubicarse en un lado, en lados opuestos o alrededor de la microscópica criatura. Las plantas carecen de sistema nervioso y por eso, ni siquiera se hipotetiza sobre el aparatico que sincroniza tan a la perfección la acción de esos impulsores.

En realidad, ese mundo inaccesible a simple vista, se comporta como si tuviera dones sobrenaturales. Nos luce así porque lo apreciamos a través de las experiencias en el mundo nuestro, Imagínanse ustedes a multitudes de personas desnudas flotando en el aire, sin una gota de agua en sus cuerpos, en total inercia y sin señales de respiración. Imaginemos que un viento fuerte las arrastra hacia un mar hecho de un sabroso consomé ante el que se despiertan para alimentarse a toda prisa, cobrar lantotalidad de los ejercicios vitales e iniciar una desenfrenada reproducción. Pues bien, esta conducta fisiológica es habitualen las bacterias, algunas de las cuales conservan por años su vida latente, hasta que encuentran a quén infectar, no por instinto de maldad, Es su único modo de perpetuar sus especies.

Antes de seguir adelante subrayaré una vez más que la inmensa mayoría de los microbios nos dispensan una amistad de mutuo provecho. La digestión sería virtualmente imposible sin el auxilio de bacterias y hongos microscópicos que en los intestinos, se comen la celulosa de los alimentos y la procesan. Entre esos invibles colaboradores, están los cocos, no obstante su mala reputación, por desencadenar cuadros como el de la gonorrea, la neumonía, la erisipela, los forúnculos y otros. Los autores de estas agresiones son unos cuantos malvados que no debemos confundir con la mayoría de los cocos, inofensivos unos, colaboradores otros. ellos constituyenel tercer tipo de bacterias y se distinguen por su incapacidad para moverse.

Está de más decir que ninguna bacteria puede hacerlo en el aire o en el objeto en el que casualmente se hayan posado. Eso lo hacen las que pueden en el plasma de la sangre, en la orina o en las heces. En éstas la humedad no es tan manifiesta pero es suficiente para que espirilos y bacilos se desplacen en ella como en piscina constituidas por goticas microscópicas. Ahora bien, ¿cómo haven los cocos atacantes para alcanzar sus objetivos? Se dejan arrastrar por el torrente circulatorio hasta que, inexplicablemente, comom las demás bacterias, identifican el tejido de su preferencia. El organismo aprende a reconocerlos y adiestras ejércitos de anticuerpos y de glóbulos blancos denominados inmerecidamentes, asesinos. En realidad, su misión es noble pues es la de matar invasores peligrosos. Infortunadamente, casi siempre pierden la pelea.

Los cocos se organizan en comunidades y deben de tener un buen conocimiento de la geometría, por razones que veremos de inmediato. Los diplococos, entre los cuales hay un enemigo de los órganos sexuales, andan en parejas. Los streptococos se alinean en collares como las perlas. Los estafilococos constituyen conos que se aprecian con mil aumentos, como compactos racimos de uvas. Los tetracocos se disponen en ángulo recto como la letra L. Los sarcinas, en conjunto de ochos o múltiplos de ocho, se alinean e forma de cubos o de dados. En la naturaleza nada ocurre por casualidad pues todo obedece a un plan siempre infalible. De allí que esas formas de los cocos deban responder a un plan infalibre. De allí que esas formas de los cocos deban responder a las necesidades de sus específicos modos de sobrevivir y de multiplicarse.

Entre los millones de microbios antisépticos que hay en la saliva, se cuentan estreptococos que nos hacen dos servicios. Uno, es el de matar a intrusos que detecte; y el otro, es el de alimentarse con despojos de las células muertas en la mucosa bucal. Debemos tributarles nuestra gratitud porque porque nos cedieron el secreto de producir antibiótico, la estrectomicina. Los estafilococos dañinos poseen una enzima, la penicilinasa, con la cual se burlam de la penicilina en sus propias narices, Esta inmunidad debe ser más antigua que el género humano. Se ha confirmado que las cepas de estafilococos que no las teníua, fueron destruidas por el antibiótico cuando era un tiro contra las infecciones por esta causa. En desagravio a los estafilococos recordaremos que residen en nuestra piel donde nos hacen servicios de protección y de limpieza de la misma.

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