Realmente es copioso y grato el caudal de sustancias valiosas para la salud, que nos dan las plantas en sus frutas a cambio de que la diseminemos y cultivemos.
Hay flores que después de desplegar el encanto de sus colores,
de sus formas y de sus aromas, se secan y caen al suelo, sin dejar en la planta
la menor huella de su paso. Eso le sucede a las flores cuando a pesar de sus poderes seductores, les
faltó el insecto aliado o la brisa amiga, que por casualidad, les
transportara a los pistilos el
fecundante polen. Este es aportado por flores masculinas, en finísimos
corpúsculos. Cada uno conduce una carga completa, cuyas partículas
infinitesimales, nadie podría inventar. Entre otros materiales otros
materiales, el polen lleva el ácido giberético , motorizara la maquinaria del
embrión que él formara al unirse con la oosfera, el óvulo vegetal.
Hay flores femeninas y flores masculinas, igual que mujeres y hombres. La de la imágen corresponde a los que son como una alcoba de recien casados, pues tiene los órganos que dan células masculinas ycélulas femeninas.
En este microscópico laboratorio
viviente la incipiente multiplicación de
las células, recibirá un nuevo estímulo cuando le surjan otras dos hormonas en
su interior, además del nombrado ácido. Esas nuevas hormonas son la antoxianina
y la cinina, fuertemente vinculados a éste descendiente de una flor que sí dejó
huella . Allí se irá diseñando una
criaturita que con notables diferencias, cubrirá los pasos ascendentales de un
embrión animal o humano hasta que está
listo para nacer. Esa criaturita será como un retrato miniaturizado de la
planta madre. Tendrá su alojamiento en un rinconcito de la semilla, cuyas
restantes partes serán en su mayoría los nutrientes que la plantita utilizará y
tome la decisión de nacer.
El
Hospedero del útero materno no puede quedarse
allí cuando se le vence el plazo. La micro planta oculta en la semilla pareciera
tener voluntad y sabiduría, porque sólo
se despierta en su semi inerte cuna cuando
de algún modo (detecta en su entorno), la apropiada combinación de
humedad, y rayos infrarrojos, dentro del
grado que harán factibles su nacimiento y germinación. Hay semillas desnudas
como las de maíz y las caraotas, pero hay otras que se rodean de una sabrosa pulpa como las de mango, el
níspero, el tomate, la lechosa. Esa carnosidad con su riqueza alimenticia es la
gratificación que recibirá el animal que
al ingerirla, se trague sin quererlo, la semilla y la dispersa, sin proponérselo. Las plantas
primitivas como las algas, líquenes, musgos y helechos no pudieron nunca
desarrollar esa facultad y por eso fueron aventajados por las que hoy integran
el 84% de las trescientas mil especies del reino animal. Ahora bien, cómo se
elaboran los azúcares, los carbohidratos, aceites, vitaminas, proteínas y
minerales concentrados en la fruta, incluyendo por supuesto la semilla?. Pues
bien, los minerales como potasio, fósforo, calcio, sodio, magnesio y otros son
tomados por las raíces y remitidos por ellas, en la savia ascendente hasta las hojas donde se mezclarán con los
azúcares, carbohidratos y vitaminas que irán en la savia descendente,
producidos durante la fotosíntesis.
Esta última
hace un reparto a domicilio en todas las células de la planta. Al entrar en las
del embrión de la futura semilla, éste tomará las sustancias que le entreguen
para reorganizarlas según las necesidades de su crecimiento y desarrollo. Así,
almacenará las cadenas de energía concentrada en grasa y fabricará los
aminoácidos de sus escasas proteínas. De dónde sale la escarlata de las
ciruelas, el amarillo oro de los cambures o la fragancia de las piñas? No hay
duda que esta presencia llamativa es un estímulo para los ojos y olfato de
personas y animales. El amarillo es un pigmento, el carotenoide que se queda al
descubierto cuando la clorofila desaparece y se transforma.
El rojo es
un barniz aportado por las hormonas antocianinas, que después de haber
contribuido a manufacturar el producto salen a hacerle publicidad. Las amables
fragancias de las frutas son el efecto de prosaicas reacciones químicas en el
corazón de ellas. Las células atrapadas en esa zona hacen una respiración sin
aire, es decir, anaeróbica. Esto hace que
en vez de gas carbónico y agua, ellos generen gas carbónico y alcohol. Esto último
se asociará con los ácidos circundantes, dando lugar al grato y refrescante
aroma de las piñas, los melones y el cambur manzano, cuando han madurado. Aunque la naturaleza sea una esteta
utilitaria, ¡ qué grande es la bondad
presente en todos sus quehaceres!
La Ciencia Amena de Arístides Bastidas
Caracas, 17 de Mayo 1984
La Ciencia Amena de Arístides Bastidas
Caracas, 17 de Mayo 1984
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