Los
precursores de la ciencia en la antigüedad fueron virtualmente geniales
autodidactas, que adquirían el conocimiento luego de vencer el hermetismo de
las castas minoritarias que lo guardaban
en el mayor secreto. El aprendizaje se hacía durante continuos
viajes a las ciudades en la que hubiera
algún centro de estudios. Este fue el caso de Pitágoras ( 582- 497 a. de C.)
que debió abandonar Samos, la islita del
mar Egeo, donde dos siglos después nacería Aristarco, para encaminar diferentes
lugares del Asia Menor , su vocación por los números. Se cree que tomó de
Zoroastro, el fundador de la religión persa el misticismo e ideas de lo que entonces se llamaba sabiduría, para
instalar la secta que dirigió en Crotona, al sur de Italia.
Los principios que descubrió con respecto al sonido se aplican hoy en
todos los instrumentos de cuerda y son palpables en cualquier arpa llanera. Pitágoras
descubrió que una cuerda a menor longitud
daba notas más agudas. Una cuerda dos veces más larga que otra daba una
octava más baja. Dedujo que los
diferentes tonos entre dos octavas, se podían logra aumentando o
disminuyendo con absoluta precisión la
longitud de la cuerda. La que diera el Do en 15/15 daría el Sí en 16/15; el La
en 6/5; el Sol
en 4/3; el Fa, en 3/2;
el Mi , en 8/5; el Re,
en 16 /9; y de nuevo el Do
inmediatamente más bajo , en 18/9.
En ningún plano como en este se
hace tan elocuente la interrelación del arte con la ciencia. A partir de etas
conclusiones, Pitágoras siguió investigando la naturaleza de los números
enteros. Fue el primero en usar la palabra Matemáticas, rindiéndole tal culto, que a través de ella pretendió
explicar al mundo. Su secta era cerrada y sus estudios sobre el nuevo campo que
estaba iniciando, eran tan ocultos como las abstracciones filosóficas acerca de
la transmisión del alma de un hombre a otro
o de un hombre a una bestia. Es inexplicable como Pitágoras combinaba la prohibición supersticiosas
de comer leguminosas a sus discípulos con las serias investigaciones que le
llevaron a concebir la tabla de multiplicar, vigente hoy en todas las escuelas
primarias del mundo.
Aunque la misma nos parece sencilla, una
contribución tan sensacional como la del
álgebra inventada por los árabes, trece siglos después. Sin una capacidad
superdotada e inclinada a la búsqueda experimental, instituida por Francis
Bacon en el siglo XVI, Pitágoras no habría podido crear las bases de su famoso
teorema, de que el cuadrado de la hipotenusa es igual al cuadrado de la suma de
los catetos, en un triángulo rectángulo. Dicho así es realmente complicado pero
las cuatros esquinas de un campo de
beisbol nos pueden servir para
clarificar la definición
Si
trazamos una línea imaginaria entre la primera y tercera base ya tenemos la
hipotenusa del triángulo que formaremos, trazando una línea de de primera a
segunda base y otra de segunda a tercera
base. Estas últimas son los catetos. Pitágoras al igual su amigo Tales de
Mileto, se fundó en la geometría espacial, para establecer que la luna no está
en línea vertical sobre el Ecuador, que
es como la barriga de la Tierra, sino formando una línea inclinada. Se percató de
que la Tierra era esférica introduciendo esta noción desconocida hasta
entonces. Afirmó que el lucero del alba y del anochecer son el mismo astro. Sus
aciertos científicos contrastaron con sus errores políticos, pues la alianza que concertara con los aristócratas, les
costaría después de la persecución de los demócratas cuando tomaron el poder en
Grecia.
Explicó el origen de los
eclipses y las fases de la luna, restándoles a los primeros el carácter
presagioso que le atribuían los astrónomos egipcios. Su creencia en la
perfectibilidad de los números, se desmoronó junto con el aparato místico que
había hecho descansar sobre ellos, cuando se dio cuenta que no hay manera de
conseguir la raíz cuadrada de dos o de
tres. En efecto, las cifras 1,41421 y 1,73205 por sí mismas multiplicadas dan
sólo aproximaciones al dos y tres. Antes de sufrir esta decepción los
pitagóricos creían que todos los números tiene raíz cuadrada exacta, como