El buho tiene perfeccionado como pocos animales , el don de cerrar la pupila casi del todo frente a la luz y abrir del todo en la oscuridad para ver como rayos X a los ratones que se comen.
Son innumerables los actos que nuestro cuerpo ejecuta sin tomar en cuenta para nada, ni a la conciencia ni a la voluntad, sin embargo, los mismos no se realizan anárquicamente, sino dentro de un orden y con una facilidad muy precisa. Estoy aludiendo a hechos como el de la respiración, los latidos cardíacos, los movimientos peristálticos del tubio digestivo, la digestión de los alimentos, su conversión en materia viva dentro de las células, la fabricación de células nuevas, la destrucción de células viejas, la generarción de energía dentro de la mitocondrias y pare usted de contar. Todo esto tiene un comando supremo en el sistema neurovegetativo, desde donde se imparten órdenes, obedecidas con más disciplina que la de un antiguo regimiento prusiano.
El nervio receptor situado en el tendón de la rodilla y el nervio motor que lo hará moverse situado en la médula, forman un típico arco-reflejo de dos neuronas.
Todos recordamos que los reflejos condicionados, mediante los cuales la más ligera enanación de un perfume nos desata el recuerdo de lsa mujer amada que lo usara, valga el ejemplo, son aprendidos. Es intuitivo que el escolar siente cuando termina una clase, pero no el que experimenta y por la misma razón, cuando oye el timbrazo que le anuncia la hora del recreo. En estas dos situaciones la captación de los estímulos, uno olfatorio y el otro auditivo como el dela succión en los niños o el de contraer la pupila de manera que llegue a la retina, sólo lla luz adecuada para mirar una imagen o un paisaje.
La facultad de pestañear es congénita, pues tiene el propósito de lubricar o hidratar permanentemente la supeficie del ojo. Un nervio receptor envía a una neurona denominada afectora en la parte ¨no pensante¨del cerebro la señal de que falta agua. La respuesta viene de inmediato para que se produzca el parpadeo que repondrá el grado normal de humedad. Pero el pestañeo puede quedar bajo el dominio de la voluntad y de la conciencia, ya que podemos hacerlo cada vez que queramos. No podríamos en cambio aumentarlo o disminuir la temperatura del cuerpo o sentir sueño cuando lo deseáramos por la sencilla razón de que esas atribuciones son exclusivas de una región del encéfalo, denominada el hipotálamo.
Si un equilibrista pisa por casualidad la punta de una aguja, un reflejo natural lo hará saltar peligrosamente sobre la cuerda, pero de inmediado la conciencia reemplazará al instinto, devolviéndole su sentido del entrenamiento que le permitirá proseguir su exhibición luego de algún balanceo. Ahora bien, de qué modo operan los reflejos en los que jamás interviene el cerebro?. Es muy popularizada la estampa del tuqueque que cuando se siente perdido ante el gato, le arroja la más original de las cortinas de humo, soltándole el rabo cuyos dinámicos saltos desvían la atención del felino.
En el bachillerato suele hacerse el experimento de cortale la cabeza a una rana.Sus patas estirarán , a pesar de que tiene céfalo, cada vez que las mismas sean puyadas o tocas por una corriente eléctrica. Quién no recuerda el ensayo de Galvani, aunque su conclusión de que existía la electricidad animal fuera equivocada?. Cuando el médico nos golpea con un martillo de goma, los tendones debajo de la rodilla, la pierna , salta por su propia cuenta, eso se debe a que el nervio sensitivo le remitió a la neurona motora situada en la médula la respectiva información, para que enviara la expresada respuesta. Véase pues como el grueso cordón que nos baja por el espinazo asume decisiones autónomas.
Una serpiente decapitada se contorsiona repetidamente y un pollo guillotinado puede dar algún paso. La causa de ambos fenómenos está en que la médula da órdenes que pueden desatar reacciones en cadena, en la que un músculo al tiempo que se mueve estimula un nervio sensitivo del músculo vecino que al mismo tiempo actuará sobre la neurona del otro y así sucesivamente. Esta explicación es válida tambien para el rabo del tuqueque, que aunque desconectado de la médula está capacitado para obedecer a posteriori la últim aorden que recibiera. Mucho le queda a la ciencia por explorar en este paraje de los refljos, sobre los cuales Ivan Pavlov nos legara sus originales trabajos.
La Ciencia Amena de Arístides Bastidas.
9 de mayo de 1984
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