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diciembre 14, 2009

También el noble Leonardo Da Vinci sucumbió a la tentación de idear máquinas eficientes para los negociantes de la muerte.

El boceto de una criatura humana en el vientre materno, hecho por Leonardo.


Parece que el hombre más angelical, hay una predisposición para el mal, que adquiere de la sociedad. Digo esto a propósito de la obra del inmortal Leonardo da Vinci (1452-1519). El empleó su imponderable genio tanto en un arte que desbordó los límites de la perfección como en un quehacer científico y técnico, en parte del cual traicionó su profundo humanismo. Eso no altera la verdad de que hizo honor, a las luces del Renacimiento que disiparon la sordidez de las fuerzas dominantes en el Medioevo. Son bien conocidos la Mona Lisa, La Ultima Cena, o esa fusión de religiosidad y naturaleza que es la Virgen de las Rocas. Pero su ingenio fue más allá de los campos de la escultura y la arquitectura donde también se relevó.


El gran florentino fue visto al nacer como un hijo del pecado. Su madre fue una campesina en cuya mocedad se saciaron las apetencias de un señorón de la nobleza. Tuvo la suerte de formarse en el taller del famoso Andrea del Verrochio. Leonardo era de temperamento agudo de una gran capacidad de observación y de una voraz curiosidad. Si bien aprendió las técnicas artísticas de una escuela enriquecida aún a la sombra de la Inquisición, se desconoce de donde tomó los principios de las distintas ciencias que cultivó. Se valió de la admiración que le profesaba al Papa Alejenadro VI a fin de que le autorizara a disecar cadñaveres para conocer la anatomía del cuerpo humano. Esto le permitió anticiparse a Harvey, el descubridor de la circulación mayor, en la descripción del músculo cardíaco.


Leonardo se guiba por la filosofía de que la razón debía nutrirse con la experiencia. Esta norma era opuesta radicalmente a la aún vigente de Aristóteles, y otros pensadores griegos, de que el razonamiento abstracto lo explicaba todo. Leonardo precedió a Galileo y a Francisco Bacon, en el principio de que sólo es verdadero lo comprobable experimentalmente una y otra vez. No fue Galileo sino Leonardo quién advirtió que los cuerpos aceleran constantemente su velocidad . Un par de siglos antes de la prueba de Newton con dos prismas, afirmó que la luz blanca era "la razón de los siete colores". La investigación le fascinaba tanto como su trabajo con el pincel y el cncel. Esto se aprecia, por ejemplo, en sus diseños de peces de juguete que hacía nadar, accionados por una cuerda como la de algunos relojes.


Su propósito era la de aprender las leyes de un barco que navegara sin ser visto, es decir del submarino. Debió enterarse de los aciertos de los griegos en astronomía. Cuarenta años antes de que Copernico demostrará que la Tierra era la que giraba en torno al Sol, Leonardo escribió el tratado acerca de la rotación del planeta. Allí mencionaba la evidencia mostrada por Heratóstenes de que la circunsferencia de la Tierra era aproximada a la establecida hoy, que es de 40 mil Kms. Especializado en el manejo de los números dijo que estos daban idea de la eternidad. Se fundaba del hecho cierto que en una cuenta ascendente siempre habría un número inmediatamente superior y en una cuenta descendente habría siempre un número inmediatamente anterior.


Tres siglos antes de que Lavoisiere descubriera el oxígeno, Leonardo sosuvo que había un aire vital. Le debemos el sigo + de la suma, el - de la resta, la x de la multiplicación y la ·/· de la divisón. Este distintivo de las operaciones aritméticas que no se les ocurrió a los árabes, da idea de la perfección que procuraba Leonardo en todo lo que hacía. Concibió un aparato como el helicóptero inspirado en el movimiento de rotación sobre sí misma de las alas de los insectos. Todavía no se ha ni siquiera proyectadoconstruir su ornitópero, cuyos planos hizo y que debía de volar agitando las alas como las aves. Miguel Angel, 23 años menor que él, lo detestaba y solía decir que un mono suyo amaestrado sabía más de escultura y pintura que "ese aprendiz de violinista".


Aludía a Leonardo que acostumbraba a tocar ese instrumento en reuniones festivas a las que le aficionaba. Entre sus máquinas, todas accionadas por el músculo humano , había una que fabribaca 40 mil agujas por hora. Lamentablemente puso su talento al servicio de los propósitos bélicos de los príncipes de Florencia. Construyó un cañón que disparaba con la fuerza del vapor de agua y llevó a cabo el proyecto del artefacto de guerra más destructor de su época. Lo llamó el Clotonbrot. Consistía en un dispositivo lleno de pólvora, sulfuro y balas de hierro. Acerca del mismo Leonardo escribió: "Es la máquina más mortífera que existe. La baladel centro estalla y dispersa las demas, a las que prende fuego en un lapso menor que el del rezo de un Ave María. No hay alma que se escape en cien varas a la redonda ". A su sepelio asistieron sesenta pordioseros a los que le legó su fortuna.



El mortífero invento de Da Vinci.




1 comentario:

la costarricense, la capitana. dijo...

Muy amena su ciencia y su comentario de Da vinci. Son cosas que uno no conoce de personas tan conocidas.Gracias por compartirlo.

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