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diciembre 06, 2004

La química actúa por igual en el átomo y en el universo y el hombre al redescubrirla no añadió nada a sus leyes

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
Un día tal como hoy. 6 de Diciembre de 1984


Robert Boyle, al derrumbar el edificio Aristotélico, sostuvo la verdad de que los gases no eran otra cosa que sólidos convertidos en partículas bajo la acción del fuego.

La química es una ciencia del universo pues en todos sus jurisdicciones están los 92 elementos que la materia con los cuales opera y en los espacios interestelares ella promueve las combinaciones para formar cuerpos compuestos, como el vapor de agua, el metano, el amoniaco y el gas carbónico. Quizá el primer acto químico que el hombre ejecutó, fue el de la aleación del cobre en el estaño para producir bronce, un material con mejores propiedades que las que tienen aisladamente los dos metales. Los egipcios crearon procedimientos para purificar el oro y la plata. Con técnicas químicas desarrollaron el arte de embalsamar cadáveres para librarlos de la descomposición. Por su parte, los chinos utilizaron esta ciencia para fabricar tinta y concebir la pólvora. .

Los griegos y los romanos, eran expertos en múltiples aleaciones y manejaban materiales tan familiares hoy, como el jabón, el vidrio, la sal marina, el azúcar de la miel, la goma, el alumbre, el azufre, el mercurio, el almidón y hasta el arsénico, tan solicitado por los afectos a las confabulaciones cortesanas. Hasta entonces sin embargo, se desconocía el modo de elaborar compuestos. Esta innovación la harían los alquimistas árabes, quienes hacían sus búsquedas no sólo con los supuestos dones de la magia, sino también con los conocimientos valiosos del mundo pagano, ya había llevado a Harrán, ciudad de Turquía, gentes cultas que se habían concentrado allí, luego de huir de las persecuciones inquisitoriales.


La química moderna, tan cuerda y organizada, seguirá valiéndose del instrumental que heredara de la alquimia, loca y caótica.

Al mantenimiento de ese legado de ideas, hubo de contribuir los hombres estudiosos de Saba, el Yemen de ahora, quienes también preservaban los logros del pensamiento griego. Su interés por cultivarse intelectualmente puede apreciarse en el viaje que la reina de Saba hiciera a Jerusalén, para empaparse de la sabiduría de Salomón. Los árabes impulsaron la química creando compuestos a partir del azufre, con los metales; introdujeron las amalgamas y prepararon el cloruro de mercurio, el borax, el vitriolo, el aguafuerte, el agua regia, el nitrato de plata o la piedra infernal y un líquido combustible semejante a la nafta, que extraían del petróleo.

Cuando los alquimistas volvieron a Europa, dominaban estos métodos y con ellos pudieron identificar, aunque por casualidad, cinco elementos desconocidos como tales hasta el siglo XIV: Antimonio, arsénico, fósforo, bismuto y cinc. Para sus ciegos experimentos se valían de recursos, presentes todavía en los laboratorios, como el fuego, los alambiques, la retorta, los morteros, el crisol, y un aparato condensador que llamaba aludel. En el siglo XV el médico Paracelso revolucionaba la terapéutica, al usar por primera vez un mineral contra una enfermedad. Tan importante como ello fue la denuncia que hizo de las equivocaciones aristotélicas.

Posteriormente Van Nelmont, le imitaría en este sentido, por lo cual empezaría a minarse las bases filosóficas de la alquimia. Así empezaban a abrirse las puertas de la investigación racional en que se asentaría la química. El interés Boyle rompería del todo con el credo aristotélico según el cual la materia estaba constituida por cuatro elementos. Afirmaría que todos los cuerpos proceden de una materia que es siempre la misma y que sus diferencias reflejarían las existentes en las partículas de que estaban hechos. Estudió la comprensibilidad de los gases, demostró que nada ardía sin la presencia del aire, separó el hidrógeno del hidrógeno fosforado e inventó la acetona.

Mientras tanto los alquimistas que desaparecerían el todo, a comienzos del siglo XIX, se habían alejado de sus experimentos y se dedicaban a especular a través de la filosofía del hermetismo sobre la magia y la astrología. Fue reivindicado un texto en que el escritor árabe Al-Kindi rechazaba la alquimia, evidenciaba la imposibilidad de convertir el plomo en oro y afirmaba idea al hombre le quedaba grande el rivalizar con la naturaleza. En los años 1870 Lavoissier se adjudicaría el título de fundador de la química, al introducir la balanza hidrostática, con la que determinó la composición del agua y del aire, distinguió los cuerpos simples de los compuestos y descubrió el mecanismo de la combustión.







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