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septiembre 16, 2006

Los helicópteros y los aviones no son más que plagiarios, pues lo que hacen lo tomaron de los insectos y las aves.

La Ciencia Amena, 1983



Este aparato, el giroplano I, que sólo se elevara a dos metros del suelo, en 1907, fue como el abuelo antediluviano de los actuales helicópteros.

Cuando uno revisa la historia e la naturaleza comprueba que allí están los antecedentes de todas las cosas grandes y pequeñas del ingenio humano, sin que ello implique que aceptamos la pesimista apreciación del libro bíblico, el Eclesiastés, según el cual nada nuevo existe bajo el Sol. Es cierto que la navegación aérea ha alcanzado metas deslumbrantes, como la de desplazar a velocidades supersónicas, naves, carga y pasajeros que pesan tanto como las de un pequeño trasatlántico. Entre ellas ha ocupado un puesto especial el helicóptero, en el que pensara hace quinientos años, el polifacético y maravilloso genio de Leonardo Da Vinci. El dejó a la posteridad el diseño de una liviana máquina que se suspendía ligeramente sobre tierra, mediante hélices horizontales movidas por una cuerda semejante a la de los relojes de pared.

Cien millones de años antes de que volara el primer vertebrado, ya lo hacían los humildes insectos creadores de esta antiquísima técnica de locomoción. Es cierto que el modelo de vuelo para los 747 y demás aviones, fue proporcionado por las aves, inobjetables maestras de la ingeniería aeronáutica. Pero es igualmente verdad que el método de los insectos es el que en estos días de los viajes al espacio exterior de la Tierra , guió a los inventores del moderno helicóptero. Hace 199 años Lannoy y Bienvenu, exhibían en París un juguete de cartón con las características del expresado aparato. Los miembros de la Academia Francesa no daban crédito al pajarito artificial que subía y bajaba frente a sus propios ojos.

En el siglo pasado, el coronel Renard estudió prolijamente el principio de las hélices y de las aspas con l intención, de que en vez de accionar los mecanismos de un molino fijo, fueran capaces de desplazar a un artefacto. En 1906 Paul Cornu era el primer piloto en aventurarse a ascender momentáneamente en un extraño antecesor del helicóptero.

En 1907 Breguet y Richet lograban la hazaña de estacionarse con un aparato suyo a dos metros de altura sobre el suelo. Hasta entonces seguía sin resolverse el problema de que tales ingenios avanzaran como los aeroplanos. La primera contribución firme de este sentido sería ofrecida por Juan de la Cierva y Codorniú, que con la introducción del autogiro se convirtió en el único español que inventara algo.

Cuando Juan de la Cierva pbservó el fracaso de sus`primeros autogiros, no pudo reprimir la frase con que pretendiera injuriarlos: !Saltamontes Mounstruos!


En efecto, en 1923, a los 28 años, construía su máquina sin alas pues en lugar de ellas tenía cuatro aspasen forma de equis horizontal. Mientras las hélices delanteras tomadas del avión, impulsaban el aparato de un sitio otro, la resistencia del aire hacía girar las aspas que de ese modo daban una sustentación más segura que la de las inmóviles alas de los aviones. El autogiro hizo que por primera vez y última vez los ojos de la ciencia y de la técnica se fijaran atentamente en torno a la llamada Madre Patria. De la Cierva fundó compañías suyas en sociedad con los británicos y con los norteamericanos, después de que diseñara ciento veinte prototipos exitosos que él mismo tripulara durante vuelos a través del Canal de la Mancha.

En el auge de su esfuerzo De la Cierva pereció en el avión comercial en que marchaba a Ámsterdam, cuando el mismo se enredara con un cable en la pista de despegue en Londres. Su autogiro no podía desplazarse hacia los lados o hacia atrás, aunque los últimos modelos descendían verticalmente. Tampoco se detenían en un mismo lugar del aire. Carecían pues de las ventajas que a la luz de las nuevas necesidades, eran fundamentales para que el helicóptero pudiera competir con los aviones. Tales características le serían dadas por ruso Igor Sikorsky durante su residencia en Norteamérica.

El helicóptero que desgraciadamente ha sido transformado en artefacto bélico, es muy útil en acciones de salvamento y se le emplea en hechos de paz, como el de transportar camiones cargados y tractores a zonas aisladas en las que se efectúe algún desarrollo industrial o agropecuario. Son innumerables sus usos sin contar los de vehículo interno de las ciudades, como los servicios de taxi aéreo que presta en Nueva York, Chicago y San Francisco. El movimiento de los motores es una copia del movimiento de las alas de los insectos y de los colibríes. Eso explica que al igual que estos animales pueden estacionarse en el aire, retroceder, desplazarse de lado, ascender y descender verticalmente.

2 comentarios:

Raúl Cazal dijo...

Félix, te felicito por esta iniciativa de recuperar los textos de Arístides Bastidas.

Cuando estudiaba bachillerato leía su columna y en una oportunidad tuve el privilegio de entrevistarlo para un periódico estudiantil que hacía en el liceo Fermin Toro. Se llamaba Arteria Estudiantil (el periódico). Eso fue por el año de 1980 u 81. No recuerdo muy bien.

Félix González dijo...

Amigo Raúl:
Que fortuna la suya. Ya el hecho de haber tenido ese privilegio de alto vuelo de entrevistarlo para ese periódico "Arteria Estidial", lo ubica a usted entre las personas especiales.

Sería interesante buscar esa entrevista y volver a publicarla. Esta página está a su entera disposición.

Como periodista ocasional, creo que hay algo de esa huella imborrable que el maestro Arísitdes dejó en sucesivas generaciones.

"Arteria Estudiantil", poderoso nombre lleno de vitalidad. Interesantísimo nombre.

Gracias.
Félix Gonzalez

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