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mayo 07, 2006

Hasta Linneo se equivocó al clasificar como moluscos a un género de crustáceos que construyen casas de las que nunca salen de ellas.

Una colonia de bellotas, cada una encerrada y sin ojos , en su vivienda después que baja la marea.

El común de la gente imaginamos que los crustáceos son solamentes las langostas, los camarones, los cangrejos y otros seres que estrenaran las patas en el mar hace ochocientos millones de años o más. Ese error es tan excusable que lo cometieron el gran Carlos Linneo y otros notables estudiosos de las ciencias naturales. Durante mucho tiempo se incluyó entre los moluscos a ciertas criaturas parecidas a las ostras, a los mejillones y a los caracoles, porque se rodeaban de envolturas calsificadas y duras. Aunque estos coincidían con aquellos en acorazarse para que no se la comieran, era de otra estirpe. He aludido a los percebes y sobre todo a ciertos parientes suyos clasificados también a ultima hora, entre los antecesores de los insectos y los arácnidos.

Yo diría que son los únicos seres que una vez que fabrican casitas portátiles se quedan en su interior sin salir jamás, por el resto de sus vidas. Son pocos comunes en los trópicos y los europeos los bautizaron con el nombre de Bellotas. Les recordaban los frutos de la encina, el árbol en cuyas ramas el ruido del viento vaticinaba lo que iba a pasar entre los griegos. Al menos eso es lo que aseguraban los vicarios terrenales de Zeus. Algo de esa condición sacra le fue transferido a las bellotas marinas por los romanos. Ellas se ven como volcanes en miniatura cuando baja la marea, y por eso las obserbaban convencidos de que les anticiparían con alguna señal, los estallidos del Vesubio.


Dentro de su casa la bellota de mar vive apoyándose en el piso con su cabeza para mantener fuera de ella las patas que usan para mantener fuera de ella las patas que usan como redes de pesca.

Pasan la mitad del tiempo en el agua y la otra mitad fuera de ella. Ya sabemos que la mayoría de los crustáceos captan el oxigeno con la humedad que guardan en las partes descubiertas de su piel. El proceso es semejante al de los sapos porque carecen de nariz, laringe y tráquea para inhalar el aire. Si esto es verdad ¿por qué las bellotas de mar no mueren asfixiadas durante las doce horas que pasa diariamente expuestas al sol.? En sus microcráteres tienen bocas con cuatro delgadísima valvas que se ciertran al quedar fuera del agua con el automatismo del obturador de una cámara fotográfica.

De este modo el animalito que está dentro de su morada completamente encerrado, preserva la humedad en su piel y las reservas mínimas de aire para su respiración. Las bellotas de mar, cuyo nombre científico es Balanus blanoides se las arregla para ganarse el pan nuestro de cada día sin abandonar su vivienda. Cuando la marea sube y el agua la cubre, despliega seis pares de patas con el aspecto de plumas o de cirros, por lo que su familia es la de los crirrópodos. No las usa ni para caminar ni para remar como nos los indicaría una lógica sencilla. La emplea para provocar remolinos del líquido ricos en corpúsculos de planckton, los cuales descienden hasta sus bocas que los ingerieren y apartan el agua. Ya dijimos que sus residencias se fijan a perpetuidad en estructuras como rocas o trozos de madera.

Son machos y hembras al mismo tiempo pero jamás incurrirían en la piña genética de autofecundarse. Largos apendices en el abdomen se contactan con las articulaciones de las patas traseras de sus extranas cónyuges. En esas articulaciones cargas los ovarios. Huevos con el tamano de un alfiler, son lierados a su suerte y flotando bajo el impulso de las aguas salen por las bocas de la vivienda. En ellos se formarán larvas que crecerán al tiempo que mudan de envolturas con las sustancias que les aportan los microorganismos que se comen. Esta es la única fase natatoria de estos seres. Y al estudiarlas, los embriólogos aclararon que no eran moluscos sino crustáceos. Luego de su máximo desarrollo las larvas se adhieren con ventosas de sus antenas a la primera superficie sólida que encuentren.

Aún si conservararan su competencia de expertas pescadoras y se proveerán de lo necesaro para convertirse en adultas al tiempo que se rodean de placas calcificadas con bocas provistas de un dispositivo que abren y cierran con un nervio accionado a control remoto con una técnica comparable al ojo mágico de ciertas puertas. Por las bocas de sus casitas sacan sus doce patas que son más bien redes para atrapar los córpúsculos alimenticios que descienden en mini-torbellinos de un modo semejante al de un tornillo que da vueltas hasta incrustarse del todo en una estructura. Su diseño será tosco y antiquisi,o pero les ha servido para atravesar inedmnes la noche de los tiempos y para seguir prolioferando exitosamente y a salvo de sus enemigos.

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