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diciembre 16, 2004

Todavía sobreviven las musarañas arborícolas olvidadas fundadoras del linaje de los primates

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
Un día tal como hoy, 16 de Diciembre de 1982

Hay quienes dicen que las musarañas arborícolas tiene un pie en el mundo de los insectívoros y otros en el de los primates. Sin embargo, sus características taxonómicas no dejan dudas acerca de su verdadera ubicación (Rep. Estrella)

Existen hoy los que podríamos llamar fósiles vivientes de los pequeños mamíferos que fundaron el linaje de los primates, denominación que significa primero y que fue dada por Linneo. Estos animales no son tan nuevos, pues hace sesenta millones de años se movía entre las ramas, nerviosa y temerosa de sus depredadores en tierra, una musaraña arborícola. Había elegido la existencia semiárea, atendiendo las necesidades de su seguridad personal, pues los insectos que tan dirigentemente cazaba, se conseguían por igual en el follaje vegetal y en la hojarasca de los suelos húmedos.

Se le había confundido con una musaraña común, pero ya poseían los anillos aculares del cráneo y otros rasgos propios de sus futuros y evolucionados descendientes.

Sus manos de cinco dedos no estaban entrenadas en el arte fe asirse a nada. Pero este grave defecto en la locomoción arbórea, lo superaba con pequeñas garras que clavaba en la corteza de las ramas para guardar el equilibrio y avanzar con seguridad. A pensar de su superior y avanzar con seguridad. A pesar de su superior potencialidad genética, tenia hocico, innecesario por cierto, ya que no lo usaba como los restantes mamíferos, para olfatear el piso mientras caminaba o para obtener información de lo que sucedía a distancia en su entorno. Ya sabemos que mientras los felinos detectan así a un venado, éste se vale del mismo recurso para detectarlos a ellos y escapar a toda prisa.

Los monos de América tiene n sus propias características, que las diferencias del Africa y del Asia. El más inteligente de los de aquí, es el Capuchino, famoso acompañante y socio de los organilleros de otrora. (Rep. Estrella)

La musaraña estaba exenta de estas necesidades en su hábitat, y por eso a lo largo de millones de años, sus tataranietos que no se les parecían, prescindirían de la extensa área olfatoria de los demás mamíferos. Al hacerlo su cara se aplanaría, haciendo que los ojos se dirigieran hacia delante y no ambos lados y ensanchando las cavidades de los dos hemisferios cerebrales. De aquí a la visión binocular indispensable para el desplazamiento por las ramas, no había sino un paso más. El perfeccionamiento de este don quedaría a cargo de los monos propiamente dichos. Propiamente dichos. Previamente tendrían que aparecer otros especimenes todavía primitivos.

Entre ellos estuvo el trasero, no más grande que una rata, de ojos enormes que le permitían, en la oscuridad de la noche, dar largos saltos impulsado por sus patas traseras, durante sus búsquedas de insectos. Un tercer grupo de aquellos lejanos antecesores nuestros, está representado por los lemúridos, entre los cuales se destacaron dos avanzados exponentes. El lémur ratón, que ya dominaba la técnica de correr entre las ramas agarrándolas con manos y pies, y el sosegado indri, que con un metro de longitud, creó la vida en familia entre los primates, sometido a una dieta estrictamente vegetariana, a base de frutas, hojas y retoños. Ha sobrevivido hasta nuestros días con tal pericia para el brinco, que se le ha confundido con los canguros.

Hemos hablado del grupo más antiguo de los primates, representado por los prosimios aludidos, a los cuales hay que añadirles los lorises. Se les tiene por gafos debido a sus movimientos tardos y a su escasa vivacidad. Algún ingenio debieron tener para permanecer durante cincuenta millones de años en el planeta, con una existencia similar a la de las perezas. Como decía al principio, estos cuatro grupos son auténticos fósiles vivientes a través de los cuales podemos mirar el punto de partida de una genealogía que comenzaron ellos, que hemos continuado nosotros, que seguimos ignorando cómo será la especie sucesora de la nuestra si es que va a aparecer.

Las musarañas arborícolas y el trasero se encuentran en Asia sudoriental; los lemúridos, en Madagascar y los lorises en el África. Hace catorce millones de años deambulaban por la India y por el África dos animales procedentes de aquella casta, los cuales serían el punto de partida de los monos y de los hombres. Hay autores que calculan que hubo ciento cincuenta géneros de primates en el mundo, de los cuales se extinguieron un centenar, que fueron incapaces de adaptarse a los cambios ambientales y climáticos de la tierra. Tiene que ser grande la fuerza genética de los prosimios sobrevivientes, que entre otras contrariedades debieron sortear las correspondientes a las cuatro glaciaciones que ha sufrido el planeta tierra en la era del Cuaternario.

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