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diciembre 28, 2014

El arte le debe a Pitágoras la base matemáticas de la música, aunque su celebridad se funda en la vigente tabla de multiplicar.



Los precursores de la ciencia en la antigüedad fueron virtualmente geniales autodidactas, que adquirían el conocimiento luego de vencer el hermetismo de las castas minoritarias  que lo guardaban en el mayor secreto. El aprendizaje se hacía durante   continuos viajes  a las ciudades en la que hubiera algún centro de estudios. Este fue el caso de Pitágoras ( 582- 497 a. de C.) que debió abandonar  Samos, la islita del mar Egeo, donde dos siglos después nacería Aristarco, para encaminar diferentes lugares del Asia Menor , su vocación por los números. Se cree que tomó de Zoroastro, el fundador de la religión persa el misticismo e ideas  de lo que entonces se llamaba sabiduría, para instalar la secta que dirigió en Crotona, al sur de Italia.   

Los principios que descubrió  con respecto al sonido se aplican hoy en todos los instrumentos de cuerda y son palpables en cualquier arpa llanera. Pitágoras descubrió que una cuerda a menor longitud  daba notas más agudas. Una cuerda dos veces más larga que otra daba una octava  más baja. Dedujo que los diferentes tonos entre dos octavas, se podían logra aumentando o disminuyendo  con absoluta precisión la longitud de la cuerda. La  que  diera el Do  en 15/15 daría el en 16/15; el La en   6/5; el Sol en 4/3; el Fa,  en  3/2; el Mi , en  8/5; el Re, en 16 /9; y de nuevo el Do inmediatamente más  bajo , en   18/9.


Los pitagóricos consideraban femeninos a los números pares y masculinos a los nones. Sinbolizaban con el cinco al matrimonio porque era la suma del primer femenino 2 con el  primer  masculino 3. Al 1 no le asignaban sexo.

En ningún plano como en este se hace tan elocuente la interrelación del arte con la ciencia. A partir de etas conclusiones, Pitágoras siguió investigando la naturaleza de los números enteros. Fue el primero en usar la palabra Matemáticas, rindiéndole  tal culto, que a través de ella pretendió explicar al mundo. Su secta era cerrada y sus estudios sobre el nuevo campo que estaba iniciando, eran tan ocultos como las abstracciones filosóficas acerca de la transmisión del alma de un hombre a otro  o de un hombre a una bestia. Es inexplicable  como Pitágoras combinaba la prohibición supersticiosas de comer leguminosas a sus discípulos con las serias investigaciones que le llevaron a concebir la tabla de multiplicar, vigente hoy en todas las escuelas primarias del mundo.
  
Aunque la misma nos parece sencilla, una contribución  tan sensacional como la del álgebra inventada por los árabes, trece siglos después. Sin una capacidad superdotada e inclinada a la búsqueda experimental, instituida por Francis Bacon en el siglo XVI,  Pitágoras no habría podido crear las bases de su famoso teorema, de que el cuadrado de la hipotenusa es igual al cuadrado de la suma de los catetos, en un triángulo rectángulo. Dicho así es realmente complicado pero las cuatros  esquinas de un campo de beisbol  nos pueden servir para clarificar la definición

Si trazamos una línea imaginaria entre la primera y tercera base ya tenemos la hipotenusa del triángulo que formaremos, trazando una línea de de primera a segunda base  y otra de segunda a tercera base. Estas últimas son los catetos. Pitágoras al igual su amigo Tales de Mileto, se fundó en la geometría espacial, para establecer que la luna no está en línea vertical  sobre el Ecuador, que es como la barriga de la Tierra, sino formando una línea inclinada. Se percató de que la Tierra era esférica introduciendo esta noción desconocida hasta entonces. Afirmó que el lucero del alba y del anochecer son el mismo astro. Sus aciertos científicos contrastaron con sus errores políticos, pues la alianza  que concertara con los aristócratas, les costaría después de la persecución de los demócratas cuando tomaron el poder en Grecia

Explicó el origen de los eclipses y las fases de la luna, restándoles a los primeros el carácter presagioso que le atribuían los astrónomos egipcios. Su creencia en la perfectibilidad de los números, se desmoronó junto con el aparato místico que había hecho descansar sobre ellos, cuando se dio cuenta que no hay manera de conseguir  la raíz cuadrada de dos o de tres. En efecto, las cifras 1,41421 y 1,73205 por sí mismas multiplicadas dan sólo aproximaciones al dos y tres. Antes de sufrir esta decepción los pitagóricos creían que todos los números tiene raíz cuadrada exacta, como

diciembre 27, 2014

La criaturita que se forma en el corazón de las semillas no nace cuando la expulsan sino cuando le conviene.






Realmente es copioso y grato el caudal de sustancias valiosas para la salud, que nos dan las plantas en sus frutas a cambio de que la diseminemos y cultivemos.  

Hay flores que después de desplegar el encanto de sus colores, de sus formas y de sus aromas, se secan y caen al suelo, sin dejar en la planta la menor huella de su paso. Eso le sucede a las flores  cuando a pesar de sus poderes seductores, les faltó el insecto aliado o la brisa amiga, que por casualidad, les transportara  a los pistilos el fecundante polen. Este es aportado por flores masculinas, en finísimos corpúsculos. Cada uno conduce una carga completa, cuyas partículas infinitesimales, nadie podría inventar. Entre otros materiales otros materiales, el polen lleva el ácido giberético , motorizara la maquinaria del embrión que él formara al unirse con la oosfera, el óvulo vegetal.


Hay flores femeninas y flores masculinas, igual que mujeres y hombres. La de la imágen corresponde a los que son como una alcoba de recien casados, pues tiene los órganos que dan células masculinas ycélulas femeninas.  

En este microscópico laboratorio viviente  la incipiente multiplicación de las células, recibirá un nuevo estímulo cuando le surjan otras dos hormonas en su interior, además del nombrado ácido. Esas nuevas hormonas son la antoxianina y la cinina, fuertemente vinculados a éste descendiente de una flor que sí dejó huella . Allí se irá diseñando  una criaturita que con notables diferencias, cubrirá los pasos ascendentales de un embrión animal  o humano hasta que está listo para nacer. Esa criaturita será como un retrato miniaturizado de la planta madre. Tendrá su alojamiento en un rinconcito de la semilla, cuyas restantes partes serán en su mayoría los nutrientes que la plantita utilizará y tome la decisión de nacer.   

El Hospedero  del útero materno no puede quedarse allí cuando se le vence el plazo. La micro planta oculta en la semilla pareciera tener voluntad y sabiduría,  porque sólo se despierta en su semi inerte cuna cuando  de algún modo (detecta en su entorno), la apropiada combinación de humedad,  y rayos infrarrojos, dentro del grado que harán factibles su nacimiento y germinación. Hay semillas desnudas como las de maíz y las caraotas, pero hay otras que se rodean  de una sabrosa pulpa como las de mango, el níspero, el tomate, la lechosa. Esa carnosidad con su riqueza alimenticia es la gratificación  que recibirá el animal que al ingerirla, se trague sin quererlo, la semilla  y la dispersa, sin proponérselo. Las plantas primitivas como las algas, líquenes, musgos y helechos no pudieron nunca desarrollar esa facultad y por eso fueron aventajados por las que hoy integran el 84% de las trescientas mil especies del reino animal. Ahora bien, cómo se elaboran los azúcares, los carbohidratos, aceites, vitaminas, proteínas y minerales concentrados en la fruta, incluyendo por supuesto la semilla?. Pues bien, los minerales como potasio, fósforo, calcio, sodio, magnesio y otros son tomados por las raíces y remitidos por ellas, en la savia ascendente  hasta las hojas donde se mezclarán con los azúcares, carbohidratos y vitaminas que irán en la savia descendente, producidos durante la fotosíntesis.
  
Esta última hace un reparto a domicilio en todas las células de la planta. Al entrar en las del embrión de la futura semilla, éste tomará las sustancias que le entreguen para reorganizarlas según las necesidades de su crecimiento y desarrollo. Así, almacenará las cadenas de energía concentrada en grasa y fabricará los aminoácidos de sus escasas proteínas. De dónde sale la escarlata de las ciruelas, el amarillo oro de los cambures o la fragancia de las piñas? No hay duda que esta presencia llamativa es un estímulo para los ojos y olfato de personas y animales. El amarillo es un pigmento, el carotenoide que se queda al descubierto cuando la clorofila desaparece y se transforma. 

El rojo es un barniz aportado por las hormonas antocianinas, que después de haber contribuido a manufacturar el producto salen a hacerle publicidad. Las amables fragancias de las frutas son el efecto de prosaicas reacciones químicas en el corazón de ellas. Las células atrapadas en esa zona hacen una respiración sin aire, es decir, anaeróbica. Esto hace  que en vez de gas carbónico y agua, ellos generen gas carbónico y alcohol. Esto último se asociará con los ácidos circundantes, dando lugar al grato y refrescante aroma de las piñas, los melones y el cambur manzano, cuando han madurado.  Aunque la naturaleza sea una esteta utilitaria, ¡ qué  grande es la bondad presente en todos sus quehaceres!      


La Ciencia Amena de Arístides Bastidas
Caracas, 17 de Mayo 1984

diciembre 16, 2014

Hoy no les hablaré de ciencia pero si quieren la bienaventuranza pueden leerla en estas frases en la que intento un canto al optimismo.




El entusiasmo por la vida abre las puertas de un cielo que está aquí mismo y acaso, más azul que el de allá arriba. Las discordancias del vivir son la otra cara de la moneda. Pienso que son lógicas en una humanidad que evoluciona para alcanzar la armonía consigo misma y la de sus ariscos individuos. Sin la razón no conseguiríamos una razón. Sin las tinieblas ingnoraríamos el esplendoroso valor de la luz y sin la tristeza no podríamos evaluar el candor de una sonrisa amiga. La nostalgia de las cosas buenas, de que nos hablara don Antonio Machado, es maestra y compañera de la gente sabia como usted o como yo. El tormento le comunicó Beethoven la fuerza indescriptible con que interpretó en la Novena Sinfonía, la Oda a la Alegría de Federico Schiller. Ningún ser creador sufrió tantas perturbaciones como este genio que, sin embargo, le entregó gentilmente a la vida, el testimonio de una obra triunfal.





Sordo y solitario, Beethoven se desquitaba diciendo: "la felicidad pasa, mi música queda".


Todo indica que la consagración del hombre cierto se conquista con una alta dosis de verticalidad frente a las mortificaciones. Es bueno que existan para que de vez en cuando nos regalemos el alivio de haberlas doblegado. Yo, que permaneco entre las sombras, he aprendido a confiar en ellas. Los soles que cargo en la imaginación, ustedes no me lo van a creer, me parecen más claros que lo que conocí en mi pasada era de vidente. Añoro la policromía del paisaje y el raudo transitar de los pájaros. Más, me desquito con frecuencia soñando en tecnicolor. Y así, estoy absolutamente convencido de que la noche es inocente y que los espantos existen en la oscuridad sólo para los tontos que le dan luz verde.

Convivir es un reto continuo porque es un arte difícil. Somos los miembros de una especie forzosamente gregaria. Cuando soslayamos esta norma, engañados por un eco díscolo y contradictorio, desembocamos en la soledad. Ya sabemos el costoso precio de sus servicios que nos presta, por cierto, sin que se lo pidamos. Éste antagonismo entre nuestro yo y los mandatos del especie, se refleja en una continua actitud crítica. Ella es necesaria y requiere un componente esencial, la equidad. No es subrayando los defectos ajenos y olvidando los nuestros cuando podemos vivir y dejar vivir. Es asumiendo una noción valiente de nuestras buenas y malas cualidades como podemos apreciar mejor las ajenas y tolerarlas. Generalizando esta conducta, los términos del intercambio recíproco nos librarían de tantos pesares artificiales.

La vida es un fabuloso don y no nos costo nada. Las tenemos gracias a una fortuna excepcional. Representamos a una célula venturosa y vencedora en la mas extraña y comprometedoras de las competencias de velocidad en el microcosmos. En efecto, apenas expulsado del líquido seminal, 300 millones de espermatozoides se lanzan en una carrera apresurada para conquistar el premio. Este consiste en obtener el albergue seguro en la cavidad del óvulo. Ese victorioso microorganismo, rey de los campeones, único sobreviviente entre 300 millones de rivales, es el que engendró el cuerpo y la personalidad que nos acreditan. Por esto, decía que al llegar a este mundo hemos tenido una suerte excepcional, digna de una reverencia y de una estimación perpetua.

Sé, desde luego, que en el planeta hay una parodia del infierno que, según dicen, nos espera al otro lado. Estoy persuadido de que a medida que se afinen la voluntad y la ética del hombre, se irá apagando los braceros que tan diligentemente oxigenamos nosotros mismos. Algún día el progreso de la conciencia será tan formidable que nuestros descendientes, en un porvenir aún lejano, nos verán como nosotros al Pithecanthropus Erectus. La barbarie no es una obligada peculiaridad en nuestro género. Aunque la historia está plagada de capítulo mostruosos, las fuerzas del bien han concluido, tarde o temprano, por someter a las del mal. Este hecho, reiteradamente evidenciado, fundamenta mi optimismo. Por otra parte, el sufrimiento es un constituyente natural de la vida. Les regalo hoy una de las fórmulas con que suelo mitigarlo: Sé sonreir ante mis propias penas e intento comprender las de otros. Esto es algo que aprendí de ustedes y esto es algo que tengo que enseñarles.

Quisiera precisar que a mi modo de ver, es falso el optimismo de espaldas a la realidad del entorno familiar y social, así es el que nos entona cantos de sirenas, sin fundamentarse en la fuerza de trabajo y la voluntad de ejecutarlo honestamente. Desde niño recibí de la naturaleza la lección de que el esfuerzo y la convivencia pagan bien. Eso lo deduje al ver los resultados de esa alianza aparentemente lírica que nos mantenían las laboriosas abejas con las flores y con sus néctares, desde luego.

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas 
9 deDiciembre de 1991

diciembre 12, 2014

Parece que el Niño Jesús le tomó cariño a la mirra que la dotó de un secreto para que nadie pueda fabricarla.

Parece que el Niño Jesús le tomó cariño a la mirra que la dotó de un secreto para que nadie pueda fabricarla.
Parece que los Reyes Magos eran astrólogos y astrónomos de Persia o de Siria, que habían aceptado la profecía de que el Mesías vendría a redimir al Mundo.
 
Aunque los astrónomos estimen que la estrella de Belén fue la conjunción de dos astros luminosos, la fuerza poética del evangelista Mateo, no se desvanece por esa explicación. Igual podemos decir con respecto a la mirra, uno de los hermosos presentes que los magos le llevaron al niño. ¿Qué era la mirra, de donde provenía y por qué tenía ese rango de precioso don? Cuando nació Jesús esta sustancia llevaba siglos ofrendando sus virtudes al hombre sus virtudes antisépticas para la boca y la faringe de los soberanos y los poderosos, los únicos que tenían acceso a ella, además de los sacerdotes que la hacían quemar en sus ritos, para que despidiera sus gratísimas fragancias en honor de los dioses invocados.

Los primeros agricultores que por casualidad o por ensayo descubrieran las bondades médicas de la mirra, no advirtieron de inmediato el estético halago que tal resina, guardaba para el olfato. Este aspecto debieron también descubrirlo accidentalmente. Lo cierto es que al aparecer la civilización egipcia, esta sustancia recibía otro rol sagrado: era un componente del material untuoso llamado quifé, fundamental para la momificación de los cadáveres. Así, la mirra fue objeto de tal demanda entre los antiguos, que se equiparaba con el oro y en algunos casos era objeto de mayor codicia.
El árbol de la mirra la segregaban seguramente con el objeto de espantar a los insectos que  imitaban  a los zancudos que chupan sangre.
 
Los bandoleros de los desiertos del Sahara y la Península Arábiga, hurgaban hasta los últimos rincones de las caravanas atracadas, en busca de cargamentos de mirra sólo unos cuantos centenares de libras. A la luz de la química de hoy se ha establecido que no es otra cosa que una combinación muy abigarrada de átomos de carbono, hidrógeno, oxígeno y de minerales, con los cuales se forman ácidos y aceites volátiles. A estos últimos se deben las amables emanaciones que en nuestro tiempo seguimos obteniendo de este compuesto, que como sabemos es de origen vegetal. No se deriva ni de las hojas trituradas de alguna planta, ni de las pulpas de un fruto, ni del contenido de una semilla.

Es hija de dos antiquísimos pobladores de las regiones secas del África y del Asia tropical. Se les llama, en el código de los botánicos, Commiphora Abisinia y Commiphora colmol. Cuando la corteza de los mismos se fragmenta espontáneamente o es herida, arroja un líquido en gotas como lágrimas, cuyo color va del rojo claro al rojo pardo. Se trata, como ya dijimos, de una resina transparente, brillante y muy amarga, a pesar de lo cual los faraones se la untaban sobre las encías para tratarse las piorreas. En aquella época se hacía expediciones para cosechar el producto y mercadearlo a grandes precios en las ciudades.

En la Biblia se cita la mirra como el perfume con el que ungiera Ester para su cita con el rey. Estaba amargado con mirra el vino que los sádicos centuriones le ofrecían a Jesús cuando dijo tener sed. Más tarde Nicodemus usaría mirra en el cadáver de su maestro, antes de ponerlo en el sepulcro. Pero el momento más trascendente y más hermoso de la mirra en el Nuevo Testamento lo encontramos en estos versículos de San Mateo:”…Al ver la estrella sintieron grandísimo gozo, y entrados en la casa, vieron al niño con María, su madre, y de hinojos la adoraron, y abriendo sus alforjas le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra….”

El encanto de este relato no fue numerado ni siquiera por la mitología griega, según la cual una mujer llamada Mirra purgó convirtiéndose en el árbol que lleva su nombre, el pecado de haber pensado en un grave incesto. Hace siglos la agronomía encontró el modo de domesticar los expresados árboles y abaratar su amistoso producto. Hoy se le emplea como un potente fijador de los perfumes y usted puede adquirir la que quiera en cualquier botica para usarla en sahumerios aromatizantes del hogar. Sin embargo, la mirra ha conservado el secreto de su composición, tan ignorado como en los días de paz, de amor y de promisión en que la recibiera el Niño Jesús: ¡ha sido imposible producirla artificialmente!!!. 


La Ciencia Amena. Arístides Bastiidas 
18 de Diciembre de 1983

diciembre 07, 2014

Los renos merecen por sus bondades y su mansedumbre el rol que se les atribuye en las estampas navideñas.

Los renos merecen por sus bondades y su mansedumbre el rol que se les atribuye en las estampas navideñas.
Las patas del reno estàn diseñadas para avanzar con firmeza en la nieve y para funcionar como azadas, cuando la escarban en busca de los vegetales de la tundra que oculta.
 
En las estampas navideñas de las regiones nevadas hemos visto a Santa Claus llevando la carga de presentes en un trineo arrastrado por trìadas de simpáticos renos. En realidad, estos apuestos animales cumplen este trabajo en comarcas inundada por el hielo y habitadas por los lapones en el Norte de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. Los antropólogos discuten si estos semejantes de pequeña estaturas y extremidades cortas proceden de una mezcla de europeos con asiáticos o si constituyen una raza autòctona de los Alpes. Sea como sea conserva de los hábitos de los escandinavos del medioevo y con los herederos de los hombres del Edad de Piedra, en el pastoreo de los expresados ciervos. Unos y otros están tan adaptados a las temperaturas congeilantes que se asfixiarían en los climas tropicales.

Esta apreciación en resulta especulativa porque los mamíferos cuentan con temostatos para adaptarse a los cambios del termómetro. Sin embargo, estos animales que hace millones de años residieran i en el centro de Europa, se mudaron para siempre a las latitudes àrtica en las que han prosperado. Los viajeros del Polol Norte durante los siglos XVII y XIX dan cuenta de rebaños de millones de renos en Europa y de Caribues, sus hermanos en Alaska y en Canadà. Lo machos alcanzas hasta 300 kilos, dotados de cornamenta de hasta dos metros, inecesarias del todo ya que no lo usan ni siquiera para defenderse. Su mansedumbre los hace apropiados para simbolizar los sentimientos de amor y de paz que se experimenta en éstos días.

Los renos tienen un promedio de dos metros cuarenta de longitud y un metro veinte de alzada en la cruz. Extremadamente sociales viven emanadas numerosas a pesar de no estar rodeados de las feraces praderas que facilitarán la explosión demográfica de los búfalos en el antiguo Oeste de los Estados Unidos. Mientras la nieve està blanda, la escarban para comerse diez kilos diarios de lquines y de musgos. Como las existencias de estos primitivos vegetales son limitadas, deben andar a distancias de muchos kilómetros en solicitud de nuevas reservas. Ésas plantas carecen de las ventajas de las flores y de las semillas, por lo cual es más inexplicable la vitalidad que conserva para reproducirse donde muchos árboles morirìan.
Los largos cuernos del reno son a lo sumo un adorno incòmodo, pues no los usa para defenderse de los lobos que lo persiguen como su plato favorito.


Los renos y los caribues , igual que muchas especies, se reta a duelo, como los pendencieros caballeros del Edad Media, ubicarse en favor de sus elegidas. Al batirse no están bravos en absoluto y una vez que se define quién es el victorioso, el perdedor se marcha resignado, sin resentimientos y sin heridas porque la prueba ha sido sólo para medir fuerzas. Sus patas còncavas impiden los deslizamientos sobre el piso congelado. Cuando arrecia el invierno a fines de diciembre, emigrar a bosques y montañas en pos de nuevas fuentes para su alimentación de vegetarianos estrictos.

Su funcionamiento metabólico es más complejo y perfecto que el de los toros y sus consortes, porque los musgos y los lìquines son menos nutricionales que los pastos. Sin embargo, extraen de aquellos elementos y compuestos necesariospara fabricar sus pieles, sus carnes, sobre todo una leche dulce y espesa y con una concentraciòn de grasas tres veces mayor que las de las vacas y las cabras. Los esquimales se han abstenido de domesticar a los acribùes fieles al hàbito de cazarlos, pero al igual que los lapones, quienes practican el pastoreo y la ganaderìa de los renos, emplean la totalidad de las partes de estos hervìboros: las carnes para comerselas, la leche para tomarla, las pieles para vetsirse, los huesos y los cuernos para tallar ùtiles u las grasas para el combustible de sus làmparas.

A pesar de su primitivismo, los lapones explotan racionalmente el recurso, pues en otoño sacrifican sòlo los enfermos, los tullidos y los viejos. Luego aben sus corrales para que los jòvenes renos de ambos sexos se marchen a sus arboledas. Los haràn retornar en la primavera en que las hembras paren sus crìas despuès de lapsos de doscientos cuaenta dìas. Hace treita mil años estaban entre las presas favoritas del Cromagnon, quièn les dio un rol protagonistas pincipales en las pinturas ruspestres de Altamira y otras cuevas.



La Ciencia Amena. Arístides Bastidas, 19 de Diciembre de 1986

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