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diciembre 24, 2012

Nos enseñó más que periodismo.



En estos momentos, Arístides me estuviera diciendo: “Llore pero trabaje”, tal como lo hacía cuando me inicié con él en el periodismo hace 13 años. En aquel momento, como buen maestro, insistía en que nadad era fácil y que las cosas se aprendían haciéndolas, así que no importaba que rompiéramos cuartillas y cuartillas hasta que nos saliera bien la información.

Pero, hoy estoy reviviendo aquellos inicios con la diferencia de que me cuesta escribir un texto sobre alguien que me enseñó más que periodismo y a quien le debo lo que soy.

Aunque no hubiéramos querido que llegara este momento, debemos reconocer que nuestro “profe”, como lo llamamos, nos enseñó a enfrentar la vida con entereza y valentía. Y ahora, con dolor enorme, porque no lo podremos ver más, sentiremos que estará presente, porque siempre seremos los alumnos de Arístides no importa en cual redacción o periódico nos encontremos.

Nos hizo periodista de pico y pala como lo fueron él y hombres de la talla de Miguel Otero Silva, Oscar Guaramato o Cuto Lamache. Se sentaban a nuestro lado, como muy pocas veces sucede en estos tiempos, para corregirnos las fallas y errores. Así, El Nacional se convirtió en una segunda universidad para nosotros, porque cumplíamos con nuestras clases en la UCV y luego completábamos nuestra formación en la Brujoteca.

Una vez que estuviéramos bien formados y preparados nos enviaba a la redacción del periódico para que nos defendiéramos con todo lo que nos pautaran Prueba de ello es que muchos de los exalumnos de Arístides se encuentran en los medios de comunicación, ejerciendo con responsabilidad todas las fuentes que le asignen.

Durante nuestra permanencia con él, nunca sentimos que Arístides estuviera a oscuras o que sus pies estaban paralizados, porque jamás nos demostró sufrimiento, Trabajaba con ahínco y con entusiasmo, disfrutaba la música clásica, pedía que le leyeran los últimos best-sellers, hacía vida social e incluso se echaba su “palito” de vez en cuando. Esto, sin contar la cantidad de actividades que ejercía en pro de nuestro país. Mucha gente al verlo ciego y paralítico, decía que le daba vergüenza quejarse de un dolor de cabeza o gripe. Otros, confesaban que se hubieran suicidado de estar en esas condiciones. El nada le amargaba y a todo le veía su lado positivo.

Prueba de ello es que aún en sus últimos momentos, estando enfermo en el hospital, solicitaba permiso para ir a El Nacional a trabajar. Recuerdo que nunca falló y siempre, aunque fuera a las 5 de la mañana, se dedicaba hacer trabajos especiales como el de la Navidad, Semana Santa o la Batalla de Carabobo. Esa constancia por el trabajo nos inculcó siempre y para él no había horario ni días feriados.

Aunque desde hace siete años culminé las pasantías con él, perduró la costumbre de visitarlo regularmente. Interrumpíamos momentáneamente su trabajo en La ciencia Amena, para conversar desde algo íntimo y personal hasta un problema de actualidad.

Ahora ya no iremos al tercer piso donde se encontraba su oficina, pero seguro que nos encontraremos por todos lados con una foto, un texto, un libro suyo, una anécdota y un recuerdo.

Marlene Rizk.


diciembre 06, 2012

El buey y la mula inventaron la calefacción al natural para que el niño no temblara sobre el heno del pesebre.

El buey y la mula inventaron la calefacción al natural para que el niño no temblara sobre el heno del pesebre.
Dos animales, símbolos del trabajo y de la mansedumbre, a falta de otros dones ofrendarán con su aliento al Niño Jesús.
La tecnología de los pingüinos contra el frío incluye además del abrigo de sus plumas, un metabolismo de alta velocidad para generar más calor que el absorbido por los hielos polares.
Durante estos días, un frío invernal, casi colindante con el de la nieve, se instalaba en Judea, obligando a las gentes a refugiarse entrada la noche, en la lumbre doméstica de las viviendas. Los visitantes de Belén, la Casa del Pan, debían guarecerse dentro de los mesones donde el calor de la leña encendida se completaba con el fragoroso vino de viejas vendimias. José y María se habían quedado sin posada quizás, porque el cánon de arrendamiento, por la congestión de gente que fuera a censarse, era muy inflado para ellos. Como si fuera poco, a la falta de albergue surgían ahora los dolores de parto que ni ella ni él aguardaban aún. En estas condiciones el pesebre pareció ser otra bendición del cielo.

El heno ofrecía su fragilidad de mullido de colchón, para el descanso reparador. Y cuando nació el Niño Dios, no había lumbre en el entorno pero sí la calefacción natural, que con sus veinte litros de aire cálido a cada instante ofrendaban los otros dos huéspedes del establo. Jesús, que tal vez pensaba ya, debió preguntarse cómo hacían las dos mansas bestias para emitir tanto calor, si éste es hijo del fuego y ellas no eran dragones. Quizá con sus dones divinos pudo explicarse que dentro del cuerpo de los dos animales algo ardía, de modo tan lento que en vez de quemar surtía el efecto de una caricia protectora.

En efecto, el buey y la mula no podrían ufanarse de sus conocimientos sobre química y termodinámica, pero lo usaban en el máximo de sus propiedades, esta vez no sólo para servirse a sí mismos sino también al cuerpecito pobremente abrigado del recién nacido. Seguramente el futuro redentor entendió también el origen de aquella sostenida temperatura. Los mamíferos son criaturas en cierto modo privilegiadas, porque tienen en la base del cerebro un departamento llamado hipotálamo, que vigila día y noche en medio del hielo o del sol tropical para que los cuerpos que controlan mantengan invariables sus niveles naturales de calor.

Los niños de todo el mundo podrían volver a la carga para indagar si el horno interno que nos hace exhalar aire caliente igual que el buey y la mula, se alimenta con gas como las cocinas, con carbón como las antiguas fraguas o con leña como los fogones campesinos. Hay ciertas analogías con todos esos ejemplos, pero nuestro fogón, como el de la mula y el buey, emplea procedimientos mucho más complicados. Los cuadrúpedos se comen el heno dentro del cual hay una silenciosa pero potentísima fuente de energía química envasada. No la vemos porque sólo es visible cuando la ponemos en contacto con una temperatura crítica como la de la llama de un fósforo.

Esta, incendiaría el heno haciéndolo inútil. Las células de los herbívoros, como el buey y la mula, actúan con una prudencia tan admirable como eficiente. En vez de consumir la energía del heno de un solo golpe, como la haría la llama de un fósforo, la aprovechan pausadamente, tomándose todo su tiempo. No le meten candela sino que el oxígeno que respiramos se combina con el hidrógeno de las moléculas de cada carbohidrato, liberando así la energía química en forma de calor dosificado y adecuado. Los mamíferos aplican estas virtudes en los diversos fines de vida, cuando llega el frío, lo contrarestan multiplicando hasta cuatro veces el consumo de nutrientes o de heno y pasto, como en el caso que nos ocupa.

Huelga decir que como el buey y la mula querían también demostrarle su adoración al Niño Jesús, redoblaron el trabajo de alentarlo con calor, porque comprendían que ésta era la ofrenda más alta de solidaridad y de amor que ellos podían hacerle. Se dice que todos los que sumaron su fe a la fuerza y a la obra del que fuera un niño de pesebre lo acompañan hoy en el reino celestial donde prosigue su obra redentora del hombre. ¿No estarán allá criaturas que también le rindieron tributo al niño en la hora de bienaventurada de su natividad? 
 La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
28 de Diciembre de 1983


diciembre 05, 2012

Si los niños asumieran el control de la prensa, la radio y la TV nos darían una educación mejor que las que hoy difunden esos medios.


Ese ciertamente muy pobre el espacio que los medios impresos, radiales, televisivos y cinematográficos, dedican a las cosas buenas de los niños. Este marginamiento es una consecuencia propia del raudo y pragmático mundo en que se desenvuelve nuestra sociedad. El objetable esquema de que sólo es periodístico los que es noticioso se acompaña a su vez de una objetable noción de que sólo es noticia lo especular. A ello se añade la vigencia de conceptos anticuado sobre la seriedad y la razón. Así se articula un engranaje de ruedas dentadas que obran como un molino triturador de los mensajes alusivos a ese personaje tan importante en toda comunidad que es que el niño.

Siempre se ha sabido que su realidad está en la fantasía y que su trabajo no es otro aquel juego. Hay adultos que evalúan bien los frutos de la imaginación y que los toman como las manifestaciones de la poesía al natural. Pero considerarían fútil un plan en que se difundieran cotidianamente en todos los medios de comunicación el pensamiento y las fábulas de los niños. A tales efectos los consideraríamos sin la seriedad, sin el raciocinio y si el relieve informativo que hay en los asuntos de la gente mayor, los únicos dignos de las páginas periodísticas, de las audiciones radiales y de las emisiones de la pantalla chica y de la grande.

Ni siquiera las personalidades consagradas a la educación de los niños y al amor por ellos, defienden el derecho de que se hagan sentir por las expresadas vías. Si tuviéramos conciencia de la deuda que en este sentido acumulamos con nuestros niños, habríamos impedido el duelo lírico en que nos encontramos por la desaparición de El Cohete o estaríamos, aunque fuera de un modo sentimental, cada vez que la negligencia burocrática atropella queriéndolo o no a ese gusano de luz para nuestros escolares que es la revista tricolor

Afortunadamente hay soñadores que jamás duermen en el propósito de hurtarles a los adultos alguna porción pequeña del espacio que tienen en los medios para ver lo que hablan los niños.

Este es el caso de la Pájara Pinta insertada en este diario, y la que el ingenio de Jesús Rosas Marcano encuentra la horma de su zapato, en el de los niños que le escriben. Sería interesante una encuesta con los niños el que le preguntáramos que piensan de nosotros. Estoy seguro de que sus opiniones no serían tan liliputienses, como los concebimos. Tomacito, un vecino de nueve años con el que suelo dialogar, me dijo que yo era un vivo, pues además de ser ciego escribía cosas para que fueran otros lo que tuvieran el trabajo de leerlas. Además de admirar la red de asociaciones de ideas que lo condujeron a esta conclusión, me di cuenta de que mi amiguito está entre los que han captado el ventajismo con que nosotros los tratamos a ellos, persuadidos de una infalibilidad no tenemos.

En los medios de comunicación les negamos a los niños el rol protagonista que asumen los grandes de un modo inapelable. Esta iniquidad va pareja a otra más nociva y que consiste en el bombardeo de ficciones artificiales y manipuladas, que al lado de sus fábulas asistidas de lógica, son como cuadros de aquelarre en una exposición de mansas acuarelas. A mi no me cabe ninguna duda de que si los niños hicieran la prensa, la radio, el cine y la televisión nos habrían dado a los grandes la fina educación que no hemos podido impartirles por las mismas vías. Además nos refrescarían el sentido de la sinceridad.

El genuino periodismo no se circunscribe a los predios de la información, pues tienen un compromiso inevitable con los sentimientos, la moral y los intereses generales del ser humano. Entre estos sobresalen los afectivos y entre éstos debe agigantarse el amor que le debemos a los niños. Todo lo que los aludan nos llama la atención. Por otro lado la acogida que les dispensáramos en los medios de comunicación tendría un número de receptores que a aumentarían el razón directa a la calidad de los materiales que difundiéramos y de la obstinación con que nos dedicáramos a tan hermosas tarea. 

 

diciembre 03, 2012

La historia de un caballo que era bien bonito, de Aquíles Nazoa.

La historia de un caballo que era bien bonito, de Aquíles Nazoa. 

     La historia de un caballo que era bien bonito, de Aquíles Nazoa.

Yo conocí un caballo que se alimentaba de jardines. 
Todos estábamos muy contentos con esa costumbre del caballo; y el caballo también porque como se alimentaba de jardines, cuando uno le miraba los ojos las cosas se veían de todos los colores en los ojos del caballo.

Al caballo también le gustaba mirarlo a uno con sus ojos de colores, y lo mejor del asunto es que con los ojos de ese caballo que comía jardines se veían todas las cosas que el caballo veía, pero claro que más bonitas, porque se veían como si tuvieran siete años. Yo a veces esperaba que el caballo estuviera viendo para donde estaba mi escuela. El entendía la cosa y miraba para allá, y entonces mi hermana Elba y yo nos íbamos para la escuela a través de los ojos del caballo.

¡Qué caballo tan agradable!

A nosotros cuando más nos gustaba verlos era aquellos domingos por la mañana que estaban tocando la retreta y ese caballo de colores llegaba por ahi vistiéndose de alfombra por todas partes que pasaba.

Yo creo que ese caballo era muy cariñoso. Ese caballo tenía cara de que le hubiera gustado darle un paseíto a uno, pero quien se iba a montar en aquel pueblo en un caballo como ese, pues a la gente de ahí le daba pena; ahí nadie tenía ropa aparente.

Como sería de bonito ese caballo que con ese caballo se alzó Miranda contra el gobierno porque se inspiró en el tricolor de sus labios y en el rubio de sus ojos.

Ese caballo si se veía bonito cuando estaban tocando ahí esa retreta y el Señor Presidente de la Sociedad de Jardineros lo traía para que se desayunara en la plaza pública.

Que caballo tan considerado. Ese caballo podía estar muy hambriento, pero cuando los jardineros lo traían para que se comiera la plaza, el sabia que en el pueblo había mucha gente necesitada de todo lo que alli le servían, y no se comía sino a los músicos.

Y los músicos encantados. Como el caballo estaba lleno de flores por dentro, ellos ahí se sentían inspirados y se la pasaban tocando música dentro del caballo.

Bueno, y como el caballo se alimentaba de jardines y tenía todos los colores de las flores que se comía, la gente que pasaba por ahí y lo veía esperando que los jardineros le echaran su comida decían: míreme ese caballo tan bonito que está ahí espantándose las mariposas con el rabo.

Como sería de bonito ese caballo que con ese caballo se alzó Miranda contra el gobierno porque se inspiró en el tricolor de sus labios y en el rubio de sus ojos.

Y el caballo sabía que decían todo eso, y se quedaba ahí quietecito sin moverse para que también dijeran que aquel caballo era demasiado bonito para vivir en un pueblo tan feo, y unos doctores que pasaron lo que dijeron es que lo que parecía ese caballo es que estaba pintado en el pueblo.

¡Así era de bonito ese caballo!

Todo el mundo era muy cariñoso con ese caballo tan bonito, y más las señoras y señoritas del pueblo, que estaban muy contentas con aquel caballo que se alimentaba de jardines. ¿No ve que como consecuencia de aquella alimentación lo que el caballo echaba por el culito eran rosas? 


Así, cuando las damas querían adornar su casa o poner un matrimonio, no tenían más que salir al medio de la calle y recoger algunas de las magníficas rosas con que el caballo le devolvía sus jardines al pueblo.

Una vez en ese pueblo se declaró la guerra mundial, y viendo un general el hermoso caballo que comía jardines, se montó en él y se lo llevó para esa guerra mundial que había ahí, diciéndole: mira caballo, déjate de jardines y de maricadas de esas y ponte al servicio de tal y cual cosa, que yo voy a defender los principios y tal, y las instituciones y tal, y el legado de yo no se quien, y bueno, caballo, todas esas lavativas que tu sabes que uno defiende.

Apenas llegaron ahí a la guerra mundial, otro general que defendía el patrimonio y otras cosas así, le tiró un tiro al general que estaba de este lado de la alcabala, y al que mató fue al caballo que se alimentaba de jardines, que cayo a tierra echando una gran cantidad de pájaros por la herida porque el general lo había herido en el corazón.

La guerra por fin tuvo que terminarse porque si no hubiera quedado a quien venderle el campo de batalla.

Después que terminó la guerra, en ese punto que cayó muerto el caballo que comía jardines, la tierra se cubrió de flores.

Una vez venía de regreso para su pueblo uno que no tenía nombre y estaba muy solo y había ido a recorrer mundo buscando novia porque se sentía bastante triste, ¿no ve que le mataron hasta el perro con eso de la defensa de los principios y tal?, y no había encontrado novia alguna porque era muy pobre y no tenia ninguna gracia.

Al ver ese reguero de flores que había ahí donde había muerto el caballo que comía jardines, el hombre cogió una de su gusto y se la puso en el pecho. Cuando llegó al pueblo encontró a su paso una muchacha que al verlo con su flor en el pecho, dijo para ella misma: que joven tan delicado que se pone en el pecho esa flor tan bonita. Hay cosas bonitas que son tristes también, como esa flor que se puso en el pecho ese joven que viene ahí. Ese debe ser una persona muy decente y a lo mejor es un poeta.

Lo que ella estaba diciendo dentro de ella con ese asunto, el hombre no lo escuchó con el oído, sino como lo oyó fue con esa flor que tenía en el pecho.
Eso no es gracia; cualquiera pude oír cosas por medio de una flor que se ha puesto en el pecho. La cuestión es que uno sea un hombre bueno y que reconozca que no hay mayores diferencias entre una flor colocada en el pecho de un hombre y la herida de que se muere inocentemente en el campo un pobre caballo.

Qué iba a hacer, le regaló a aquella bonita muchacha la única cosa que había tenido en su vida, le regaló a la muchacha aquella flor que le servía a uno para oír cosas: ¿quién con un regalo tan bueno no enamora inmediatamente a una muchacha?

El día que se casaron, como el papá de ella era un señor muy rico porque tenía una venta de raspado, le regaló como veinticinco tablas viejas, dos ruedas de carreta y una moneda de oro.

Con las veinticinco tablas el hombre de la flor se fabricó una carreta y a la carreta le pintó un caballo, y con la moneda de oro compro una cesta de flores y se las dio de comer al caballo que pinto en la carreta, y ese fue el origen de un cuento que creo haber contado yo alguna vez y que empezaba: "Yo conocí un caballo que se alimentaba de jardines".

La Fábula de la Avispa ahogada, del inolvidable Aquiles Nazoa.

        La Fábula de la Avispa ahogada, del inolvidable Aquiles Nazoa.


Escritor, periodista, poeta y humorista, cuya obra proyecta los valores de la cultura popular venezolana. Nació en la barriada caraqueña de El Guarataro. El hombre de las cosas más sencillas.

       La Fábula de la Avispa ahogada, del inolvidable Aquiles Nazoa. 

                                     La avispa aquel día, desde la mañana,
                                     como de costumbre, bravísima andaba.
                                     El día era hermoso, la brisa liviana;
                                     cubierta la tierra, de flores estaba
                                     y mil pajaritos los aires cruzaban.
 
                                     Pero a nuestra avispa -nuestra avispa brava-
                                     nada le atraía, no veía nada
                                     por ir como iba, comida de rabia.
 
                                     "Adiós", le dijeron unas rosas blancas
                                      y ella ni siquiera se volvió a mirarlas 
                                      por ir abstraída, torva, ensimismada, 
                                      con la furia sorda que la devoraba. 

                                    "Buen día" le dijo, la abeja, su hermana
                                      y ella que de furia, casi reventaba,
                                      por toda respuesta, le echó una roncada
                                      que a la pobre abeja, dejó anonadada.
                                        
                                     Ciega como iba, la avispa de rabia,
                                      repentinamente, como en una trampa,
                                      se encontró metida, dentro de una casa.  
                                      Echando mil pestes, al verse encerrada, 
                                      en vez de ponerse, serena y con calma
                                      a buscar por donde, salir de la estancia,
                                      ¿sabéis lo que hizo? ¡Se puso más brava!
 
                                      Se puso en los vidrios, a dar cabezadas,
                                       al ver en su furia, que a corta distancia
                                       ventanas y puertas, abiertas estaban;
                                       y como en la ira, que la dominaba  
                                       casi no veía, por donde volaba,
                                       en una embestida, que dió de la rabia
                                       cayó nuestra avispa, en un vaso de agua. 

                                      ¡Un vaso pequeño, menor que una cuarta
                                       donde hasta un mosquito, nadando se salva!
                                       Pero nuestra avispa, nuestra avispa brava,
                                       más brava se puso, al verse mojada,
                                       y en vez de ocuparse, la muy insensata,
                                      de ganar la orilla, batiendo las alas
                                      se puso a echar pestes y a tirar picadas
                                       y a lanzar conjuros y a emitir mentadas.

                                      Y así, poco a poco, fue quedando exhausta
                                       hasta que furiosa, pero emparamada, 
                                       terminó la avispa por morir ahogada.

                                       Tal como la avispa, que cuenta esta fábula,
                                        el mundo está lleno, de personas bravas,
                                        que infunden respeto, por su mala cara,
                                        que se hacen famosas, debido a sus rabias
                                        y al final se ahogan, en un vaso de agua.

diciembre 02, 2012

Los ratones cubren en la noche distancia que serían tan largas como la vuelta a la Tierra de un hombre que anduviera a pié.

Los ratones cubren en la noche distancia que serían tan largas como la vuelta a la Tierra de un hombre que anduviera a pié.

La oscuridad es el medio propio del ratón que, sin embargo hace correrías diurnas, amparándose en la velocidad de sus patas ante el peligro.


Con sus incisivos como escopios pueden reducir a polvo materiales orgánicos, para comerlas o para acolchonar sus nidos. 

Los ratoncitos caseros son el prototipo de los micromamíferos monopolistas, de facultades fisiológicas que los científicos tratan de explicarse. poseen mecanismos secretos y de gran competencia para adaptarse al calor y al frío y para mantener en el trópico o en las regiones subpolares una sin par capaidad reproductiva, que le permite a la hembra hasta seis partos al año con seis crías cada uno. Ahora bien, si no hay comida suficiente se multiplican sólo en la medida en que la consigan. Con ese fin retrasan sus ovulaciones y emiten ciertos sonidos, que expresan su rechazo rotundo a copular  con un macho compulsivo. Los avances en este aspecto de la zoología han sido resumidos para el mundo, por el catedrático F. H. Bronson de la Universidad de Texas en Austin.

Profesor Franklin H. Bronson, Director del Instituto de Biología Reproductiva de la Universidad de Texas, en Austin.

El ratón doméstico es un comensal del hombre desde que éste se hizo sedentario. Sus dones para digerir y metabolizar la celulosa de vegetales, le permitieron asimilar con los alimentos que hurtaba, telas, papeles, cartones, cueros, ciertas maderas. Aprendió a imitar a la rata canguro del desierto que nunca bebe agua pero orina siempre, porque la fabrica combinando el oxigeno del aire con el hidrógeno de la celulosa que es para ellos como son para nosotros el azúcar y los almidones. Todo esto es conocido pero nadie sabe comn hacen los ratones para vivir  cerca de las cocinas o en el interior de cavas congeladas con las misma confortabilidad. Obsérvese que su  minúsculo tamaño les contrarresta la acción reguladora de sus termostatos, por la cual tienen tendencia a enfriarse rapidamente en ausencia del calor y a calentarse cando el mismo es elevado.

De algún modo se las arreglas para ahorrar calorías en épocas de escasez, cuando suelen ser más largas sus jornadas en busca de la dieta diaria. Parece que nevesitan hacer calistenia continuamente, pues según los experimentos de Bronson, un ratón con la despensa de su jaula llena, era capaz de dar, en una rueda vertical anexa, de veinte mil a treinta mil vueltas por noche. Esto es igual al recorrido de entre nueve y quince kilómetros. Esa distancia para un animalito de veinte gramos, sería  igual a la de un hombre de setenta kilos que anduviera entre treinta y dos mil y cuarenta y ocho mil kilómetros entre crepúsculo y crepúsculo. La circunsferencia de la Tierra es de 40.000 Km. Otros hechos dejan impávidos a los investigadores, como el de que si la dieta es deficitaria, la hembra detiene su crecimiento  pero madura sexulamente, mientras los machos hacen lo contrario. En este mundo es usual la presencia de varones bien  formados pero sin ninguna virilidad. Ellos se ayudan con ciertas previsones para procurarse un microclima  estable en sus cuevas. Si el medio externo es caliente aprovechan la neutralidad térmica de las paredes de tierra en sus habitaciones. Y si hace frío los miembros de la familia se juntan resguardando el calor de sus cuerpos y el de sus alimentos. Las parejas hogareñas no admiten visitantes ni intrusos en el habitat de sus correrías.

Con este fin lo marcan con su orina, la cual despide señales de olfatorias que dirán  a los extraños, no sólo que están en terreno ajeno, sino también las características de la especie, el sexo y el nivel erótico de los propietarios. Los nacimientos pueden ocurrir a temperaturas oscilantes entre las seis grados centígrados bajo cero los treinta y cuatro grados centífgrados. Cómo pueden las crías recién nacidas e inválidas sobrevivir a esos fríos sin las estufas que en tales casos usan los seres humanos?  El cuerpo de las madres es insuficiente para abrigarlas a todas, por lo cual dependerán exclusivamente de las calorías de la alimentación al pecho. 

Entre los ratones está prohibido el incesto y las madres lo impedirán airadamentre en el caso de que sus consortes lo intentaran con sus hijas. Estas son destetada a las semanas cuando empiezan a buscarse su sustento. A las tres semanas abandonan el hogar natal y se marchan a fundar el suyo. No creen en aquello de que contígo pan y cebolla, porque antes de dar el sí a un pretendiente, se aseguran  de que haya provisones en su nuevo entorno y aguardan  a que esté lista la madriguera que escavan entre ambos. Es extraño que estos animalitos estén libres de la norma de la vida y de reproducción peculiares de los grandes mamíferos, cuyas épocas de celos no son caprichosos  y aparecen sin adptar  las previsiones inteligentes de los ratones más simpáticos y tan destructores.


La Ciencia Amena
13 de mayo de 1986
 

Un par de riñones sanos filtran quinientos litros por día y luego de purificarlos emplean sólo litro y medio para la orina.

Un par de riñones sanos filtran quinientos litros por día y luego de purificarlos emplean sólo litro y medio para la orina.
Este corte transversal de un riñón nos da una idea de los diferentes departamentos en que el agua sucia de la sangre es limpiada para ser devuelta a la circulación.

Tomamos en cuenta a los riñones cuando por motivos ajenos a su voluntad, dejan de hacer su finísimo trabajo de filtros que entre billones de moléculas que examinan diariamente, diferencian las que son buenas para reintegrarlos al torrente  circulatorio, de las que son malas para expulsarlos por indeseable en  la orina. Nuestro cuerpo es una inmensa colección de fábricas, que como las de nuestras ciudades, también arrojan desperdicios y sustancias tóxicas,  que si se quedaran en nuestro organismo nos quitaría la vida en un plazo de  hora. Los riñones vigilan permanentemente, desde el nacimiento hasta la muerte, el contenido de la sangre, manteniéndola libre de la densa polución que se desprende de las industriosas células.

Los riñones, ya lo sabemos, están colocados a nuestras espaldas y ambos lados de la columna vertebral. Semen¡jantes a grandes granos de caraotas, su longitud suele ser de diez centímetro y su peso no pasa de doscientos gramos. Su color rojo oscurono nos da idea de la lozanía que los caracateriza en las personas saludables. Por la arteria renal que viene de la de la orta la sangre entre en ellos cruzando cuatro millones de nefrones de que están formados. Estos son unidade compuestas de redes de vasos capilares o glomérulos, las dos capas que laos envuelven y los túbulos ultramicroscópicos. Si se les pusiera en línea recta cubtrirían la distancia que hay entre Caracas y Maracay.    

A estos túbulos no llegan las proteínas de la sangre debido a que son muy grandes para cruzar el fino cedazo que en cambio  dejó pasar el agua en compañía de sustancias útiles mezcladas con las de desecho. Estas últimas son identificadas nadie sabe como. De inmediato el mismo mecanismo que devuelve a la sangre las moléculas vitales arroja al exterios las peligrosas. Estas como ya lo insinuamos hacen un viaje de cien kilómetros hasta desembocar finalmente en una cavidad situada el en centro de cada órgano: se trata de la llamada pelvis renal, cuyo trabajo es una verdadera mantequilla pues consiste en despachar la orina qu se ha formado por el uréter hacia la vejiga. 

El riñón tiene resueltas las ecuaciones que sería necesario para formular para el mejor aprovechamiento de la presión de la sangre y de la presión osmótica. Esta última, es regulada con la precisión matemática de un gran físico en su laboratorio. El procedimiento con que el riñón toma sus desiciones, está influenciado por hormonas o emisarias del cerebro, aunque se desconozcan el modo en que cumplen su cometido. Se estima que procesan unos quinientos litros de agua por día, de los cuales devuelven al organismo más de cuatrocientas noventa y ocho, o sea el 99,60%.

El cuatro por ciento de la orina está fomado por úrea, sal común, creatinina, fosfatos, ácido úrico, y otros componentes que proceden de las células muertas durante el catabolismo. Estos excedentes sólidos son disuletos en el líquido pero por algún defecto congénito se concretan en torno de una bacteria muerta o de algún otro corpúsculo. Es así como se forman las piedras o cálculos colocados en la pelvis renales. Por cierto que la orin a sale de ésta como si se diera la fuga, a razón de 30 gotas por segundo.  Mientras permanezca en la vejiga está a salvo de toda corrupción, la cual se iniciará al poco tiempo de que la orina haya tomado contacto con microbios inmunes a la acidez de tal medio.

Hay casos en que la formidable eficiencia de los riñones fracasa permitiendo la salida de compuestos necesarios. Tal sucede por ejemplo, en el caso de los diabéticos que tienen la sangre saturada de glucosa. La concentración de azúcar es tan alta que  los canalículos sólo pueden devolver al cuerpo una parte de ella. La restante se marchan con la orina  que po eso sería dulce, para el que se atreviera saborearla. Durante la Segunda Guerra Mundial el científico holandés Willerm Kolff inventó el rinón artificial que usa el principio de la dialisis, mediante el cual es posible hacer un análisis fundado en la capacidad de ciertas sustancias para travesar membranas porosas. 

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