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noviembre 26, 2012

Nadie ha sido bautizado con un nombre tan opuesto al que en verdad le correspondería al Océano Pacífico.




Esta isla volcánica cerca de Indonesia es la más nueva de la Tierra. Emergió, en 1883, hace más de un siglo, después del estallido y hundimiento del volcán Krakatoa.

En 1837, Carlos Darwin se anotaba su primer acierto científico en un campo distinto del que lo haría famoso. En el Océano Pacífico abundan cuerpos de agua aislados del mar por un anillo de paredes formadas por la acumulación de restos de Corales. Son los Atolones cuyo origen intrigara por igual a los navegantes y a los precursores de la oceanografía. Darwin lanzó la hipótesis, confirmada, de que eran islas en torno de los cuales se habrían construidos arrecifes coralinos en la medida en que se hundían. Es mucho lo que se ignora acerca de éste océano, cuyo nombre, enmarca la violencia de sus característicos interiores. Un ejemplo de esa violencia está el volcán Krakatoa que desapareció en 1883, durante su erupción.

Treinta y seis mil personas murieron, barcos en puerto de Java aparecieron  kilómetros adentro en tierra seca y el oleaje llegó  hasta Inglaterra. El Pacífico posee la mitad de todo el mar y cubre también la mitad de su lecho. Fue descubierto por navegantes españoles y portugueses que buscaban una vía corta hacia la Indias para el próspero negocio de las especies. En 1520, Magallanes, luego de cruzar el estrecho que lleva su nombre por haberlo descubierto, se maravilló ante aquella extensión azul, no tanto por su color como la aparente tranquilidad de sus aguas, se abrió un largo paréntesis en el estudio de este océano.

El hijo del gran naturalista teorizó que la cavidad en que se aloja se debía a un trozo que se desprendiera de la Tierra cuando estaba naciendo. Ese trozo se habría redondeado por el efecto rotatorio, para convertirse en una luna. Esta apreciación se desplomó cuando, con las pruebas de potasio-argón, se supo que las piedras  traídas por los astronautas tenían una antigüedad mayor  que las de nuestro planeta. El origen de las cavidades del mar y sus cuatro océanos, sigue desafiando la imaginación de los más grandes geólogos. Como dijimos anyeriormente, el Pacífico es clase aparte al lado del Atlántico, el Oceánicoel Artico. De la región más meridional del occidente sudamericano, parte la más grande cordillera conocida hasta hoy.

Es la Elevación del Pacífico Oriental, la cual bordea a Australia y termina en el Indico, con una longitud de 65 kmil kilómetros.Debe tener muchas curvas y zig-zag, porque la periferia de la Tierra en el Ecuador mide sólo cuarenta mil kilómetros. Los Oceanógrafos predicen que algún día ascenderá los tres kilómetros que la  separan  de la superficie acuática. Entonces, se harán visible, como el Archipiélago de los Galápagos y la enigmática Isla de Pazcua que forman parte de ella. Se comprobó que en el norte del Pacífico había millones de kilómetros cuadrados cubiertos de granito. Este material es propio de los continentes, porque el mar es de basalto, una roca negra verdosa.

Determinaron que el granito se había desprendido de montañaa terrestres a causas de erupciones volcánicas, cuando emergieran Los Andes. Está demostrado que las Islas de Hawai estuvieron por debajo del aua durante un tiempo incalculable y en la actualidad se están volviéndo a hundir a razón de milímetros por  año. Otra busqueda con resultados lindante en  lo fantástico, fue la  del geólogo Harry Hess de la Universidad de Princeton en los Estados Unidos. Con una sonda acústica detectó un volcan cuya boca estaba cubierta por una gran plataforma lisa. Estaba inactivo hacía millones de años. Cuando preparaba una hipótesis este fenómeno, advirtió que había otros con las mismaas características. Pudo contar 500 de estos volcanes náufragos a los que llamó ¨Guyots¨. 

Como insinuamos al principio, la superficie del Pacífico es de 180 millones de kilómetros cuadrados y de todo el mar es 361 millones de kilómetros cuadrados. El volúmen de agua  del Pacífico es de 724 millones de kilómetros cúbicos y la de todo el mar es de 1.370 millones de kilómetros cúbicos. En este océano se hallan las mayores profundidades  y la de Las Marianas, con 11.520 mts. Los biólogos suponen que en estas dimensiones se ocultan manifestaciones inconcebibles de la vida. A comienzo de esta década, oceanógrafos de la Universidad de California, localizaron a dos mil metros de profundidad en los Galápagos, bacterias, cangrejos, gusanos y un pez que no vivía de productos de la fotosíntesis o de derivados de ella. El eslabón inicial de su cadena ecológica en las tinieblas más absolutas  estaba representado por bacterias que obtenían su energía, del calor de un chorro de agua sulfurosa que brotaba de las extrañas de la tierra.    


noviembre 25, 2012

La hora legal de Venezuela tiene 60 minutos de adelanto: pero aún así no hay relojes que nos hagan levantar temprano.



Greenwich es una ciudad que todo el mundo conoce de oídas, por la importancia de ser el lugar donde teóricamente  nace el día. Le cupo esta suerte gracias al papel de abanderados de la ciencia, que tan bien han desempeñado los ingleses. De no haber sido así, esa localidad a orillas del Támesis y cercana a Londres, sería popular porque fue allí donde vino al mundo en el siglo XV, el monarca Enrique VIII. Fue realmente excepcional, pues tuvo el brío de casarse seis veces en forma consecutiva, de mandar al caldaso a dos de sus esposas y romper con la Iglesia Romana, porque Clemente II se negaba a divorciarlo,  al tiempo que fundaba la Iglesia Anglicana, que como estaba regida por él, sí le otorgaba esa gracia a los maridos desilusionados.  

En 1965 se instalaban en Greenwich los aparatos de un observatorio, destinado a un propósito muy concreto. Inglaterra se disponía a adueñarse de los mares, entre otras razones, porque eran las únicas rutas de comunicación con el exterior, ya para el transporte de pasajeros, ya para el inyercambio comercial, ya para sus incursiones colonialistas en los cuatro puntos cardinales de la Tierra. En cualquier parte sus marinos necesitaban un lugar de referencia para saber su posición y medir la distancia a que se encontraban de sus respectivos puertos. Ese punto fijo se concibió, trazando un circulo imaginario  que pasaba por ambos polos e igualmente por el cenit y nadir de Greennwich.


Se trataba de un meridiano con nombre y apellido que es lo que podía distinguirlo del infinito número de ellos que podían idearse. Se convino en que su longitud era la de cero grados, cero minutos y cero segundo. Fueron imaginadas secciones de quince grados cada una y equivalentes a una hora. Es obvio que cada grado era igual a cuatro minutos. Cada sección, es un meridiano de los cuales hay veinticuatro  que en su conjunto suman trescientos sesenta grados. Cada uno de los gajos de una naranja que tuviera veinticuatro equivadría a un meridiano. Si se establece en uno de ellos el punto de partida, ese sería el de Greenwich. En el cuarto gajo, mas o menos en la mitad de su superficie visible, estaría Caracas.

En el gajo  o meridiano de la parte opuesta estaría Pekín. Es por eso que cuando aquí son las doce del día, en China son las doce de la noche, en Greenwich son las cuatro de la tarde y en el Japón empieza a amanecer. La aceptación mundial de Greenwich ocurrió hace un siglo, en 1883. La expresión de post-meridiem, aplicable a las horas que siguen a las doce del día y de antes - meridiem, aplicables a las hora que siguen a la media noche, responden a la intención de diferenciar el tiempo transcurrido después que el sol pasará por Greenwich o antes que lo hiciera. Los militares oficializaron la numeración corrida de uno a veinticuatro que sin lugar a duda es mejor para quienes la entienden.

La medición del tiempo no fue alterada para nada por los cambios que introdujo el sistema métrico decimal. Calculamos el día en dos decenas de lapsos  como los sumerios y en veinticautro como los egpicios. Antesd e las clepsidras, el hombre fraccionaba el día en períodos  más largos y con fronteras muy difusas  entre sí: la madrugada, mañana, tarde y noche. Es fundada la idea de de que la hora entre los egipcios se estrableció por razones religiosas. ASí se deduce de que  esa palabra se expresaba con un jeroglífico equivalente al vocablo WNWT si es que, alguien puede pronunciarlo. Ese jeroglífico significaba deber sacerdotal y al añadirsele otro era traducible, como vigía del tiempo. 

Venezuela está entre los sesenta  y los setenta grados de longitud. Hace quince años, nuestros relojes tenían una hora de adelanto, pues estámos a doscientos cuarenta minutos del meridiano de Greenwich en Paria y Delta Amacuro y sin embargo nuestros relojes elevam a trescientos minutos esas diferencia. La misma  fue decretada por el gobierno del extinto presidente  Rául Leoni, a fin de que nos levantaramos más temprano y mejorábamos el aprovechamiento del tiempo, Al parecer, se requieren métodos con un poder más disuasivo, para lograr esa aspiración. Si aplicáramos con rigor la hora de Greenwich, no, nuestra hora legal, cuando suena el pitico de Cajigal en Caracas serían las 10:30; en Margarita, las 11;00 y en Maracaibo las 10:10 am. 

La Ciencia Amena de Arístides Bastidas 
07 de Octubre d e 1980


 


noviembre 23, 2012

En las barbas de la Seguridad Nacional científicos ajenos a la tiranía echaron las bases de la Asociación para el Avance de la Ciencia, ASOVAC.

 
En el logotipo de la Asovac aparece un buho, símbolo de la sabiduría, junto con un microscopio  en que se examina el micromundo y una estrella que es la alegoría del universo

La Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia fue la simiente de las espigas interdisciplinarias que han surgido en los promisorios campos del conocimiento en venezuela. Sin los aportes de esta institución, el país careceria de la infraestructura que tenemos en esta esfera de la intelignecia. Hace casi ventinueve años, que sin ninguna expetiencia y con sólo el primer año de bachillerato, fui incorporado aln regimiento paracientífico, que entonces formara el doctor Francisco De Venanzi, motor de este rotundo cambio en la compañía del doctor Marcel Roche quien también confió en los dones informativos del nuevo recluta que era yo, en pos de estos dos hombres que tanto talento me infundieron. 

En esa época mis errores eran más ostensibles que los de ahora, pero mis dos patrocinantes  eran indulgentes y sabían que todo aprendiz se equivoca siempre. Yo los admiraba por el caudal informativo que les había dado el estudio y por la enterza de permanecer apartados de los cauces oficialistas y de soportar la riesgosoa ojeriza a que se exponían los que no estaban con la dictadura. De Venanzi había dejado su cátedra en protesta por la eliminación de la autonomía universitaria. Quiso la casualidad que su cuartel general, el Instituto Roche, estuviera en la Plaza Morelos a cien metros del cuartel general de los torturadores esbirros de Pedro Estrada. 

En el Instituto Roche nos encontrábamos pichones de periodistas como yo  y pichones de científicos como Raimundo Villegas, el actual Ministro de Estado. Allí con actitud flexible para la aceptación de los muchachos candidatos a miembros, actuaban De Venanzi y Roche vertebrando la ASOVAC, un movimiento en que se representaban más de treinta especialidades, cuyoscultivadores confrontaban sus respectivos logros  en las célebres convenciones para el Avance de la Ciencia. Contrastablemente esa fue la época de oro de la ciencia en los periódicos. Como la censura dictatorial suprimía muchos  materiales, el espacio vacío esa ocupado con las informaciones de nosotros, noveles reporteros.

De Venanzi incluye en el patrimonio de su noble sabiduría, el arte de estimular haciéndolo creer a uno que es valioso. Este fue el secreto del éxito que tuvo al reunir un ejércitos de novicios del conocimiento que lo amaban, cultivándolo con perseverancia y con honestidad. En muchas ocasiones cuando  mecanografiaba en el Colegio de Médicos las reseñas de los trabajos más llamativos de cada convención, De Venanzi leía mis cuartillas como quien no quiere laq cosa, sacaba la pluma fuente y escribía a mano correcciones hechas siempre en el lenguaje del quehacer informativo del periodista. Me entusiasma reconocer que también me enseñó cosas de mi oficio, con esa enriquecida intuición suya, tan enfundada en la más genuina modestia. 

Por lo que yo recuerdo, De Venanzi no era un devoto de la ciencia por la ciencia. Digo esto por dos razones: la primera era que siendo rector de la Universidad Central de Venezuela me dijo que la ciencia era la clave del porvenir del hombre y de sus sociedades. La segunda es que conspirando contra Perez Jimenez, nos propuso a Amílcar Gómez y a mi procedimiento tecnológico para enmudecer el sistema de comunicación del gobierno. Es cierto que algunas veces he lucido como si no quisiera la ciencia básica. Resumiré mi pensamiento al respecto recordando el hecho, de que en las naciones en que más se aplica la ciencia en la producción, la ciencia básica cuenta con los financiamientos que se merece.

Yo nací el doce de marzo de 1924. El doctor De Vennzi también nació el doce de marzo de un año que todavía no me ha revelado. Estoy por creer que las predicciones de su pseudociencia que es la Astrología, al observar que tenemos el mismo signo zodiacal, parecidas limitaciones físicas,  y una firma determinación de trabajar que es el mejor modo de vivir. Pero también en estos terrenos sigue siendo un maravilloso maestro, pues hace más de tres décadas le dio un jake victorioso a cierto síntoma que habría sido letal, si él no lo hubiera afrontado con una actitud más heróica que terapéutica. Su artículo de ayer  sobre mi persona me comunicó tanto júbilo como la distinción que me otorgó la UNESCO; no sé si, con acierto. He reflexionado que si yo fuera digno de esos conceptos cuales son los que se merecería él, que promovió la fe en sí mismo  en toda una legión de hombres en que el suscrito es uno más      

La Ciencia Amena de Arístides Bastidas.
29 de Octubre de 1981
 

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