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noviembre 19, 2011

Los difamados intestinos son refinados y elistescos cuando escogen las sustancias que nos permiten vivir.



La apéndice humana absorbe toxinas de las fermentaciones en el ciego, pero su papel es insignificante en relacion con el que desempeña otras especies, donde su tamaño es mucho mayor. Aquí vemos la de un hombre y la de un conejo

Los intestinos están ocupando la atención del mundo, por el mal que aquejaba al señor Reagan. Sin embargo, su importancia ha sido siempre notable, por los imprescindibles servicios que prestan a la vida. Su funcionamiento se refleja en el resto de nuestro organismo y hasta en el sentido de la convivencia. Sería nuy dificil encontra un humorista en personas con estreñimiento o diarrea.

A lo largo de ese tubo con diez secciones se efectua reacciones químicas y bionalitica, que comprendemos a media y que jamás podriamos ejecutar en el más sofisticado laboratorio en esta era de las computadoras electrónicas, las cuales hacen de todo, menos fabricar vidas.



La parte interior de los intestinos tiene un gran poder de absorción, formado por pliegues como los de un acordeón, tiene la increible superficie de 300 m2.

Los intestinos gozan de cierta independencia, pues, hacen su oficio a la perfección, en personas a quienes les han extirpado el estómago. Eso, sí, en estos casos exigen que los alimentos se les entregue bien masticados. El extremo superior de esta tubería tiene una puerta que se abre automaticamente solo cuando está listo el quimo elaborado por el estómago con sus jugos y sus enzimas. El píloro, que se llama así a la puertecilla citada, toma el buen cuidado de dejar pasar sólo las porciones que podrán tratarse en el interior de los seis metros enrollados del instestino delgado.

Para impedir que las masas superiores de este ducto desciendan por efecto de gravedad, hay una membrana. Es el Mesenterio que como vemos después, atiende otros deberes más esenciales. Cuando la comida llega en una blanda masa y humeda al duodeno, éste usa parte de los tres litros de sustancias alcalinas que segrega, para neutralizar el ácido clorhídrico o muriático con que fueron pulverizados el bisteck, las caraotas y las arepas del almuerzo o de la cena. En el yeyuno y en leon un arsenal de enzimas se encargarán de romper las cadenas de las proteínas y de reducirlas a eslabones o aminoácidos aislados.

Los carbohidratos serán convertidos en moléculas de glucosas iguales al azúcar de la uva. Estos nutrientes serán asimilados a traves de pelillos denominados villis, que existen en una proporción de 1.000 centimetros cuadrados. Aunque no podemos verlos uno por uno, resultan gigantesco al lado de las microvellosidades, que también absorben sustancias útiles como las moléculas de oligoelementos metálicos. Estas son tan numerosas que existen a razón de doscientas mil por milimetro cuadradados. Estos compuestos corpusculares entrarán por los vasos capilares que hay en el expresado Mesenterio, de donde se dirigirán al hígado que es algo así como un santuario donde serán purificado para su utilización futura.

Las grasa por la acción de la bilis son simplificadas en gotitas microscópicas que ingresarán por la vía linfática a la sangre, con destino a las células que las enviarán a los centros de almacenamiento debajo de la piel. Al final del instestino delgado hay una válvula que solo se abre cuando llegan los residuos descartadospor inútiles. Estos son recibidos en el Ciego, primera parte del instentino gruego, por legiones y legiones de diversos microorganismos que descompondrán la resistente celulosa que abunda en la concha de las frutas y semillas, y en la parte fibrosa de raices como la yuca, la zanahoria. La celulosa es un delicado plato para estos microbios que la usan en su reproducción, al tiempo que nos hacen el favor de elaborarnos con esa materia prima, vitamina K y del complejo B.

El colon ascendente, el descendente, el transversal, el sigmoideo, el recto y el ano, junto con el ciego, tienen una longitud aproximada a los dos metros.m El bolo fecal es deshidratado hasta que adopta una forma semidura y cilindrica, que al presionar las paredes sensibiliza las terminaciones nerviosas. Ellos informarán al cerebro de la existencia de excentes indeseables, el cual a su vez ordenará su expulsión, provocando los movimientos peristálticos que nos obligan a ir al baño. Parece que la exagerada ingestión de grasas aumenta el desgate intestinal y que el consumo adecuado de celulosa se lo facilita, desarrollándole resistencia a polipos cancerosos, como los que afectaron al mandatario norteamericano.

noviembre 13, 2011

Un paraíso peor que el infierno es el que logran los que caen en la esclavitud de la heroína y de sus mortales efectos.

La planta de la adormidera tiene un inocente aspecto y no es responsable, por supuesto, de los malos usos que se le han dado.

Dentro de estas cápsulas estan las semillas del opio y dentro de ellas un látex que, al contacto con el aire, se solidifica adquiriendo su propiedad de estupefaciente.


Desde la antigüedad los paraísos artificiales suscitados por algunas sustancias naturales frustraron a quienes los habían disfrutado con los infiernos auténticos que los esperaban en cada despertar. Ellos no sabían la razón que el falso bienestar causado por la infusión de algún vegetal, se transformaría en un calvario agobiante, Los farmacólogos de hoy aceptan que el principio de que a una acción corresponde una reacción tan generalizado en física, es igualmente válido en el organismo del ser humano y de todos los animales; a cada excitación corresponde una depresión. Este es el caso del lánguido y martirizante ratón o resaca, de quienes se entusiasmaron con extremo con unos tragos en la noche anterior.


En la medida en que ha sido intenso el estímulo con que un individuo se dopa, será también el desvanecimiento que sufrirá cuando se le haya pasado el efecto. Puede ser que redoblando el estimulo recupere el estado de supuesta placidez, pero si tal practica se prolonga, el respectivo sujeto se pondrá en el caso de quien ha vendido su alma al diablo. Esta es literalmente la situación del drogadicto, que en los periodos al declive final, se comporta como los “muertos parados” a que alude el léxico popular. Esta verdad siempre dramática alcanza la mas lastimosa de todas las sintomatologías en las que toman el siempre luctuoso camino de la heroína.


Durante centurias los asiáticos se recrearon con los sueños que tenían mientras chupaban sus largas cachimbas de opio. Aunque tuvieran la buena alimentación de los mandarines, esos viciosos nunca pasaban de 35 años. En el siglo pasado cuando la química empezaba a hacer sus admirables transformaciones, extraía de esta planta cristales brillantes como los de la azúcar refinada. Aquellos cristales tenían la virtud de mitigar dolores fuertes, de causar la sensación de que flota en una nube y como daban ganas de dormir, se les dio un nombre derivado de Morfeo, el Dios del Sueño, morfina. Ella es diabólica para quienes la usan fuera de sus indicaciones medicas, Pero engendró otros cristales igualmente inodoros, brillantes, blancos y amargos que solo sirve para el mal.


Son ellos los que llevan el nombre de Heroína, considerada hoy como la reina de esas drogas mortales. Desde 1898 los químicos combinaron la morfina con acodo acético, hacen otras operaciones y obtienen este compuesto cinco veces más tóxico. Un gramo es diluido en casi dos litros de agua, alcohol y cloroformo. Se dice que desata un calor que va desde los pies hasta la cabeza, Las ramificaciones del sistema nerviosos periféricos son engañadas y transmiten al cerebro los signos de un orgasmo, que no debe ser muy perfecto porque para ello no bastan los ardores unilaterales de un solo individuo.


Si éste repite la experiencia necesitará porciones cada vez mas crecientes de la droga, que por cierto exige una máxima destreza en el manejo de la jeringa con la que el afortunado se puyará todas las venas del cuerpo, convirtiéndolas en collares de nódulos duros como piedras, esclerosadas y finalmente purulentas. Las cédulas en su totalidad, como les ocurre con otras drogas heroicas, se habitúan a ellas de tal modo que sin su presencia tienden a paralizar la generación de energía y la elaboración de proteínas. Para trabajar piden cada vez más y mas sustancia deteriorante. El sistema neurovegetativo la reclama con más urgencia que el alimento o el agua.


No es que él sea cómplice de las sustancias ni complaciente con el enviciamiento de las células. Es que saben que la huelga de éstas si no reciben el tóxico, se traducirá para el paciente en una angustia mortal, acompañadas de sudores fríos, calambres en todos los músculos por falta de oxígeno, vómitos, diarreas, respiración jadeante, duplicación de los latidos cardíacos, dolores desde la punta de los dedos de las pies hasta los pelos de la cabeza y ganas de morir. En Nueva York donde muere diariamente una persona por esta causa, se han autopsiado personas que tenían a lo largo de su cuerpo hasta 1800 estigmas, dejados por las hipodérmicas. Estos sin contar los que fallecen por hepatitis víricas, abscesos de pulmón, tétanos y apergaminamiento de la piel a consecuencia de la caquexia.

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