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agosto 11, 2007

En el mundo irracional las criaturas hacen pactos para ayudarse unas veces o para tolerarse otras

Los venenosos tentáculos de los anémonasson para el pez damisela, como inocentes verjas, Se asoma por ellascon la esperanza de divisar candidatos a caer en la trampa.

Se dice que la ganadería lechera es e`plotada por hormigas, que obtienen gotas azucaradas de sus protegidos, los vulnerables pulgones que viven de lo que chupan a los árboles.

Abundan los vínculos de permanente cooperación entre los más opuestos seres vivientes. Sabemos que en un sistema normal de sabana, cuando los herbívoros se comen el pasto, cumplen un rol similar al de los jardineros cuando podan las plantas. Hay relaciones más particulares y menos frecuentes, por lo cual resultan más interesantes. El cangrejo ermitaño protagoniza toda una aventura para buscarse una socia de por vida, con la que no podría casarse ni tener hijos porque pertenece a otro género, a otra especie, a otra familia y a otro orden. Este crustáceo tiene una coraza chucuta, que le deja afuera el equivalente a tiernos glúteos, una verdadera tentación para sus depredadores.

A sabiendas de esto el animal se mide en el fondo marino un sin fin de conchas de caracoles hasta que consigue la que le calza bien. Luego visita una concentración de anémonas, donde sellará un pacto con la que entienda mejor. Esta se instalará en la concha de caracol, de donde protegerá con sus ortigas venenosas a su amigo, a cambio de la movilización que éste le brinda y de compartir los productos de la pesca recíproca. En nuestro llano los vacunos comen confortablemente, cuando a ambos lados de sus belfos marchan garcitas que deboran en un santiamén los insectos agresivos que con sus picadas, ulcerarían los hocicos de las reses.

Los bachacos no comen las hojas que expolian de los árboles y a los cultivos. Siembran en ellas ciertos hongos, que al multiplicarse les servirán de rico nutrientes en sus colonias subterráneas. Son como se ve, agricultores que suelen destruir el trabajo de los colegas humanos. Los líquenes resultan de la alianza de un alga que aporta los carbohidratos energéticos del negocio, y un hongo que ofrece la humedad y los minerales de una savia inorgánica. Este acuerdo mutuo se reitera en muchos otros casos del reino vegetal. Los micorrizas le hacen el mismo servicio a raíces de árboles desprovistos de raicillas o pelillos, para atrapar por ósmosis las sustancias disueltas en el agua de suelo.

Aquí en Venezuela nos habríamos valido de entendimientos como éste en la lucha conservacionista. Se ha teorizado que el milagro de los doscientos millones de pinos caribes en el otrora desierto de Uverito contó con una simbiosis imprevista pero ideal: la de hongos específicos que entregan a las raíces de la conífera los minerales de la arena desintegrada, a cambio de la savia orgánica y materiales para su crecimiento. Son llamativas las bufagas, pájaros africanos, cuyos picos son tenazas apropiadas para sacarle al ganado las garrapatas y otros parásitos con que se alimentan. Pues bien además de higienistas expertos , estos pájaros son agradecidos, pues lanzan típicos chillidos de alarma, al rebaño cuando descubren a un tigre o a un león al asecho en los alrededores.
Otro habitante del mar que se las arregla para que lo protejan sin pagar mucho por ello, es el pez damisela. A veces captura una pequeña presa y vuelve a los brazos de la anémona que lo aloja. En otras ocasiones atrae como cebo viviente a un depredador, al que sí le hará efecto el poderoso veneno de la anémona la cual obtiene así comida para ella y para su mimado inquilino. Es curiosa la circunstancia de que sólo está inmunizado contra el tóxico de su protectora, pues parecería si fuera a refugiarse por equivocación , en los brazos de otra, que a su vez sólo daría amparo a su pez damisela elegido, no a otro. ¿Cómo lo reconocen, sin ojos y sin olfato?.

Anteriormente comprobé que aunque los tiburones no son nada caballeros, les sobran escuderos. No obstante, osaré mencionarlos de nuevo. La única tolerancia que se les conoce es la que dispensan a los peces pilotos de apenas treinta centímetros de longitud. Parece incierta la versión de que nadando debajo de la cabeza de los escualos, los guíen y los sigan incondicionalmente. En esta relación el interés de los pequeños es de comerse las migas dejadas por los grandes. Esto explicaría su oportunismo de cambiar de patrocinante cuando hay otro que está más cerca de la pieza descuartizada. No me costó mucho encontrar este ejemplo del anticientífico desinterés de estos señores acolmillados, que por lo que me pasó al aludirlos son tan respetables en el agua como en la tierra.

1 comentario:

Yosmary Delgado dijo...

Hola Felix,

Le escribo para felicitarlo por tu noble labor en pro de la difusión sobre los legados en ciencia que dejó Aristides Bastidas.

Hoy día del Blog y Blogger reciba de mi parte sinceras felicitaciones y para contribuir a la difusión de su blog lo he recomendado en mi blog para que mis vistantes lo conozcan mejor.

Saludos!
Yosmary.

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