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diciembre 29, 2007

La ciencia dijo que lograríamos el autoabastecimiento de uvas y el tiempo le dio la razón: ¿Y el de los vinos, no es también posible?

Las uvas aclimatadas aquí apovechan además la ventaja de que tienen sol todo el año y no sólo en los seis meses de la primavera y el verano.

La gente de Fusagri (Fundación Servicio para el Agricultor, Venezuela) sabe que si una planta es sembrada en un clima extraño al de ella, sus genes advierten los cambios y empiezan a modificar sus diseños para la adaptación correspondiente, pero las experiencias de estos hombres van más allá del interés puramente botánico, cuando se trata de vegetales que van a dar un servicio a la especie humana. Procuran entonces que además, rindan sus frutos en la cantidad y calidad que los harían más apetecibles y rentable. Recuérdese que en El Junquito se pueden producir manzanas, pero son chiquitas, escasas y costosas, Estas consideraciones fueron tomadas muy en cuenta por Rodolfo Bastidas, el ingeniero de Fusagri en las tierras calientes de Coro intentara en 1956 cosechar uvas procedentes de países templados de Europa.

En 1973 había en el estado Zulia unas 80 hectáreas de viñedos ubicadas en unas 20 fincas, cuyos propietarios habían tenido la audacia de meterse a viticultores en pleno trópico. Gente de avanzada, se dieron cuenta de que el promisorio esfuerzo necesitaba para consolidarse, del soplo creativo de la ciencia y la tecnología. Corpozulia presidida por ese dinámico generador de progreso que es Fernando Chumaceiro, aportó el financiamiento de la investigaciones encomendadas a Fusagri para domesticar del todo el fruto que hiciera pecar a Noé. El caso era más complicado que el del durazno y meno abordable que el de las cítricas, sobre todo porque la fundación carecía de expertos de esta área.

Fusagri trajo a dos catedráticos internacionales de esta especialidad bajo cuya dirección se inició de inmediato la asistencia técnica solicitada. Dos de sus investigadores, Euro Bracho y José Lorenzo Carballo, estudiaron durante un año, el primero las intimidades del cultivo en España y el segundo las del Vino, en Alemania. Mientras tanto se innovaban aquí el riesgo y el tratamiento, contra varios virus que son para la vid como la gripe, el pollo y la rabia para nosotros. Esta primera acción contra las angustias de los viticultores les permitió respirar bien al comienzo y sonreír después con fe en el porvenir de su inversión.

Todavía en el año 74 nos dábamos el tonto lujo de importar de los Estados Unidos, Chile y Argentina los cuatro millones de kilos de uvas que consumíamos. Los hombres de Fusagri pensaron a la luz de sus resultados preliminares que el país podría autoabastecerse en este aspecto. ¿Cuáles eran los salientes rocosos que impedían alcanzar esta meta? Ya habían resuelto el problema de aplicar un buen suministro de agua y les funcionaba bien su táctica contra los enemigos microscópicos del fruto. Ahora bien, ¿Cómo hacer para conseguir variedades de mayor rendimiento, de colorido atrayente, de mejor sabor y de más unidades por racimo?. Esta era la pregunta que se hacían los viticultores y que sólo los científicos que estaban codo a codo con ellos en sus faenas, podían responder.

En primer lugar, evaluaron 22 variedades distintas hasta que dieron con las denominadas Ribol (negra), Danam, (blanca), que están dando 32 k y 39 k respectivamente por planta y por año. Por otra parte, los rendimientos fueron triplicados mediante las hormonas que en el caso de las uvas les dan una fuerza vital y un desarrollo, que ya quisieran para sí don juanes otoñales cuando en vano intentan recuperar con esas sustancias los bríos extinguidos. En nuestro clima cálido las uvas tienden a descomponerse prontamente, aún cuando están refrigeradas. Los químicos de Fusagri idearon una papeleta muy barata que impregnada de metabisulfito de sodio prolongaba por tres semanas la conservación del fruto.

Ya hay sembrados 600 hectáreas del Zulia 63 viñedos que con sus 6 millones de kilos de uvas de mesa cubrirán el 90 por ciento del consumo nacional por año. Sigue la búsqueda de otras variedades más productivas y de inmediato se han ensayado 65 algunas de las cuales se están fabricando experimentalmente vinos blancos y vinos tintos naturales, sin la fragancia enrarecida de los que se hacen con mostos importados. Es firme la expectativa de la industria vinícola y también la de las pasas, para las cuales disponemos ya de 5 variedades de uva que igualmente fructificaban bien en nuestros suelos.

diciembre 25, 2007

Nuevo mundo de animales con el privilegio de vivir de los únicos alimentos que no se deben a la fotosíntesis.

El penacho de un enorme gusano vestimentífero, ¿Cómo hace para soportar los 250 atmósfera de presión que vive?

El pez Chauliodon Sloani vive a más de 600 metros de profundidad, devorando a los devoradores de carroña que hay en las tinieblas del fondo abisal.


Uno de los hallazgos más capitales en las entrañas del mar fue confirmado recientemente por científicos norteamericanos, que descendieron a una profundidad de dos mil quinientos metros, en uno de los pocos submarinos que no se destinan a la destrucción. Hace mucho tiempo son conocidos los habitantes de las oscuras y frías aguas del fondo oceánico. Allí la cadena alimenticia empieza con los comedores de cadáveres hundidos. Engordados con carroña son el punto de partida de una serie de eslabones, representados por aficionados a la comida viviente. Pero en las grandes profundidades hay enormes desiertos, no por falta de agua, sino por falta de alimentos.



Lo habitual es que en los mismos y dentro de una inquietante tranquilidad, estén ausentes todas las manifestaciones de la vida. Los restos de cadáveres no descienden a estos niveles, en cuyas tinieblas absolutas es imposible la fotosíntesis. La luz se extingue completamente a los ciento ochenta y siete metros en el interior acuático. Hasta ahora se consideró imposible la presencia de seres vivos, más debajo de los fondos en que moran los peces abisales, a un máximo de mil metros. Por eso la ciencia quedó deslumbrada al comprobarse plenamente que había comunidades de animales, algunos de ellos semejantes a los que conocemos, sostenidos por un sistema sin luz y sin plantas vegetales.


Las investigaciones a través de las cuales se palpara ésta insólita realidad, fueran hechas por equipos interdisciplinarios de las Universidades de California, de Maryland, de la Nacional Science Fundation de Washington y el Smithonian Institute de Nueva York. Hicieron sus inmersiones cerca de las Islas Galápagos y a dos kilómetros y medio de profundidad, en el submarino Alvin. Es un aparato de apenas siete metros de slora o longitud y con capacidad para el piloto y dos científicos. En las veintisiete veces que se sumergiera llevando por turno a oceanógrafos, biólogos marinos, y geólogos, todos contemplaron con potentes reflectores a diversos especimenes nutridos y normales.


Merodeaban en los alrededores de un chorro de agua caliente que salía por una grieta. Elevaba a 2 grados Cª a 20 grados Cª, la temperatura del entorno. Lo removían todo, dispersando compuestos orgánicos del fondo. Al continuar la exploración los científicos se quedaron estupefactos ante la colección de múltiples criaturas provistas de una vitalidad cuya fuente sigue en el incógnito: mejillones, cangrejos blancos, un pez marrón-rojizo, almejas blancas gigantes, anémonas, parientes de los caracoles, langostinos anaranjados, lapas marinas y grandes gusanos con un ostentoso penacho.


Estos últimos fueron particularmente interesantes. ¿Por dónde se alimentaban si no tenían boca ni ano ni intestinos? Los científicos se formulaban, excitados, la interrogante acerca del abastecimiento energético de aquellos seres. En los gusanos ya referidos encontraron un órgano denominado trofosoma. En el mismo había enzimas de las empleadas por la planta para la fotosíntesis y otras que rigen el metabolismo del azufre. Tenían también un nido de bacterias expertas en fabricar energía oxidando a ese elemento. Dedujeron que los penachos eran receptores de minerales para sus procesos fisiológicos. También en los mejillones y en las almejas aislaron las enzimas metabolizantes del sulfuro. Es fundada la idea de que el citado metaloide sea el manantial energético de aquellos especimenes.


Hay otras zonas del Pacífico con aguas termales que brotan con violencia de sus estanques vecinos, de la roca fundida. Frente a las costas de México, donde se detectara una situación parecida, los investigadores localizaron otro reservorio de esos animales ultra-abisales con peculariedades distintas. En los laboratorios de biología marina de la Tierra empieza ahora a popularizarse el término quimiosíntesis, que significa fábrica de alimentos, no por la luz, sino por las reacciones químicas. Apenas se abre esta avenida del conocimiento y ya surge una pregunta retadora: ¿Si estos chorros termales no duran más de diez años, según los cálculos de los geólogos, cómo nace la vida en rededor de ellos cuando aparecen?.

diciembre 21, 2007

La Biblia vincula al azufre con los tormentos del infierno pero podría ser amigo de Dios porque son muchas sus bondades

En el más absoluto anonimato permanecerá siempre, el hombre que hace tal vez cuarenta siglos descubrió el azufre percatándose de que bajo el calor parecía enfurecerse despidiendo llamas de color azul. Por esa propiedad figuraría relevantemente, en los ritos y religiosos con que los antiguos pretendían abrir los secretos de lo desconocido. Hasta entonces sólo se habían identificado el oro, el cobre y el estaño como elementos individuales. El metaloide que hoy nos ocupa vendría a ser el cuarto personaje de la química novata, que tuvieron los egipcios y sus herederos de Mesopotania. No podían suponer que estaban apenas empezando el conocimiento de una familia llamada materia, constituida por noventa y dos socios.


El azufre guarda afinidades con su hermano el oxígeno porque también se combina con todo el mundo. Hay bacterias que se valen de este metaloide para obtener la energía con que viven.

Correspondió a Lavoissiore el reconocimiento del azufre y a Bercelius el simbolizarlo con la letra S. Sus aplicaciones prácticas en la industria química, se establecieron en el siglo pasado, cuando Sicilia era como la Arabia Saudita de ese producto, componente básico del ácido sulfúrico. No tardaron los primeros laboratorios en determinar, que el azufre es un comburente cuando se combina con metales y metaloides. Y con su color que va de amarillo pálido al amarillo franco, es un combustible cuando se combina con el oxígeno y con alguno de los halógenos, que son el cloro, el bromo, el yodo y el fluor. Es evidente que sus estrechos vínculos con el fuego, le abrieron los escenarios de la superstición en el pasado y los de la industrialización en el presente.

El azufre ocupa la casilla dieciséis de la tabla de Mendeleiv. Y aparte del oxígeno no tiene otro pariente famoso, pues los demás que son el Selenio, el Telurio y el Polonio, son unos ilustres desconocidos. Está constituido por cuatro isótopos o átomos que se diferencian sólo por su número de neutrones. Ellos son estables pero se puede conseguir también el azufre 35. Es radioactivo y en el curso de ochenta y dos días se transmuta de metaloide en cloro, que es un gas. Los alquimistas tenían mala opinión del azufre, no porque lo consideraran una sustancia destructora, sino por estimar que era inflamable y transitorio en oposición al mercurio, al que le asignaban las virtudes de ser denso y permanente.

El azufre junto con el vanadio son el dolor de cabeza de países como el nuestro, ricos en los incómodos petróleos pesados, en que abundan los mencionados elementos. Tengo entendido que ya hay una patente ruso-canadiense, la cual convierte esa desventaja en un negocio redondo. En efecto, el nuevo procedimiento tecnológico permitiría aprovechar tales petróleos y explotar también a sus acompañantes, en un insólita industria de doble propósito. A pesar de que el consumo de azufre aumenta en la Tierra , no se puede decir que se prodiga en demasía. Habría que procesar diez mil kilos de corteza terrestre para obtener cinco kilos de ese metaloide.

Hay fertilizantes que se basan en el azufre para incrementar el rendimiento de las siembras. La ciencia no sabe todavía con exactitud, cual es la función que este oligo-elemento desempeña en las plantas, en los animales y en el cuerpo humano. Resulta que esa sustancia que puede participar en explosivos y en insecticidas, realiza un trabajo saludable en nuestro organismo aunque no lo hayamos definido bien. En el cuerpo de una persona que pesara sesenta kilos, encontraríamos doce gramos de azufre. La utilidad que presta a la vida debe ser debe ser desde luego, muy diferente de la que también ofrece en la vulcanización de los cauchos automovilísticos. Véase pues cómo por las buenas nos entrega de balde sus mejores dones.

Quizás no merezca ese rol que les dan las Sagradas Escrituras, que lo vinculan con el juicio de Dios y los tormentos del infierno que le hacen aparecer entre las bombas que cayeron del cielo, para acabar como Sodoma y Gomorra por su supuesta perversidad. Como se sabe, el más deslumbrante experimento que los alquimistas le hacían a los incrédulos , era el de calentar el llamado pigmento rojo, para que adviniera en su lugar una hermosa perla líquida y plateada. El pigmento rojo no era otra cosa que sulfuro de mercurio, es decir azufre y mercurio. Esta combinación se conoce como cinabrio un mineral presente en la naturaleza. Si usted consigue un trocito sorpréndase haciendo esta prueba que es muy fácil.

diciembre 17, 2007

Aunque en el estómago la comida sufra un fuerte bombardeo, los intestinos son los únicos que la hacen asimilable

Durante toda mi vida , yo también creí que el estómago se hallaba detrás del ombligo, pero ayer un médico amigo me sacó del error. Está mucho más arriba, a la izquierda, debajo del diafragma, el músculo que nos da la fuerza para toser y estornudar. Con su forma de pera invertida el estomago puede almacenar hasta dos litros de alimentos, mientras les aplica los jugos digestivos y las enzimas que elaboran cinco millones de glándulas, distribuidas en toda la superficie de su pared más interna. Además de ésta , tienen una membrana submucosa que a la hora de trabajar, porque hay comida o porque la persona sufre una excitación, asume un color rojo por la sangre que en tales momentos ofrecen los minúsculos vasos que la forman.

Obsérvese que la mayor parte del aparato digestivo, no se halla en el estómago, sino en los intestinos que no están tan bajo como creemos.

Son activados por innumerables nervios periféricos que hay en esa zona, los cuales al agitarse, nos producen ahí la sensación que experimentamos cuando nos dan un susto, por ejemplo. La tercera capa está constituida por resistentes fibras musculares, encargadas de batir la comida hasta que pulverizada y semisólida, está lista en el quimo que será despachado en pequeñas porciones al intestino delgado. La pared exterior del estómago es serosa y al igual que la de todas las visceras está revestidas permanentemente de un lubricante por el cual los órganos se deslizan entre sí, sin hacerse el menor daño.

Ni Hipócrates, ni el autosuficiente Galeno y ni siquiera el modesto Vesalio, el fundador de la anatomía moderna sospecharon lo que ocurría en esta cavidad después de la deglución de los nutrientes sólidos. Durante siglos se supuso que se pudrían, lo cual, de ser cierto habría originado las más graves intoxicaciones.

Hay en Europa unos pájaros llamados Milanos que tienen el don de regurgitar las cosas inútiles que pudieran tragarse. Esta propiedad le sirvió al investigador francés René de Reaumur, para crear el primer conocimiento acerca de lo que hacía el estómago. Eso lo logró cuando una de estas aves devolvió los pedacitos de esponja que él le había hecho ingerir. Los mismos estaban impregnados de un líquido corrosivo, que en vano había intentado desmenuzar las fibras de la esponja.

En 1822, en las fronteras del Canadá con Michigan, Alexis San Martín, joven traficante de pieles, recibía un tiro de escopeta en uno de sus costados. Aunque se recuperó de la herida, ésta le dejo un orificio de seis centímetros de diámetro, el cual fue para su cirujano, William Beaumont, como una ventanilla por la que saciaría una curiosidad que le acuciaba desde sus años de estudiante: la de saber lo que realmente le sucedía a los alimentos que masticados y ensalivados, llegaban a esta zona después de cruzar el cardias o puerta de salida del esófago.

San Martín se prestó durante más de catorce años a los respectivos experimentos, dada la gratitud por su salvador. Este introducía por la fístula trozos de carne, de pan, de tubérculos y los extraía después, saturados de potentes sustancias que estaban a punto de desintegrarlos. Sacó más de cincuenta conclusiones de sus resultados, entre los cuales estuvo la de que esta cámara era un puente de paso, donde los alimentos eran simplificados pero no del todo, pues el resto de la tarea para que el organismo absorbiera sus principios útiles, debía cumplirse en los intestinos. Estos, por ciertos están en el lugar que nos tocamos en la infancia cuando decimos que nos duele la barriga.

Las úlceras del estómago se deben al jugo gástrico, que cuando es segregado por desequilibrios emocionales, vuelve a su acción digestiva contra las paredes del estómago, por encontrarlo vacío. A fin de que ello no suceda, estos pacientes reciben la recomendación de comer pequeñas porciones a lo largo del día. Como ya informé, la digestión del estómago es siempre parcial salvo dos casos, la de la miel y el alcohol que son asimilados allí mismo. La razón de que una persona que ha cenado bien tarde más que bien no lo ha hecho en embriagarse, es que la bebida en tales casos, es trasportada a los intestinos con el bolo alimenticio. Así baja su agresividad y es más lenta su integración al torrente circulatorio, que es el que la lleva a la cabeza

noviembre 09, 2007

Como vírgenes celosas de sus dones y milagros las prostaglandinas se niegan a que las desnude la ciencia.


Sune Bergtrom, Bengt Samuelsson y Jhon Vane ganaron el Nóbel por sus novedades sobre las prostaglandinas. Precisaron que el ácido araquidónico es el padre de ellas dentro del cuerpo pero se niega a engendrarlas en el laboratorio.

La tecnología de la industria farmacéutica mundial, está en el caso de quien se consigue la lámpara de Aladino, pero no sabe despertar el genio guarecido en ella , ante las prodigiosas y evasivas prostaglandinas. Si se dejaran domesticar en el laboratorio y si no fueran tan sigilosas en su comportamiento, habrían sido la panacea con la que siempre han soñado los enfermos y los médicos. Las prostaglandinas están permanentemente formándose y actuando en los tejidos de todos los seres animales. Se supone que pertenecen al linaje de las hormonas, pero aún carecemos del menor informe de quien las dispara y como se generan y se regeneran en el cuerpo. Su gran importancia puede inferirse de que sus estudiosos ganaron el Nóbel de 1982.

Van a cumplirse seis décadas del año en que dos ginecólogos de Nueva York advirtieron las contraindicaciones en el corte del útero de una acura al entrar en contacto con la esperma de su compañero. El experimento in vitro fue repetido innumerables veces por otros investigadores, que se preguntaban cuál era la sustancia responsable de aquella agitación. La respuesta fue encontrada por el sueco Ulf Svante von Euler, en unas partículas de grasa de una muestra de semen, Eso fue en 1934 y se necesitaron veintisiete años para dar otro paso en éste campo de la ciencia básica. Este honor le correspondió a su discípulo Sune Bregstrom, también del Instituto de Karolinska de Estocolmo.

Las prostaglandinas son hechas principalmente por el ácido araquidónico que es sintetizada así mismoa por el ácido linoleico encontrados en los aceites vegetales. Una enzima se adhiere a la molécula del oxigino entre el carbono 9 y 11, para formar un endo-peroxido, enlazándose junto con el carbo 8 y 12. Varias reacciones de hidrólisis convierte el peroxido en grupos de carbonil o hidroxil, produciendo un número primario de prostaglandinas.

El pudo observar una verdadera colección de sustancias en la eyaculación de un becerro, la cual es veinticinco veces más copiosa que la de un ser humano. Confirmó que en contacto, no sólo con el útero sino también con los intestinos y otros músculos lisos, les despertaba una particular actividad. Convencido también de que la sustancia se vinculaba con la próstata, acogió el nombre de prostaglandina, que le seguimos dando. Sin embargo se demostraría que ésta se hallaba en la menstruación y en todas partes del organismo. Era además antiinflamatoria poseía un don antihemorrágico.

Luego empezaron a identificarse sus múltiples virtudes. Era el arma secreta del sistema defensivo de la salud, porque lo estimaban de modo estable y general, con una eficiencia superior a la de las gammaglobulinas. En 1977 había médicos serios, confiados en que las prostaglandinas serían el eje de una revolución terapéutica más expectantes. Que la de los antibióticos. Esa esperanza sigue planteada en un plano teórico, entre otras razones porque se requiere un equipo de especialistas de alta competencia y laboratorios sofisticados, para aislar unos cuantos miligramos de los dos tipos de prostaglandinas identificadas hasta hoy. Su costo de producción es sumamente prohibitivo.

Fue en el útero donde el 1930se halló el primer indicio de las prostaglandinas, hormonas locales que cuidan el ritmo de las células y se lo mantienen ante la emergencia.

Habrá que espera todavía para que sus derivados se expendan en la botica, destinados a tratar por ejemplo, las úlceras estomacales o a inducir con más eficacia que ningún otro medicamento, las convulsiones en los partos retrasados.

Administrada en las ratas embarazadas, las hacen abortar antes de los tres meses. Son las únicas sustancias que pueden aislar a recién nacidos con problemas cardiológicos, porque les restituyen la normalidad del flujo sanguíneo entre la aorta y las arterias pulmonares. Deberían ser muy buenas contra la artritis, pero no le hacen nada, si bien eliminan la mortificación de algunas damas durantes las reglas.

En el caso de las úlceras, las cubren con renovadas capas de mucosidad, aislándolas de los ácidos que las empeoran. En un simposio internacional en Caracas el año pasado sobre la materia, se concluyó en que las prostaglandinas cicatrizaban esas oquedades sangrantes y que no cabía duda de su poder coagulante. Respetuoso, como siempre, de la ética científica, me abstengo de señalar los fabulosos atributos que se han supuesto. Podrían abaratarse produciéndolas artificialmente, es decir, sintetizándolas en los laboratorios, pero en estas condiciones, sus resultados dejan de ser tan promisorios, y persisten las inseguridades sobre su manejo y sus indicaciones. Según la alteración el peso y la sensibilidad del enfermo.

octubre 31, 2007

Eran enanos los dinosaurios cuando gigantescos helechos sepultados en pantanos sin oxígeno iniciaron el período Carbonífero

Los helechos nunca supusieron que víctimas de un cataclismo reapareceían después de trescientos millones de años, vestidos de negro, como si guardaran luto por sí mismos en sus sepulturas.


En esta estructura del lignito se a simple vista el corte de su tronco fosilizado. En la hulla se apreciaría sólo con un microscopio. Tales vestigios están borrados del todo en la antracita


El lecho de colosales pantanos se iba cubriendo de excedentes putrefactos de las raíces de musgos que crecían normalmente. En esa masa sin oxígeno y aislada de la atmósfera, habrían de caer y sepultarse bosques enteros de helechos gigantes que hasta entonces, con sus anchos troncos y sus alturas mayores de 25 metros, fueron los emperadores del mundo vegetal. La reciedumbre de sus estructuras era sin embargo, frágil brizna ante los vientos huracanados de 800 kilómetros por hora que los derribarán en diferentes momentos del período geológico que comenzó hace 340 millones de años y terminó hace 280. Estas acumulaciones de árboles muertos tendrían un destino especial.

Un resto vegetal en contacto con el aire, es descompuesto por oleadas de microorganismos, que culminan su obra convirtiéndolo en el polvillo fecundante del humus en los suelos. Nuestros protagonistas de hoy también habrían sufrido este reciclaje, de no haber sido por el medio en que quedaron enterrados, a salvo del ataque de bacterias, hongos y protozoarios que los habrían desintegrado. Por miles de siglos, las maderas de los corpulentos helechos abatidos fueron sometidos a la acción modificante de la química. Los materiales de sus fibras y de su celulosa fueron desmontados muy lentamente y reducidos a compuestos cada vez más simples.
Las macromoléculas se disgregaron en moléculas individuales, como eslabones sueltos de las largas cadenas a que pertenecían, la energía luminosa convertida en energía química almacenada en los helechos, se mantenía intacta concentrándose más a medida que pasaba el tiempo. En una primera fase tales fósiles alcanzaban la consistencia de una piedra porosa con cuatro quintas partes de agua por una sólida. Así nacía la turba, que bajo el peso de las capas geológicas que caían sobre ella, engendraban el lignito. Este, más comprimido todavía y bajo el efecto del calor que le transmitía, aunque desde lejos, la roca hirviente, sería padre de la hulla.

Hasta este punto llegó a la evolución de franjas carboníferas, como la del Zulia, cuyos yacimientos necesitarían otros millones de años, para alcanzar la formación del mejor de todos los carbones, que es a antracita. Recuérdese que durante las diferentes transformaciones de los helechos, el carbono fue renunciando poco a poco a los acompañantes que inicialmente tenía. Los cambios en los porcentajes de los elementos originales nos darán una idea más precisa del fenómeno. Mientras más viejo es este combustible, presenta menos sustancias volátiles y ofrece una llama más caliente. El más reciente, la turba, es de tan mala calidad, que al ser quemado, desprende humo, el cual no es del todo inútil, pues es empleado por los escoceses en la maduración de whisky.

La madera tiene un 50 % de carbono, 43% de oxígeno, 6% de hidrógeno y 1% de nitrógeno; la turba, 59% de carbono, 33% de oxígeno, 6% de hidrógeno y 2% de nitrógeno; el lignito, 69% de carbono, 25% de oxígeno, 5.5% de hidrógeno, y 0.8% de nitrógeno. La antracita, que como ya observé, es el carbón de mayor antigüedad, tiene 95% de carbono, 2.5% de oxígeno, 2.5% de hidrógeno y nada de nitrógeno. A uno le resulta difícil comprender los mecanismos de estos cambios operados por la naturaleza, en una sustancia portadora de un dinámico laboratorio, a pesar de su apariencia inanimada.



El período geológico que les mencioné al principio es denominado así por razones obvias el Carbonífero. En su comienzo existieron los dinosaurios en miniatura, que serían el punto de partida de los de gran tamaño, que son los más conocidos. El lignito y la turba, son relativamente jóvenes, pues datan de un período inferior a los doscientos millones de años. Proceden de árboles como los mencionados y tal vez de las coníferas que surgieran posteriormente. Aunque sobre ellas pudieran revolotear reptiles con alas como las de los murciélagos, no convirtieron con las libélulas de treinta centímetros de largo, porque se habían extinguido en su lugar a las actuales.

octubre 29, 2007

Durante tres cuartos de siglo hubo un mal que jugó al escondite con los neurólogos del mundo: fue el descubierto por Alois Alzheimer

A los 50 años Rita Hayworth empezó a beber compulsivamente: eso era una secuela de los primeros sintomas del mal de Alzhemier


Enfermedad silenciosa era el nombre que se le daba al Mal de Alzheimer en 1987 cuando se le reconoció como causa de la muerte de la cimbreante actriz Rita Hayworth. Hoy de Departamento de Salud de EE.UU tiene un registro de 4 millones de estos pacientes y de 100 mil que fallecieron. Entre nosotros habría 10 mil atacados por el flagelo. Es más insidioso que el cáncer del estómago, pues quienes lo sufren en sus primeras fases se ven saludables, tranquilos y normales. Después se le advertirán signos como falta de memoria, distracción y estados compulsivos. El avance de la alteración es fatal y en un momento dado, el paciente olvida hasta las palabras corrientes, les cuesta reconocer a parientes y amigos y deja de recordar sus nombres. Es entonces y no antes cuando los electroencefalogramas les registran leves alteraciones y los tomógrafos atrofias ligeras en la corteza cerebral.

Pero estas señales son también las de los otros desequilibrios psiquiátricos y neurológicos, por lo cual ese Mal fue objeto de erróneos diagnósticos durante siglos. Estos enfermos sienten hambre, sed, sueño y satisfacen esas necesidades tan bien como los sanos. Caminan sin rumbo fijo, ven, oyen, sienten pero de un modo automático. Carecen de la capacidad perceptiva de quien capta simultáneamente en una flor, por ejemplo, su forma, sus pétalos, sus colores, su cáliz y su aroma. Conservan buenos sus cinco sentidos, pero no pueden ni clasificar, ni procesar sus sensaciones. En el momento más crítico de su proceso, miran sin ver, oyen sin escuchar, olfatean sin diferenciar los olores, saborean sin gustar y sólo el tacto les funciona bien.

Sin embargo, mantienen normales los aparatos de respiración, de digestión y de circulación. Llegan a ser descerebrados virtuales que andan, hablan o levantan pesos. Un síntoma relevante es la pérdida del sentido de la orientación. Este síntoma se acentúa como los demás a una velocidad que depende del tiempo que tarde en concluir el ciclo involutivo. Este puede durar de tres a diez años a partir de las primeras anomalías. Investigaciones actualizadas desmintieron la versión de que era una secuela del envejecimiento, y de que se contraía a partir de los 45 años de edad. Así lo había establecido el investigador que lo describiera por primera vez en 1907. Fue Alois Alzheimer, psiquiatra alemán disidente del psicoanálisis freudiano quien retaba a los partidarios de Freud para que explicaran este síndrome irreversible con la teoría de los traumas de la infancia.

¿Por qué los extrovertidos se volvían silenciosos y indiferentes y por qué oradores de palabra fácil vacilaban y se enredaban en el empeño de construir pequeñas frases?. Alzheimer atribuyó la enfermedad que hoy lleva su nombre a la degeneración senil y presenil. Como ya dijimos, los resultados del aparato que mide los impulsos eléctricos del cerebro y los del otro que hace retratos en tres dimensiones en regiones que no se ven eran similares a los de otras anormalidades neurológicas. Todavía no hay ni una prueba de sangre, ni del líquido céfalo-raquídeo, ni ninguna otra que revele la enfermedad de Alzheimer en los laboratorios bioanalíticos. El problema no reside en los impulsos eléctricos y por eso no lo acusa el electroencefalograma.

El diagnóstico se intenta a través de los signos externos, pero ya en Nueva York se le hace con el auxilio de un complicado aparato llamado Tomografía por Emisión de Positrones. En las autopsias de los difuntos de este Mal se observa una vieja mortalidad de neuronas en una zona llamada hipocampo y en el denominado córtex cerebral. Estos son los centros de la memoria, del conocimiento y del razonamiento. Las neuronas vivas del cerebro presentan en su interior, fibrillas enrolladas en forma de helicoide. Hay abundancia de amiloides, sustancias parecidas al almidón en los riñones y en el bazo del cadáver a los que dan un color blanquecino. Estas características se observan en una escala notablemente menor en cuerpos de ancianos. De estos hallazgos se deduce que si bien la enfermedad de Alzheimer se nota a partir de los 65 años puede ocurrir en enfermedades menores.

Es remota la posibilidad de un tratamiento. Se ha hipotetizado sobre el fármaco, que obrara como la dopamina artificial en los pacientes de Mal de Parkinson quienes no secretan esa sustancia. Pero la acetilcolina que deja de producir el cerebro de un paciente de Alzheimer, es irremplazable. La artificial que se le aplicara experimentalmente fue un rotundo fracaso. Las neuronas no pueden reciclarla como hacen cada segundo con la que ellas elaboran. Por otra parte, no hay hasta ahora ninguna esperanza de frenar la involución de la sustancia gris en estos enfermos . Las neuronas se vuelven cada vez más inmaduras, por lo cual el afectado retrocede paulatinamente a las fases iniciales de la vida hasta adoptar la posición fetal.

octubre 14, 2007

Descartes intuyó los reflejos, pero no su relación con el cerebro; Sechenov, un científico ignorado, fue el precursor de estas sendas

Los médicos de Egipto y del Cuzco trepanaban el cráneo de los perturbados mentales, con el objeto de que por la abertura, se escaparan los espíritus malos que allí se hallaban. A pesar de superstición en que se descansaba esta práctica, da idea de que en las culturas primigenias los curanderos intuían que en el cerebro estaban las bases del comportamiento humano. Hipócrates y sus discípulos estaban convencidos de que en éste residían los pensamientos y los dones de la percepción. Así lo creían, porque en la asistencia a sus enfermos habían visto que sólo dejaban de ver, de oír, de recordar y de pensar, aunque fuera temporalmente los que habían recibido en la cabeza fuertes heridas y severas contusiones.


Se sabe poco que Ivan Pavlov, Premio Nobel de Psicoliogía en 1904, se doctoró de médico en una academia militar de San Petesburgo después de cumplir 30 años.

Hasta el mismo Galeno compartió esta apreciación, venida a menos con la arbitraria prevalencia de la escolástica, durante la Edad Media. En este período se ubicaban en los dominios de un espíritu sin conexión con el cuerpo, las ideas, los pensamientos y capacidades como las de amar y razonar. Descartes, quien había compartido sin decirlo, la teoría de Copérnico, tuvo aciertos en el análisis de este campo del conocimiento. Consideraba que el funcionamiento de los sentidos y los actos involuntarios de los animales y las personas eran reacciones automáticas frente a los estímulos del medio externo. Era necesario que una imagen ante nuestros ojos o que un sonido llegara a nuestros oídos, para que los pudiéramos ver y escuchar.

Pero el filósofo francés se quedó ahí. Más tarde, Diderot, el materialista de la Enciclopedia , sostendría falsamente, no obstante sus aciertos, que el cerebro segregaba los pensamientos, como el hígado, la bilis. En 1829, nacería un hombre que abriría las trochas por donde tomarían un rumbo seguro Iván Pavlov. Se trataba de I. Sechenov, quien diría que las elaciones con el mundo circundante, los actos voluntarios o involuntarios, las ideas, las percepciones y las sensaciones eran reflejos que se operaban por la acción de un estímulo inicial, un estímulo intermedio y una respuesta. Esto podría ejemplarizarse en la mano, que al sentir la proximidad del fuego se retira tan rápidamente como sea posible.

Las terminaciones nerviosa en la piel captan de ella temperatura (estímulo inicial); el mensaje enviado por ellas es procesado, relampagueantemente en la respectiva zona del cerebro (estímulo intermedio); el cerebro ordena a los músculos el retiro de la mano y es obedecido (respuesta). Sechenov habló de las sensaciones oscuras señalando que los ojos hacían el oficio de compás y regla, al moverse inadvertidamente, mientras examinaban los contornos de un objeto para saber como era con exactitud. Tuvo la suerte conocer a Pavlov y observa, como este hombre, desertor de un seminario pero no de su fe en Dios hacía sus experiencias científicas sobre la norma, de que con tal fin sólo eran útiles lo objetivo y lo mensurable.

Cuando uno tiene apetito y ve la comida, la boca se llena de saliva espontáneamente, este es un reflejo no condicionado. Pero cuando la aparición de la comida es asociada a unas campanadas, llega un momento en que nos basta oírlas para que la boca se nos haga agua. Este en un reflejo condicionado y su descubrimiento fue un aporte trascendente para el desarrollo de la psicología, palabra que por cierto, ni figuraba en el vocabulario del notable ruso. Su obra fue difundida en Estados Unidos por Watson, quien estimaba a los animales y a las personas como máquinas impulsadas por nervios que funcionaban igual que resortes antes ciertos estímulos.

Incluso los modernos behavioristas norteamericanos han pretendido afianzar sus orientaciones en los principios del reflejo condicionado. Todas las escuelas con pocas excepciones, han convenido en que aprendemos y nos conducimos por el impacto de los reflejos condicionados. Y no sólo por la acción de los inmediatos sino también por la de los que hubo en el pasado de nuestras vidas, desde el momento mismo en que llegamos al mundo. Se sabe además que hay necesidad de renovarlos, para mantener intacto el patrimonio intelectual de cada ser y acrecentarlo. Es posible, inclusive, desaprender. Eso se hace asociando el desencadenante de un reflejo útil con alguna percepción negativa. Por ejemplo, mostrándole al perro en el momento de sonar el timbre, al gato más antipático de su barrio.

octubre 10, 2007

Los búhos no hipnotizan:su mirada fija se debe a que no pueden mover los ojos, que , sin embargo, lo ven todo en la oscuridad.

La versión de que los buhos localizan a sus piezas con los ojos no es del todo cierta, pues a pesar de que ven lo que para nosotros es invisible, usan con ese fin el oído que también posee una extraordinaria agudeza.

El cráneo del buho es relativamente consistente, pero es tan delgado como un papel. En las grandes cuencas que ocupan sus ojos abundan las células cilíndricas y el púrpura visual, que transforma el más diminuto vislumbre en un pequeño resplandor.


Hace sesenta millones de años las aves aprovechaban las ventajas de su sangre caliente y de sus alas voladoras, para instalarse en parajes con recursos y sin demasiados competidores. De este modo le ganaban junto con los mamíferos, la partida de la sobrevivencia, a los reptiles que hasta noventa millones de años antes fueran los reyes del planeta. Las aves estaban ahora en plan de diversificarse, según las nuevas aptitudes que iban a desarrollar, para explotar distintos ámbitos ecológicos. En éste período que ya cité surgen los pelícanos, las gallinas, las garzas, las aves de presa y entre estas los búhos, compañeros leales de la noche, que les brinda el marco apropiado para su subsistencia.


Quizá sus antepasados intentaran la vida a la luz del día pero fracasaran ante el predominio de águilas y halcones, tuvieron que acogerse a la alternativa de las sombras. Incompetentes para fabricar sus nidos con la pericia y la paciencia de los pajarillos, optaron por residenciarse en las oquedades de las rocas y en los huecos de los árboles, a donde jamás llega ningún rayo luminoso. Consideraron superfluo, por lo tanto el camuflaje de sus huevos, que son completamente blancos, al igual que los del pájaro carpintero y de otros animales, que improvisan sus domicilios en lugares a salvo de la mirada de intrusos.


Los colores pardo-amarillo en su dorso y blanco-grisáceo por debajo, tienen la finalidad de mimetizarse en las ramas de los árboles en que se posan cuando dejan sus dormitorios, para coger un poco de sol que les permita elaborar la vitamina D. Cuando hacen esto respiran de un modo tal que nadie podría advertir el inflar y desinflar de los pechos. Esa quietud de quien se hunde en graves reflexiones hizo que los griegos lo estimaran como el emblema de la sabiduría, colocándolo a la diestra de Palas, la diosa pagana de esta virtud. No creo que si se enteraran le dieran importancia a este honor, pues la ley biológica que obedecen les manda a comer toda la carne que puedan y la cumplen con la mayor obediencia.


En una sola noche un búho puede sacrificar a doce ratones y cuatro ratas grandes, de lo cual se infiere la utilidad que representan los depredadores de los sembrados agrícolas y de las huertas. Algunos aplican el principio de que de mosquito para arriba todo es cacería, pues a falta de la fibrosa carne de los mamíferos, se conforman con el consomé de proteínas excelentes de que están hechos los insectos. Su diseño responde en todo sentido, como pasa siempre con todas las criaturas de la naturaleza, a las necesidades de adaptarse plenamente al hábitat que le seleccionarán sus genes.


Así las plumas poseen en ciertos lugares finísimos hilillos con que amortiguan el ruido de las alas al deslizarse por el aire. Es cierto que en la oscuridad dejan a veces un rastro luminiscente. Esto puede pasar cuando su cuerpo ha sido cubierto por millones de hongos fosforescentes que viven en los sitios abandonados en que ellos anidan. Los de Centroamérica y América del sur son búhos de 20 centímetros de longitud. Pero en Europa, el Asia y el norte de Africa mora el búho real con 70 centímetros de longitud y una envergadura de más de metro y medio. Este puede cazar también conejos y gatos a los cuales les abre el estómago con un corte rápido de sus garras centrales para devorar sus vísceras de un solo golpe.


Esta conducta nos parece dramática, pero si nos fijamos bien, lo que nos diferencia de ellos es que nosotros contamos con matarifes que se encargan metódicamente de adelantarnos al beneficio de los animales que nos vamos a comer. La mirada inmóvil y penetrante de los búhos se debe a que no pueden mover los ojos, aunque estos podrían divisar cualquier animal u objeto con la débil luz que les llegara de un faro de cien kilowatios a ochocientos metros de distancia. No giran totalmente la cabeza. Describen, eso si, tres cuartos de círculo para mirar de lado, pues su visión es binocular como la humana. La necesitan para captar en tres dimensiones las imágenes de las presas que van a cobrar. Las descubren con su finísimo oído, que ubica con precisión matemática el lugar de procedencia de cualquier murmullo.

octubre 05, 2007

El gato cae tranquilamente de alturas desde las cuales se despedazaría otro animal: por eso dicen que tiene siete vidas.

Se dice que los gatos les desagrada el baño. Sin embargo, ellos mismos se hacen la toillete., cuando se lamen la pelambre, para limpiarla y alisarla. Además si es necesario pueden nadar.



Los gatos suelen sentirse más dueños de las casas donde viven que el propietario que la compró. Ciertamente, se dan mucha importancia pero esa conducta es aprendida, pues la adoptan en la medida del mimo que le dan sus amos. Si los tratan mal se buscan un escondite desde el cual vigilan a todo el mundo sin dejarse ver, aunque prestos a manifestar su mal humor con arañazos, frente al que los incomode. En estas condiciones hacen gala de una extraña dignidad: se convierten ladrones porque prefieren robar la comida a mendingarla. Ahora bien, cuando se sienten más señores que su señor no aceptan competidores de ningún tipo y gruñen para advertir su desagrado porque le han invadido su territorio.

El gato consentido por una pareja matrimonial se indignará cuando observe que hay un niño recién nacido al que le están dando una mejor atención. De inmediato pasará a los hechos, orinándose en distintas partes de la vivienda como quien fija linderos de su propiedad. Durante dos veces al año se les despierta el ardor sexual, que suelen canalizar a la luz de la luna sobre los techos y a salvo de miradas indiscretas. La hembra del gato es una verdadera heroína del amor y la procreación. El acto sexual de ellas es doloroso, porque el órgano sexual de su acompañante posee una papilas queratinosas, que con la erección se transforman en duras espinas que se entierran en la vagina de la desdichada cónyuge.

A las ochos semanas nacerán de cuatro a seis cachorrillos que abrirán los ojos a los nueve días y empezarán a conquistar la simpatía de quien los vea con los graciosos y delicados movimientos de sus juegos. La madre tendrá que enseñarlos a cazar. Si bien heredan el hábito de agazaparse para saltar sobre la presa en el instante preciso, pueden fallar en el zarpazo si desconocen el esquema locomotor de los ratones. Practicarán este arte de vez en cuando aunque le sobre el alimento, en obediencia al mandato de sus genes. Es probable que éstos hayan incluido en su código ese comportamiento de dejarse querer y acariciar, que tan buenos resultados les ha ofrecido.

El místico Mahoma, el mañoso Richelieu y el poeta Teófilo Gautier, mostraban una marcada diferencia por estos animales. El gato es un probable bisnieto de un felino africano. Los múltiples cruces que concertó durante siglos, dieron lugar a las variadas razas que integran su género, en el cual están los gatos siameses, los gatos persas, los gatos de angora y los gatos de un hermoso pelaje azul que se encuentran en los castillos de los aristócratas ingleses. Todos los que conocemos en América descienden de los que fueran traídos del Viejo Mundo por los colonizadores. El único exponente americano de ese linaje es el gato desnudo de México, que al parecer se está extinguiendo.

Los antiguos egipcios honraron de mil modos al gato, por los servicios que les prestaba eliminando a los roedores dañinos para las siembras agrícolas . Le confirieron un rango de divinidad y llegaron al extremo de sepultarlos embalsamados. Por esa razón se han conseguido en las tumbas faraónicas momias de estos pequeños felinos.

Sus ojos pueden captar la luz más opaca incluso la que no apreciarían los nuestros. Esta facultad y la de utilizar sus bigotes como antenas para detectarlo todo, han dado lugar a la versión de que pueden ver en la oscuridad con sus pupilas dotadas de la rara característica de contraerse verticalmente.

Aunque no es verdad tiene sentido el comentario sobre sus siete vidas. Ellos pueden caerse de cualquier modo y de alturas relativamente considerables, sin que les pase nada. Eso se explica por la elasticidad extraordinaria de sus resistentes músculos y porque poseen en sus oídos un sentido de orientación que emplean cuando están a vacío. Lance usted su gato al aire de cualquier modo y él siempre aterrizará sobre sus cuatro patas. La primero que hace es poner la cabeza en posición vertical aunque tenga el cuerpo torcido. Luego y con una rapidez característica lo enderezará. Amortiguará el golpe como lo haría un saltarín que tuviera bajo sus pies dos flexibles y poderosos resortes.

octubre 01, 2007

Los caballitos del diablo no se dejan cabalgar con nadie y en vez de galopar patinan cuando acuatizan en los pozos

Concluida su vida de ninfa, un caballito del diablo abandadona la pulpa que lo envolvía, listo para emprender su primer vuelo apanas se sequen sus alas.



Las cuatro alas del caballito giran como las arpas del rotor de un helicóptero . Esta característica es común a todos los insectos aliados.

En mi pueblo no había más agua que la transportada en tinajas colocadas en sus cabezas, por las mujeres de la comunidad. La tomaban de un gran pozo que se llenaba con las lluvias y con el líquido que le llegada por un arroyo, cuando no era interceptado en la cabeceras por los poderosos señores de una hacienda. En las orillas de ese pozo, y bajo las ramas de los samanes que lo circundaban, recibí yo, sin saberlo desde luego, mis mejores lecciones preliminares de historia natural. De esa época data mi amistad con esos simpáticos y saltarines insectos que son los caballitos del diablo. Nunca hubiera creído en la verdad de que son parientes de las libélulas.

Estas, me siguen pereciendo feas y feroces y nunca he llegado a entender la causa de que los poetas las hayan cantado en sus versos. Gústeme o no, los caballitos del diablo y las libélulas son ilustres miembros del orden de los odonatos. Estos insectos están entre los más grandes de su mundo, habiendo incluso una especie que alcanza los treinta centímetros de longitud. El espesor de sus cuerpos no pasa sin embargo de os nueve milímetros, lo cual tiene una explicación: las moléculas de aire no pueden ir más lejos dentro de los tubos microscópicos, mediante los cuales respiran todas estas criaturas, para las que unas fosas nasales en sus reducidas dimensiones, resultarían un lujo imposible.

Yo recuerdo las hermosas alas verdes y azules de los caballitos del diablo, y ahora, los libros de entomología me informan que esos matices tienen una función muy concreta en la vida de esos animalejos. El verde lo usan las hembras y el azul sus enamorados. Son, como se ve, cédulas de identidad sexual a los fines de facilitar el acoplamiento y la reproducción. Ustedes me dirán que eso no puede ser, porque los insectos no distinguen los colores. Es cierto, que todo lo ven en blanco y negro, pero en cambio poseen sistemas muy finos de radar para diferenciar las radiaciones de luz del azul de las del verde, que son menos intensas.

Los caballitos del diablo tienen un aparato masticador de primera. Lo necesitan para triturar el tegumento o cáscara quitinosa que cubre los músculos y las vísceras de sus presas, que son también insectos de menor tamaño. Ellos se comen a otros, pero a veces, cuando hacen vuelos rasantes sobre la superficie del agua, pueden caer atrapados con la rápida y estirada lengua metractil de un sapo que flotaba haciéndose el dormido. Los caballitos del diablo, al igual que las 800.000 especies de insectos identificadas hasta hoy están diseñados a la manera de Frankestein: son una suma de segmentos soldados entre sí. La cabeza consta de tres; el tórax, de seis; el abdomen, de doce.

Por cierto, que el caballito del diablo, está entre los seres vivos con la facultad de inhalar oxígeno con el recto. Al igual que sus hermanos de millares de especies, los expresados amigos siguen dependiendo del agua a los efectos de su multiplicción. Las hembras tienen un extraño modo de desovar. Acuatizan deslizándose sobre la superficie con la elegancia de una patinadora sobre hielo. Al detenerse, introduce la parte trasera del abdomen dentro del líquido a fin de asegurarse de que sus huevos secos queden humedecidos. Dentro de ellos se iniciará un proceso que culminará al quinto día con la aparición de la larva.

Esta se transformará en ninfa y de ésta saldrá el insecto ya completo ansioso de aire atmosférico, pues ha reemplazado las branquias por pulmones, y está urgido de secar sus transparentes y venenosos dos pares de alas, para emprender sus primeras correrías de caza. Con este fin detectará a la piezas que le interesan por el olor característico que despiden para lo cual empleará su órgano olfatorio presente en las antenas. Como dijimos al principio, son primos de las libélulas aunque carecen de la voracidad de éstas. Son más bien sobrios, y las aventajan en que sus alas son plegables y en que su diseño de una apariencia llena de simetría y de distinción.

septiembre 23, 2007

Hoy 23 de Septiembre de 2007, 15 años de la partida de esta vida terrenal del maestro Arístides Bastidas.

Hoy, 23 de Septiembre de 2007 se cumple 15 años de la partida de esta vida terrenal, el gran maestro Arístides Bastidas, padre y labriego del periodismo científico venezolano, quién dedico la mayor parte de su vida como periodista al diario "EL NACIONAL", hasta llegar a ser director de la página científica de ese diario.

Hoy, una vez más, el maestro es olvidado por quiénes dirigen el diario "El NACIONAL", olvido intencional que ha sido denunciado en el 2004, en este blog, en el artículo Recordando y reflexionando sobre el maestro .




Hoy que nos asiste la razón en que este premitado olvido tiene un claro motivo por parte de esa rancia gerencia que dominan este diario, en la que se evidencia que el ejercicio del periodismo que realizan en este diario es totalmente contrario al pensamiento del maestro Arístides Bastidas sobre lo que debe ser el periodismo, pensamiento que se recoge en su Discurso ante la Unesco a propósito de recibir el Premio Kalinga, premio nobel de divulgación científica.

Hoy, 23 de septiembre de 2007, a los 16 años de su partida, no podemos dejar pasar por alto, aquellas palabras del maestro, en entrevista con Alicia Freilinch de Segal, que nos permiten situar a muchos que están en este diario, por ejemplo, Pedro León Zapata y otros.

- Ahora que estás viendo menos pero más lúcido que nunca para comprender, ¿cómo hace, Bastidas, para distinguir a los amigos de los arribistas?

- Antes llegaban esa clase de sujetos y se me confundían con la gente buena, porque los podía ver, pero ahora no.
- ¿Por qué? ¿Desarrollo un sexto sentido, una percepción auditiva especial?

- Hay algo que le voy a decir Se dearrolla una percepción especial y que no es exclusivamente material. Es como si uno pudiera entrar en el fondo de las personas. Parece mentira ¿no?, pero cuando las gentes sienten vistas por uno, como que se sienten más vistas y examinadas que nunca.

- ¿Será porque la vista distrae?

- La gente se confía mucho en los gestos, en los ademanes y en la actuación. Entonces, si el tipo es un vivo, un hipócrita o un ingrato, que son los vicios que más detesto, si el tipo siente que no le están apreciando las genuflexiones que utiliza para engañar, pues se siente como desarmado.

- ¿Y ahora tiene más amigos de estos?

- Los que me quieren hoy son los que siempre me han querido. Ahora los distingo mejor. Siempre he considerado a la vida como un capital que uno encontró en la calle, en el suelo. Yo, ese capital lo he multiplicado y cuando perdí mi capacidad de caminar y la vista, y la de escribir a máquina, me di cuenta que tenía algo capaz de mantenerme erguido, y eso que ha sido el temple, el amor por la vida que yo he cultivado durante estos 52 años, no ha hecho sini acrecentrárseme cada segundo.

-¿Que odia?

-Ya lo dije. La viveza, la hipocrecía y la ingratitud. Perdono la envidia, la gula, la avaricia, aunque no soy dios para estar perdonando..... (fin de la cita).

Te recordaremos siempre maestro Arístides. Y no descansaremos hasta ver todas tus obras publicadas en este medio cibernético, para el disfrute del intelecto de todos sin excepción, y muy especialmente tu país. Comenzamos con La Ciencia Amena de Arístides Bastidas, luego Reflexiones de Arístides Bastidas y recientemente con EL Anhelo Constante de Arístides Bastidas. Muy pronto iniciaremos el camino ya recorrido por tí del Atomo y sus intimidades de Arístides Bastidas.

Sin dejarse descubrir guarda su incógnita el órgano que rige la formación de nuestros anticuerpos.

Batallones de linfocitos acuden al lugar del transplante para impedir personalmente y por las malas de aceptación del órgano extraño.



Entre los avances inmunológicos está el de que con la papaína de la lechoza, los científicos pueden partir en cilindros la proteína de los anticuerpos o cortarlas a lo largo, como en trozos de leña, con el 6-mercaptometano.


En los recientes años ha habido avances en el conocimiento del sistema empleado por nuestro cuerpo para defenderse de las invasiones de microbios y virus. El interés por esta línea de investigación se ha acentuado, por el propósito de hallar un medio de impedir el rechazo de los órganos transplantados, sin que los ejércitos de glóbulos blancos y anticuerpos que nos protegen, bajen la guardia o se debiliten. Como ocurre siempre, los hallazgos y los pasos venturosos en la penumbra de los desconocido han planteado nuevas interrogantes dejándonos la impresión de que penetramos dentro de una oscuridad mayor. Por ejemplo, ya no hay duda de que la glándula timo tiene el papel rector en la inmunidad del cuerpo.

Ella es como una horquilla guindada debajo del cuello y tras el esternón. Si se elimina en las crías recién nacidas, de ratones y conejos, éstas mueren precozmente a los tres meses con una empobrecida capacidad para formar linfocitos, los más sabios custodios de la salud. Se considera que hay linfocitos que sólo adquieren sus aptitudes para el contraataque después que procedentes de la linfa o minúsculos vasos sin células rojas, hacen una pasantía por el timo, maestro que les enseña a cumplir las instrucciones que la naturaleza les asigna. Ahora bien, si el timo es tan valioso por qué disminuye gradualmente el tamaño a medida que crecemos, hasta desaparecer casi del todo en los adultos?

Ha sido largo el trayecto cubierto para descubrir los secretos de la sangre, Hace tres siglos, Leeuwenhoek era el primero en ver en una gota de sangre, acumulaciones de platillos escarlatas, con bordes gruesos y el centro hundido. Sin saberlo había descubierto los glóbulos rojos. Estas son las únicas células coloreadas del torrente circulatorio, pues las restantes son blancas. Los glóbulos blancos eran mil veces más grandes y sin embargo, fue hace cien años cuando la mirada humana pudo percibirlos. A comienzos de este siglo se sabía que constituían los escuadrones móviles de nuestro cuerpo, con la misión de aniquilar a los intrusos vivos y a las partículas inútiles.
Fue en los años 60 cuando se vino a establecer el particular rango de los linfocitos, que constituyen el treinta por ciento de los glóbulos blancos. Cuando ellos detectan a un enemigo por primera vez, su primera acción es la de fotografiarlo de frente y de perfil en tres dimensiones. A continuación fabricarán millones de moldes vivientes con las características de armaduras que se adaptan a un cuerpo. Estas armaduras perseguirán a los microbios para cerrarse herméticamente en torno de ellos, matándolos por asfixia y con fermentos venenosos. Este modo de ser y de actuar ha justificado la denominación de anticuerpos que le dan los médicos y nosotros también.
Ahora bien, existen linfocitos con estructuras externas que los habilitan para matar personalmente a los gérmenes adversarios de la vida. La investigación orientada a saber cómo adquieren sus prodigiosas facultades han arrojado informaciones como la de que pueden generar hasta diez mil tipos de esas escuderas que nos inyectamos para fortalecer nuestras defensa y que se llaman gamma globulinas. En el conocimiento de los linfocitos se han dado pasos sutiles para nosotros los que desconocemos la materia, pero tan extraordinarios, que por sus contribuciones en este sentido, le fue entregado el Premio Nóbel a Baruj Benacerraf, un caraqueño de nacimiento que desde su niñez adquiriera en el exterior su alta formación científica.
La nueva fase en esta búsqueda se acaba de abrir al comprobarse que el rechazo de la piel injertada no ocurre en los pollos a los que se ha extirpado el timo. Sin embargo, tales aves conservan el don de fabricar anticuerpos, que les es conferido por un apéndice al final del intestino, la bolsa de Fabricio. Esto ha hecho suponer que el timo rige las respuestas inmunológicas de los linfocitos, que actúan personalmente, pero que la de los que elaboran anticuerpos es controlada por un órgano que en las aves es la bolsa de Fabricio, pero que en los mamíferos y en nosotros, está por descubrirse. Tal se deduce de que los pollos, si conservan el timo, rechazan el injerto de piel extraña, aunque se les privara de su medio de fabricación de anticuerpos.

Apártense que allí voy decían los primeros ferrocarrileros al llegar a cada estación desprovistos de todo freno.

El caballo de hierro era más rápido que el de cuatro patas y jamás se cansaba por larga que fuera la distancia, por enorme que fuera la carga o por numerosos que fueran los pasajeros. Eso sí, tenían un peligrosísimo defecto: no tenían freno para él ni boca para ponérselo. Con todo y eso se impuso en Inglaterra sobre la diligencia y los carruajes. Los administradores ponían en sus contrato de carga y en los boletos de cada viajero, la advertencia de que la empresa no se hacía responsable ni de los accidentes ni de las muertes que ocurrieran en el trayecto.

Las vías eran trazadas en terrenos de un mismo nivel y sin pendientes. En la proximidad de las estaciones se reducían las dotaciones de carbón en las calderas hasta que el ferrocarril se paraba por completo por falta de energía impulsora, un poco más allá o más acá.

Un modelo de las primeras locomotoras que a comienzos de siglo usaban el aire compimido para detener su marcha que por cierto era irregular. Esto impedía la puntualidad cronométrica de los trenes modernos.


El constructor inglés de las primeras locomotoras de máquinas de vapor Jorge Stepheson, quién previó también la construcción de puentes para atravesar las hondonadas y para mantener el mismo nivel, pues un cambio inesperado era desastrosos.

Cuando la velocidad máxima, que era de treinta y cuatro kilómetros por hora se disminuía a diez o menos, sonaban unas bocinas en cada vagón, para que los pasajeros saltaran y contribuyeran a detener la marcha. En 1821, en los días de nuestra Batalla de Carabobo, los ingleses celebraban una victoria tecnológica: habían logrado para las unidades de sus veinticuatro vías ferroviarias los primeros frenos. Consistían en manivelas en cada compartimiento, a las que un operario daba vueltas para que unas zapatas presionaran las ruedas hasta pararlas totalmente. Ellos creían que el efecto se debía a la simple fricción. Hoy se sabe que así de desprendía un calor que dilataba tanto a la rueda como a las zapatas.

Este sistema era muy tardío y había que tener un obrero en cada vagón para que al sonar la sirena, todos ellos empezaran simultáneamente a girar las expresadas manivelas. Los norteamericanos estaban bajo el apremio de cubrir las grandes distancias de su territorio, por lo cual se apropiaron de la capacidad de los europeos en este campo. A mediados del siglo pasado fabricaban locomotoras tan buenas que sus inventores de Inglaterra comenzaron a importarlas por ser más rentable y más eficaces. Entre sus ventajas estaba la que duplicaba la presión del vapor por centímetro cuadrado, dando un mayor impulso al rodaje.

Era imposible aumentar la velocidad por el carácter tan primitivo de los frenos. Esto complicaba la instalación de los rieles pues había que dar muchos rodeos para evitar las bajadas. En los años de 1860 los ingenieros europeos maravillaban a sus contemporáneos, abriendo un túnel en los Alpes, con el bombeo de aire comprimido por tuberías de un kilómetro de longitud. Si con este aire se obtenía la presión para romper la dura roca de una montaña, también se podría emplear para detener la marcha de un tren, pues en ambos casos la resistencia era análoga más o menos. El que así razonó fue un joven norteamericano llamado Jorge Westinghouse.

El ingeniero personaje ensayó reiteradamente el aire comprimido en la detención en el mismo momento de la totalidad de las ruedas de un ferrocarril. La primera prueba la hizo con una locomotora que iba a sesenta y cuatro kilómetros por hora. Sus frenos funcionaron tan bien que el vehículo se paró ciento cincuenta metros más adelante después que se los accionaran. Pero cuesta mucho imponer una innovación tecnológica, sobre todo en un negocio que generaba tantos dividendos sin el menor compromiso de indemnizar a las víctimas de los accidentes que llegaron a arrojar un saldo de veinte mil muertos en un solo año. Pasaron casi dos décadas para que los nuevos frenos fueran aceptados.

Ello hizo posible un mejoramiento espectacular en la manufactura de las locomotoras, que desde 1885 tuvieron diez ruedas en lugar de las cuatro con que hasta entonces contaban. Este relato debe convencer al lector de la tracalería de las películas del oeste norteamericano, en que los bandidos hacen que el maquinista detenga de inmediato el ferrocarril, mientras ellos recorren los vagones para consumar su atraco. Será asunto de otra columna la continuación de la historia del freno. Esta culmina en los alerones de las naves aéreas que puestos contra el viento atenúan la velocidad y con los inversores, mediante los cuales al tocar la tierra , las élices giran en sentido contrario y el chorro de los modernos aviones se emite hacia delante y no hacia atrás. Este hecho causa el ensordecedor ruido de esos aparatos cuando llegan a cada terminal.

A sabiendas de que son indefensas las garrapatas forman una familia con hasta 12 mil hijos por pareja a fin de que unas pocas sobrevivan.

Pudiéramos decir que las garrapatas se aprovechan del calor de sus víctimas, para preservar el suyo ya que no poseen esos abrigos rígidos, que son las caparazones o exoesqueleto de las arañas y los insectos. Esta apreciación es aceptable en los climas tropicales, pero no en las vecindades del Círculo Polar Artico. En efecto, en Groenlandia hay garrapatas a 5 grados bajo cero que aguardan sin el menor signo de congelación en las ramas de un pino o de algún arbusto, el paso de un caribú para adherirse a su piel y asegurarse una despensa perpetua. Hay un poder vital en estos animalejos, que desafía las leyes conocidas de la biología. Un naturalista comentó que los esquimales podrían vivir desnudos sin comer durante meses, si poseyeran los mecanismos fisiológicos de tales extoparásitos.


Se han conseguido ejemplares fosilizados de estos seres, es estratos geológicos de hace 400 millones a 350 millones de años. En estos períodos no había aparecido ni los zancudos ni las pulgas, por lo cual se considera que las garrapatas fueron las precursoras de Drácula en este mundo. Seguramente vivían a expensas de la sangre fría que le chupaban a sapos, ranas, salamandras y otros anfibios, únicos seres con aparato circulatorio , entonces. Sin alas para volar y sin las patas ágiles de las hormigas que inauguraran las primeras formas de la vida en sociedad, los ácaros alcanzaron tal éxito que dejaron representantes suyos en los 5 fragmentos que quedaran en Pangea, el continente único que hubo hasta hace 200 millones de años.



Las garrapatas comprendieron que su indefensión las hacía un plato fácil para los pájaros y también para los insectos que las utilizaban como incubadoras de sus huevos y como despensas vivientes de sus larvas, En algún momento los pobres debieron envidiar la movilidad de los demás arácnidos cuyos cefalotórax y abdómenes estaban bien diferenciados. A cambio de ello hacían gala de las ventajas de la metamorfosis característica de los insectos. En efecto, igual que los demás ácaros tienen una fase de huevo fecundado, otra de larva, otra de ninfa y la final de adulta. La larva debe localizar con sus seis patas un anfitrión, para abandonarlo mientras se hace ninfa de ocho patas, ésta debe busca a otro huésped que también la alimente del cual se desprenderá mientras se hace adulta, la cual a su vez tomará a la fuerza un huésped definitivo.

En todas esta fases la criatura acecha desde un arbusto o una herbácea al mamífero del que tomará la sangre que la nutra. Esta es chupada por una faringe que segrega un líquido anticoagulante. Contra la creencia general, la garrapata no clava sus ocho patas en la piel de su pensionista. Se adhiere fuertemente a la misma con dos apéndices o queliceros, dotados de dientecillos que actúan como sierras, para abrir un agujero en el que se fijan con algo así como un ancla. Al lado de los queliceros hay dos paleticas o palpos con los cuales la garrapata, que es casi ciega, detecta al novillo que pasa y sobre el cual hará su agosto. Los ganaderos de los climas templados emplean a partir del otoño y cuando los pájaros se adormecen o emigran, avispillas que inyectan sus huevos en las garrapatas con el propósito que ya enunciamos. Entre las enfermedades que transmiten a los vacunos está la hemogloburia, la cual consiste en la destrucción de los glóbulos rojos y en la eliminación de la hemoglobina a través de los riñones.

Hay garrapatas que se inflan de sangre alcanzando un tamaño diez veces mayor que el normal. En el Africa hay una especie que además de parasitar a caballos, perros y herbívoros, constituye una mortificación para tigres y leones, alérgicos al anticoagulantes de ellas. Desesperados por una picazón se ubican en parajes frecuentados por bandadas de pájaros en los que ven una bendición, ya que se posan sobre sus cuerpos para comerse las garrapatas. En Norteamérica estas parásitas son vertoras del agente de la llamada fiebre purpurada de las Montañas Rocosas, mortal a veces en animales y en seres humanos. La razón de la perpetuidad de los ácaros está en la infinidad de huevos que ponen y en su potente fertilidad. Hasta las larvas pueden soportar largos ayunos.

En las garrapatas los sexos están bien diferenciados y la cópula que realizan frente a frente es relativamente prolongada, tal vez para que el macho libere todos sus espermatozoides por lo cual se quedará estéril. En estas parejas el intercambio sexual sella para siempre sus suertes. La hembra no sólo, al igual que su cónyuge hace el amor por primera y última vez, sino que también pierde la vida al poner doce mil huevos, porque en la función de madurarlos y en la de expulsarlos agota sus reservas calóricas. Es admirable que estos diminutos seres posean facultad de hacer de las proteínas de la sangre, un combustible como el de cualquier azúcar.

agosto 31, 2007

Deprimidos porque los habían desalojados de los árboles, nuestros abuelos conquistaron el actual modo de vivir

No se ha establecido con exactitud si la actual especie del homo sapiens en la misma homo erectus que aquí vemos, o si son diferentes, aunque del mismo linaje.

Todo parece indicar que un factor importante de la evolución durante la que el animal se transformó en hombre, fue la profunda depresión que experimentaron los velludos tatarabuelos de nuestra especie, cuando fueron desalojados de los árboles por los monos, cuya destreza en ese medio era tan grande que no admitían competidores. Obligados a morar en el suelo nuestros antecesores perdieron sus facultades de braceadores, tan admirables en los actuales gibones, mientras sus manos traseras se iban convirtiendo en pies para caminar en pos de los frutos caídos, que constituían su principal fuente de alimentación. Así, los antiguos compañeros de los simios adquirieron una nueva forma de vivir.
Sin saberlo, la adversidad sufrida cuando tuvieron que dejar la existencia semiaérea, los había conducido a una situación, en la que se destacaban ventajas como la marcha bípeda, la fabricación de herramientas iniciada con el empleo de palos y piedras para defenderse y el arte de la caza que comenzara con tan precarias armas. A estas alturas y quizá por la falta de frutas que recoger en las heladas invernales, aquellos antepasados se habían vuelto omnívoros, incorporando a su mesa la carne de los pequeños animales, los únicos que hace millones de años podía atrapar con sus instrumentos, cada vez más diversificados y más útiles.


El hombre prehistórico pudo hacer herramientas por su capacida para juntar el pulgar con la yema de sus dedos. Este trabajo a su vez determinó el crecimiento de su cerebro.

Por el Africa Meridional corretearon, aunque con dificultad, hombrecitos con la tallas y el peso de niños de ocho a diez años. Su cerebro era desde luego mucho menos pesado, pero les bastaba para el desarrollo de una inteligencia, ostensiblemente superior a la de las criaturas que lo rodeaban, incluyendo sus corpulentos depredadores. Es probable que nuestros remotos antecesores utilizaran sus colmillos contra sus enemigos, como lo hacen los gorilas, pues no los necesitaban para su dieta exclusivamente arbórea. Sin embargo, los australopitecus que sabían protegerse con sus tácticas de superdotados de la selva y la sabana, sí utilizaban los caninos para desgarrar las presas y arrancarlas.

Hay dudas acerca de la descendencia de estos homínidos, pero no faltan científicos que consideran el llamado homo erectus, cuyos restos se han localizado al norte de Africa, en Java, en Pekín, como una especie hija de aquella y por supuesto, más adelantada. Su bóveda craneal era mayor que la de los enanitos que le precedieran, y su cerebro poseía zonas con que recordamos, planificamos, nos comunicamos y observamos cuidadosamente. Estas características habrían de ser muy determinantes en la predisposición a vivir en sociedad que tuvieron aquellos hombres de hace quinientos mil años.

Ellos crearon una variada utilería con piedra tallada y garrotes. En los estratos geológicos de ese período se han conseguido grandes tajadores de carne, lanzas y hachas que les servían para matar animales robustos como ciervos, rinocerontes y elefantes. Esta caza al por mayor reclamaba el trabajo colectivo y la necesidad de usar la voz para emitir señales audibles de precaución, de alerta, de ordenar el ataque, las cuales estuvieron entre las primeras palabras del primer lenguaje humano. En este nivel el hombre prehistórico diseñaba estrategias, como la de arrear hacia un precipicio o hacia un pantano al mamut o al reno que quería cobrar.

En resumen, el bípedo primitivo no afrontó la primera depresión al principio anotada, sino otras como la orfandad de la intemperie, su condición inerme ante el poder de sus depredadores, la carestía de alimentos cuando comía sólo las frutas y así sucesivamente, Supo superarlas todas disputándole las cuevas a los cuadrúpedos que las habitaban, aprendiendo a comer carne junto con los modos de conseguirla y a cambiar de hábitat desplazándose por las enormes extensiones de Africa, Asia y Europa. En fin, el hombre prehistórico se sobrepuso a sus contrariedades, luchando con exitosa tenacidad a fin de sobrevivir. De ese modo obligó a sus genes a crear un cerebro cada vez mayor y más competente, que no es otro que el que tenemos hoy.

agosto 11, 2007

En el mundo irracional las criaturas hacen pactos para ayudarse unas veces o para tolerarse otras

Los venenosos tentáculos de los anémonasson para el pez damisela, como inocentes verjas, Se asoma por ellascon la esperanza de divisar candidatos a caer en la trampa.

Se dice que la ganadería lechera es e`plotada por hormigas, que obtienen gotas azucaradas de sus protegidos, los vulnerables pulgones que viven de lo que chupan a los árboles.

Abundan los vínculos de permanente cooperación entre los más opuestos seres vivientes. Sabemos que en un sistema normal de sabana, cuando los herbívoros se comen el pasto, cumplen un rol similar al de los jardineros cuando podan las plantas. Hay relaciones más particulares y menos frecuentes, por lo cual resultan más interesantes. El cangrejo ermitaño protagoniza toda una aventura para buscarse una socia de por vida, con la que no podría casarse ni tener hijos porque pertenece a otro género, a otra especie, a otra familia y a otro orden. Este crustáceo tiene una coraza chucuta, que le deja afuera el equivalente a tiernos glúteos, una verdadera tentación para sus depredadores.

A sabiendas de esto el animal se mide en el fondo marino un sin fin de conchas de caracoles hasta que consigue la que le calza bien. Luego visita una concentración de anémonas, donde sellará un pacto con la que entienda mejor. Esta se instalará en la concha de caracol, de donde protegerá con sus ortigas venenosas a su amigo, a cambio de la movilización que éste le brinda y de compartir los productos de la pesca recíproca. En nuestro llano los vacunos comen confortablemente, cuando a ambos lados de sus belfos marchan garcitas que deboran en un santiamén los insectos agresivos que con sus picadas, ulcerarían los hocicos de las reses.

Los bachacos no comen las hojas que expolian de los árboles y a los cultivos. Siembran en ellas ciertos hongos, que al multiplicarse les servirán de rico nutrientes en sus colonias subterráneas. Son como se ve, agricultores que suelen destruir el trabajo de los colegas humanos. Los líquenes resultan de la alianza de un alga que aporta los carbohidratos energéticos del negocio, y un hongo que ofrece la humedad y los minerales de una savia inorgánica. Este acuerdo mutuo se reitera en muchos otros casos del reino vegetal. Los micorrizas le hacen el mismo servicio a raíces de árboles desprovistos de raicillas o pelillos, para atrapar por ósmosis las sustancias disueltas en el agua de suelo.

Aquí en Venezuela nos habríamos valido de entendimientos como éste en la lucha conservacionista. Se ha teorizado que el milagro de los doscientos millones de pinos caribes en el otrora desierto de Uverito contó con una simbiosis imprevista pero ideal: la de hongos específicos que entregan a las raíces de la conífera los minerales de la arena desintegrada, a cambio de la savia orgánica y materiales para su crecimiento. Son llamativas las bufagas, pájaros africanos, cuyos picos son tenazas apropiadas para sacarle al ganado las garrapatas y otros parásitos con que se alimentan. Pues bien además de higienistas expertos , estos pájaros son agradecidos, pues lanzan típicos chillidos de alarma, al rebaño cuando descubren a un tigre o a un león al asecho en los alrededores.
Otro habitante del mar que se las arregla para que lo protejan sin pagar mucho por ello, es el pez damisela. A veces captura una pequeña presa y vuelve a los brazos de la anémona que lo aloja. En otras ocasiones atrae como cebo viviente a un depredador, al que sí le hará efecto el poderoso veneno de la anémona la cual obtiene así comida para ella y para su mimado inquilino. Es curiosa la circunstancia de que sólo está inmunizado contra el tóxico de su protectora, pues parecería si fuera a refugiarse por equivocación , en los brazos de otra, que a su vez sólo daría amparo a su pez damisela elegido, no a otro. ¿Cómo lo reconocen, sin ojos y sin olfato?.

Anteriormente comprobé que aunque los tiburones no son nada caballeros, les sobran escuderos. No obstante, osaré mencionarlos de nuevo. La única tolerancia que se les conoce es la que dispensan a los peces pilotos de apenas treinta centímetros de longitud. Parece incierta la versión de que nadando debajo de la cabeza de los escualos, los guíen y los sigan incondicionalmente. En esta relación el interés de los pequeños es de comerse las migas dejadas por los grandes. Esto explicaría su oportunismo de cambiar de patrocinante cuando hay otro que está más cerca de la pieza descuartizada. No me costó mucho encontrar este ejemplo del anticientífico desinterés de estos señores acolmillados, que por lo que me pasó al aludirlos son tan respetables en el agua como en la tierra.

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