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mayo 24, 2006

Nueve modelos de criaturas a partir de una que parecía un cerdo en ascendente evolución culminaron con el elefante.

Los elefanticos son buenos nadadores pero no tan veloces como sus padres, que no los abandonan cuando en medio de ello, atravesian un rio.



Hay algo de simbólico en el fracaso del extinto tigre de los dientes de sable y el éxito de los elefantes. Ambos hace millones de años poseían las armas de más largo alcance que ha habido en el reino animal. Las usaban para bregarse los alimentos. La necesidad forzaba al tigre a darles una función ofensiva. El elefante no necesitaba agredir a nadie y les daba una función defensiva. El agresivo se quedó sin descendientes. El pacifista tiene muchos. Entre hace 58 millones y 36 millones de años, un animal no mayor de 60 cm. de altura vagaba por los pantanos de Egipto, masticando la hierba abundante que había en sus márgenes. La forma de su cabeza era la de un semiarco y disponía de una piel gruesa y dura.

Los últimos descendientes de este predecesor de los proboscidios, el Moeritherium, vivieron em Europa y en América, además de Asia y Africa donde están hoy.

Los carnívoros ni siquiera se le acercaban pues abundaba la caza de cuero blando. Un buen día empezaron a secarse los pantanos, a disminuir sus vegetales y el Moeritherium, que tal es el aludido, se dio cuenta de que perecería, sino desarrollaba equipos, para servirse de la nueva despensa que florecería en las arboledas. Sus genes eran ases de la adaptación, pues engendró una serie de eslabones, que culminaron con los elefantes actuales, que se le parecen pocos. Dio lugar a formas cada vez más competentes entre las cuales estuvieron seres que a pesar de sus aspectos de bichos cumplieron la honrosa misión de proyectar aquel linaje hasta nuestros días.

Esos eslabones fueron el palemastodon, el gomphotherium. el mammut, el amebeledon, el platybelodon, el gnathobelodon, el stegodon, el mammuthus, el loxodonta y el elephas. Los últimos cuatro pertenecían francamente al género de los elefantes que devorarán entre 140 kilos y 180 kilos de vegetación diaria. La naturaleza hubo de tomarse 55 millones de año para diseñar el modelo ideal. Hoy se conocen dos especies, el Elephas Maximus paisano de Gandhi y Loxodonta Africana, paisano de Lumumba. Hasta hace 10.000 años vivieron los mammutes de cuero peludo y los mastodontes. El primero se estableció Norteamérica y restos del segundo han sido encontrados por el profesor Cruxent en Falcón.

Los elefantes desarrollaron los incisivos más largos de este mundo, para destripar a los felinos que consumaran la insensatez de atacarlos o de amenazar a sus crías. Estos animales adoptan con sus hembras refinamientos que deberían ser aleccionadores para los machistas de nuestra especie. Efectuar la cúpula el silencio después de un prolongado cortejo de caricias y de sonidos que entre ellos son seguramente los equivalentes a las palabras de los enamorados. Sus gigantescos incisivos son pesados y a fin de soportarlos se quedaron con un cuello corto con poderosos músculos. Un caballo o una jirafa se desnucarían con las vértebras cervicales rotas si tuvieran que sostener un peso como el antedicho.

No podían bajar sus bocas ni alzarlas para tomar su dieta estrictamente vegetariana, del suelo o de los ramajes. Superaron el problema prolongando su labio superior para formar la flexible trompa. Fueron virtualmente inmunes a todos los depredadores que los siguen mirando con respeto, hasta que apareció el hombre el primitivo que los cazaba, valiéndose más de la inteligencia que de sus armas de piedra y nunca los puso en el riesgo de desaparecer La codicia por el marfil de sus incisivos hizo que el llamado hombre blanco y civilizado, los destruyera por millares con fusiles ante los cuales son indefensos. Por fortuna, los gobiernos que sucedieran a lo colonialistas les han devuelto parte de su predio a estos animales y los están protegiendo.

Los tatarabuelos de los elefantes convivieron con los del caballo. La línea evolutiva de ambos fue similar pero son diferentes sus medios defensivos y sus tácticas ante el peligro. Los caballos no se avergüenzan de correr frente a sus enemigos, porque la velocidad es su mejor arma. Para los elefantes son su epidermis gruesa e impenetrable, su corpulencia y sus marmóreos y colosales alfanjes. Enfrentan a quien sea y de nada les serviría escapar con unas patas lentas, que se mueven primero la del lado izquierdo, luego la del derecho y así sucesivamente. Los elefanticos nacen después de un embarazo de 20 meses y de inmediato ingieren tres de los quince litros de leche que requerirían por día. Sus padres les prodigan afectos, atenciones y seguridad hasta que cumplen 24 meses, cuando sería un loco el que se metiera con ellos.

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