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enero 06, 2005

Cada elemento de la materia es una familia de átomos que se diferencian entre sí por los neutrones que carban en sus núcleos.

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
Un día tal como hoy, 6 de Enero de 1982


Los tres ilustres miembros de la familia del hidrógeno: el H1, que es el que más abunda; el H2 constituyente de la bomba H y el rarísimo H3 o tritio (Rep. Tejada).

El hombre sabe pesar las partículas infinitesimales del átomo. Este aprendizaje es uno de los más increíbles que ha logrado, porque con el referido fin, resultarían inútiles las balanzas que nos dicen cuantos gramos tiene un trozo de carne o una rebanada de queso. De igual modo tampoco servirían las que usaban los antiguos boticarios, para precisar los miligramos de cada sustancia, que debían llevar las formulas recetadas por los médicos. No obstante los investigadores han señalado sin la menor equivocación, que un electrón pesa nueve mil cuatrillonésimas de gramo. O sea que en un gramo de electrones contaríamos nueve mil cuatrillones de ellos: ¡un nueve seguido de veintisiete ceros!. El U-238 que no se deja partir es usado para fabricar el diabólico Plutonio (92 U-239) cuando es bombardeado por un neutrón- El U-235 que se deja partir facilmente es utilizao en las bombas.

Se sabe que un solo protón es mil ochocientos cuarenta veces mayor que el electrón, tan leve, que es lo más parecido a la nada en el mundo de la materia. El neutrón es un poquito mayor que el protón, su compañero de residencia, pues ambos están en el núcleo del átomo. El electrón ya lo sabemos, gira en la periferia y por eso los científicos prefieren concebirlo al dibujarlo, en las órbitas o circunferencias que traza durante su recorrido. Nadie ignora que el átomo del uranio es el peso pesado de la tabla de Mendeleyev y que el hidrógeno es el peso mini mosca. Ningún elemento es más gordo que el primero ni más flaco que el último.

Antes de seguir adelante debemos recordar que mientras la masa es una porción de materia presente siempre, el peso no es así, pues este depende de un factor ajeno a la propiedad de los cuerpos. Donde no hay fuerza gravitacional no existe el peso. Un astronauta conservará la totalidad de su masa, aunque flote dentro de su nave a salvo de la fuerza gravitacional de la Tierra. Su peso de setenta y dos kilos, al descender en la luna se reducirá a doce kilos, como si lo hubieran sometido a una de esas dietas violentas con que sueñan las personas coquetas entradas en edad. El fenómeno se explicaría porque la fuerza gravitacional de nuestro satélite es seis veces menor a la del planeta.

Ahora bien, no sólo hay diferencias entre el peso y la masa del oxigeno y el hierro, del fósforo y el estaño. Hay también diferencias de peso y de masa entre los átomos de un mismo elemento. Sus propiedades químicas son idénticas porque tienen el igual número de protones en el núcleo y de electrones en el periferia. ¿Dónde esta entonces la variación? En el número de neutrones. Por esta razón se les denomina isótopos, palabra formada con dos raíces griegas que significa en el mismo lugar. El estaño se da el lujo de ser formado por la unión de diez hermanos o isótopos. Todos ellos tienen cincuenta protones y cincuenta electrones, pero unos tienen sesenta y dos neutrones, otros sesenta y tres, otros sesenta y cuatro, otros setenta y uno, otros setenta y dos, otros setenta y tres y otros setenta y cuatro.

Si a los cincuenta protones, les sumamos sesenta y dos, tendremos el isótopo ciento doce del estaño. Si hacemos las sumas en los demás, tendremos los isótopos ciento trece, ciento catorce, del estaño y así sucesivamente. En cualquier trozo de estaño el porcentaje de cada isótopo es siempre el mismo. Hay que sacar el promedio de todos para concluir que la masa del estaño es de 118.7. Esta ley es valida para los 92 elementos. El isótopo 1 del hidrógeno es el único núcleo sin neutrones que hay. El hidrógeno 2 posee un neutrón y es mejor conocido como deuterio. El hidrógeno 3 tiene dos neutrones y es llamado también tritio.

Antes dijimos que cada isótopo se encuentra en un elemento en una proporción que siempre es la misma. Digamos que el hidrógeno es un huevo, pues bien necesitaríamos seis mil huevos para conseguir uno con dos yemas, el deuterio y mil millones de huevos para encontrar otro con tres yemas, es decir, el tritio. Con el uranio sucede algo análogo. Una barra de este metal de diez kilos estaría compuesta de nueve mil novecientos veintiocho gramos de U-238 y de sólo setecientos catorce gramos de U-235, que aunque muy escaso como se ve, es el que más se usa como combustible atómico porque es físil, es decir, permite que lo partan en dos. El uranio enriquecido no es que tenga mucho real, es simplemente una barra de ese metal en que se ha elevado artificialmente la proporción del U-235.



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