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diciembre 28, 2004

Aún en la hora de su muerte Copérnico seguía temiendo el riesgo de que lo quemaran vivo por su teoría heliocéntrica.


El esquema de la teoría heliocéntrica de Copérnico, con la cual se explicaba muy bien la causa del alejamiento y la aproximación de los demás planetas a la Tierra.
Durante 14 siglos no hubo una sola voz que osara objetar la idea de Tolomeo, de que la Tierra colgaba inmóvil en el espacio, mientras los demás astros, empezando por el Sol, giraban en torno a ella, en un tributo de perpetua sumisión. El dogma teológico le dio a la teoría de nuestro planeta era el centro del Universo, la categoría de axioma sagrado. Quienes no la admitieran, quedaban bajo la vigilancia presagiosa de los tribunales de la Inquisición. Dentro de este marco, haría su gran revolución científica, un sacerdote experto en derecho canónico, sabía lo que le aguardaba por el desarrollo de un pensamiento diametralmente opuesto al imperante.

Hemos aludido a Nicolás Copérnico (1473-1543), hijo de un comerciante acomodado, y sobrino de un obispo poderoso. Sin embargo, pudo sortear el riesgo de una existencia confortable y protegida, con su firme devoción por los estudios. A los 18 años, en Cracovia, que entonces era un vigoroso centro intelectual, adquirió el dominio de las matemáticas y de la geometría espacial, que aplicó en sus incipientes observaciones del cielo entre 1491 y 1495. Pero su consurado tío lo apremiaba para que siguiera la carrera eclesiástica, y el joven Copérnico debió complacerle, inscribiéndose en la facultad de derecho canónico de la Universidad de Bolognia, Italia.
Copérnico ignoraba que Aristarco había pensado como él, aunque conocía las sugestiones que contra la teoría geocéntrica de Tolomeo, hiciera su antecesor, Nicolás de Cousa.
Después de su ordenación, supo alternar sus deberes de la Iglesia con los del Conocimiento. En la época existían las Tablas Alfonsinas sobre los astros del cielo, que a pesar de que habían sido hechas en 1252, estimaron la duración del año, con tanta precisión, que sólo se equivocaron en 90segundos de más. Copérnico analizó en ellas el movimiento de los planetas conocidos, percatándose de que el no era explicable por la teoría geocéntrica. En cambio sus apreciaciones matemáticas sobre esos movimientos, le cuadraban muy bien, al suponer que el Sol no era el que daba vueltas en torno a la Tierra, sino que era ella que giraba en torno de él, en 1525, ya no tendría duda acerca de su gran descubrimiento.

Fue entonces cuando empezó a escribir a mano, desde luego, y con el mayor sigilo, los tomos repletos de cálculos experimentales de la obra que llamaría Revolutionibus Orbium Caelestium. No obstante la plena certidumbre de que su teoría helicéntrica era la correcta, siguió trabajando en la clandestinidad, sin atreverse a publicar su hallazgo. Quiso callar su miedo por la hoguera, dedicándole su trabajo al Papa Juan Pablo III esperando que en las reformas del Concilio de Trento, liberalizarían el criterio de la iglesia en el campo astronómico. Por otra parte, siempre inquieto por su seguridad, hizo que un clérico de apellido Osiander, le prologara la obra, conceptuándola como una mera e inocente hipótesis.

En medio de sus vacilaciones, tuvo la suerte de contar con un discípulo genial, que fue Jorge Von Lauche, quien con su pseudónimo de Rheticus, había introducido cambios sustanciales en el uso de la trigonometría. Rheticus hizo un largo viaje en 1539 para estudiar con Copérnico y leer su manuscrito. De inmediato se asocio a las ideas del maestro, anticipó algunos comentarios, y lo convenció de que mandara a imprimir sus tomos. El fundador de la moderna astronomía, accedió a ello en 1543, durante una enfermedad y en vísperas de su muerte. Sobre su tumba cayó la furiosa reacción de supuestos sabios envidiosos y de creyentes fanáticos que lo apostrofaban de sacrilegio irredento.

Aunque el Santo Oficio declaró herética la obra, matemáticos como Erasmo Reinhold, la leyeron de punta a punta. Reinhold empleó cálculos que allí encontró, para elaborar las nuevas tablas planetarias. Lutero, de quien era seguidor, le dijo indignado que Josué, el sucesor de Moisés, había ordenado no a la Tierra sino al Sol que se detuviese. Tuvo que llegar el año 1609 para que Kepler aclarase el único error de Copérnico, señalando que las órbitas planetarias alrededor del Sol no eran redondas sino elípticas. Habría que esperar todavía que Galileo, con el auxilio de su telescopio confirmara, aunque asustado el pensamiento de Copérnico, casi un siglo más tarde.

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas
Un día tal como hoy, 28 de Diciembre de 1982




diciembre 23, 2004

Bernardo Houssay, primer Nobel de Ciencia en la América Latina decía que el aflorar de la ciencia es tan bueno como la salida del sol.

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
Un día tal como hoy, 23 de Diciembre de 1981
Houssay que sometía a las serpientes para investigarles su veneno, decía: mi principal problema es el hombre ¿Ha visto usted un bicho más complicado?En el siglo XVI y durante una de sus disecciones, Vesalio, el fundador de la anatomía, tomaba entre sus dedos una bolita fibrosa y blanda, que extrajera la base del cerebro de un cadáver humano. Como la encontrara encima del conducto nasal creyó que su función era la de generar flema. Por eso la denominó pituitaria, palabra que viene del griego pituita que significa moco. Los sucesores contemporáneos de Vesalio prefieren llamarla hipófisis, por la directa relación que tienen con el crecimiento, unos de los múltiples deberes que cumple, Bernardo Alberto Houssay fue el primer latinoamericano en ganarse un premio Nobel de Ciencia, precisamente por las novedades que encontrara en los quehaceres de esta glándula y en la insospechable importancia que tiene para la vida.

En 1887 cuando naciera en Buenos Aires, la argentina reflejaba en sus planteles educacionales, la venturosa influencia de la ciencia que la llegara con ilustrados inmigrantes de Europa. Desde el bachillerato Houssay se interesó por el papel de la hipófisis, desdeñada por fisiólogos anteriores, en vista de que su tamaño era más o menos el mismo que el de la punta del dedo meñique de una niño. El científico estaba seguro de que el objetivo de ésta era de cierta jerarquía, como apéndice del cerebro, el cual a pesar de sus escasas dimensiones era el supremo comandante de todos los procesos vitales. Eso se sabía y era lógica suponer que cualquier dependencia suya por minúscula que fuera, estaba llamada a ejercer serias responsabilidades.

En los años 20 Banting y Best aislaban la insulina, hormona segregada por el páncreas para que las células asimilen el azúcar o glucosa. Durante sus exploraciones Houssay pudo comprobar que la cara delantera de la diminuta hipófisis podía producir en exceso una sustancia contraria a la insulina. Sus experimentos en acures, en ratas y en perros eran más que convincentes. Los animales con diabetes grave mejoraban si les extirpaban la hipófisis. Es más, si a los enfermos se les inyectaba un extracto de hipófisis, empeoraban espectacularmente hasta morir. Y había mamíferos sanos que sometidos a este mismo procedimiento podían volverse diabéticos.

Su hallazgo arrojó luz sobre ese mal que endulza la sangre por la retención de azúcar en la misma. Se habría una camino para estudiar con menos oscuridad los problemas del metabolismo de la glucosa. Por cierto que no hay todavía seguridad de que el papel de la insulina, consista en verdad en permeabilizar las membranas de las células para que le den puerta franca a las cristalinas moléculas del C6H1206. Pero sigamos adelante con Houssay. Su trabajo estableció la vía por donde el científico chino Li Chon Hao iba a definir el carácter dictatorial con que la hipófisis gobierna a otras glándulas, remitiéndoles órdenes a través de distintas hormonas, sus enviadas especiales.
Houssay en 1947 cuando la prensa argentina por la censura de Perón, silenció la noticia del Noble que le habían concedido.
En los años cuarenta Houssay que a fuerza de humanista era antinazi, chocó con el gobierno de Perón por su lealtad en las relaciones con el régimen imperante en Alemania que amenazaba a toda la humanidad. Por esa razón fue expulsado de la universidad en la que no fue readmitido, ni siquiera en 1947 cuando le otorgan el Nobel. Tuvo que esperar hasta 1955 cuando el dictador fue derribado, para reasumir la dirección del Instituto de Medicina Experimental. Se aisló allí en sus trabajos, de espalda a los conflictos políticos que hace cuarenta años azotan a la Argentina. Respondió a sus críticos aduciendo que el bienestar humano no se debía a los políticos sino a los científicos que eran los que habían descubierto las leyes de la electricidad, de la mecánica y creado los recurso terapéuticos para prevenir las enfermedades y curarlas.

Houssay hizo contribuciones sobresalientes en el estudio de los venenos de las arañas, los alacranes y las serpientes, con el propósito de crear los antídotos correspondientes. Murió en 1971, pero en el 63 y en el 65 tuve el honor de conocerlo y entrevistarlo. Fue entonces cuando me dijo que mi pregunta sobre la importancia de fundar el Conicit le parecía igual a otra sobre la importancia de que saliera el sol. Luego me dio este inolvidable consejo:”Cuando el ahínco tiene un objetivo amplio, no hay tiempo para pequeños detalles que no otra cosa son las discusiones”.

Los gases encarcelados cuando los auxilia el calor se liberan con una fuerza que puede ser, la del bien o la del mal

La Ciencia Amena de Arìstides Bastidas
23 de Diciembre de 1982


Afortunadamente el petróleo bruto no cede su energía en forma súbita, porque sus moléculas de hidrógeno y carbono necesitan, para arder, de oxígeno. Como este no anda en ellas, tiene que tomarlo del aire circundante, lo cual retrasa la combustión. Ahora bien, si las llamas están dentro de un recinto pueden generarse gases que bajo los efectos del calor, desarrollan presiones semejantes a las poderosas ondas de choque. Según lo asienta nuestra bibliografía, éste es uno de los riesgos que deben ser conjurados cuando se desata el incendio de un centro de hidrocarburos en explotación. Obsérvese que sería imposible una cocina que funcionara bien con petróleo crudo.

En el famoso incendio de gas metano que hubo en el Sahara, en que se perdieron 130 millones de bolívares en petróleo, se produjo una llamarada de 140 metros de alto que se divisaba por las noches a 150 kilómetros de distancia.

Ya sabemos que los hidrocarburos son reservorios de energía química, iguales a los del carbón de piedra, a los de la leña, a los de la celulosa contenida en ella, a los de los carbohidratos, los azúcares y las proteínas. Estas sustancias tienen entre sí la característica común de que liberan su calor cuando se oxidan, de un modo relativamente sosegado. Este periódico que ustedes leen ahora, se está quemando tan imperceptiblemente, que sólo dentro de ochenta o cien años, le veremos el color amarillo del papel cuando se empieza a chamuscar. El alimento que nos comimos ayer es el que nos ha dado las moléculas que al oxidarse en el interior de nuestras células, nos proporcionan la energía para movernos y pensar, para el trabajo de nuestras vísceras y para mantenernos a los 37 grados C de nuestro cuerpo.

Frente a estas combustiones lentas, están las aceleradas, que van desde la brasa, que nos causaría una quemadura de tercer grado, hasta las llamaradas de los grandes siniestros. Pero aún en estos últimos casos, no surgen las explosiones. Las detonaciones no llegan a producirse porque tanto el calor el calor de los gases, se dispersan en el aire libre pacíficamente y sin causar nuevas complicaciones espectaculares. Se infiere una que una explosión necesita condiciones adicionales a las de la energía madre que la ha engendrado, para el bien en unos casos, para el mal en otros.

Si el motor no fuera una cámara hermética, la gasolina, herida por la chispa en su interior, no haría ningún efecto, pues sus gases se diseminarían sin hacer ningún trabajo y con la inocuidad del perfume de una bella dama que pasa a nuestro lado. Por supuesto, que sin ese encanto. Ahora bien, los gases de la gasolina, al intentar expandirse, no pueden hacerlo contra las paredes de su cárcel. Adoptan entonces la única alternativa que es la de presionar el pistón que pondrá en marcha el carro y por donde pueden escapar. La presión que ejercen a la Batavia salida es muy violenta, lo cual explica el rugido de la máquina, o mejor dicho, sus reiteradas explosiones.

Como hemos visto, el encierro y la rápida combustión, son factores que los explosivos requieren para manifestarse. La bala de un arma de fuego es también un buen ejemplo. Si la pólvora de su carga la vaciáramos sobre algo al aire libre se consumiría prontamente ante la llama de un fósforo, despidiendo sólo el inofensivo ruido de un cohete de feria cuando lo sueltan. Este paso es el de la deflagración que libera los gases y el calor que los dilata, a fin de que impulsen la salida del proyectil, luego del estampido. Nótese que en el caso de la gasolina, el oxígeno se toma del aire, pero en el de la pólvora, el oxígeno anda condensado en su seno y en la compañía de carbono, azufre y nitrato.

Hay casos tan insólitos de liberación de energía, que aún el espacio abierto de una gran zona, se comporta como una cámara cerrada. Tal ocurre con las detonaciones de las bombas atómicas y de hidrógeno, que por cierto, no están entre los explosivos. Ellas generan una onda de choque que en segundos antes de dispersarse tiene la fuerza suficiente para derribar árboles, monumentos y edificios en kilómetros a la redonda. Las erupciones del volcán Krakatoa, en indonesia, en 1883 tenían tal poder que arrastraron varios kilómetros por tierra, barcos anclados en un puerto, hicieron nacer una isla nueva y causaron destrozos en la población de Batavia a ciento cincuenta y cuatro kilómetros de distancia.


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diciembre 21, 2004

Un gramo de leche ácida tan buena para nuestro organismo hay quinientos millones de bacterias vivas pero amigas.

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
Un día tal como hoy, 21 de Diciembre de 1982

En esta máquina quedan cocidos y muertos los gérmenes patógenos o malvados de la leche durante su pasteurización.


El suero, el yogurt, la mantequilla y todos los quesos, desde el llanero hasta el gruyere son transformaciones de la leche, que solo pueden hacer microbios de alta experiencia en los quehaceres químicos de su existencia, los cuales unen a esa propiedad, la de ser inofensivos para nuestro organismo y para el de todos los animales. Ninguno de los expresados productos puede prepararse artificialmente, pues los científicos desconocen tal arte. La leche ha sido usada por el hombre, desde que se hiciera pastor e ovejas primero y de ganado bovino después. Muy pronto se daría cuenta de los cambios que realizaban en ella cuando la guardaba en algunas de sus vasijas de barro cocido. Nadie podrí indicar cuando se produjo el primer queso.

Lo cierto es que este alimento fue incluido en la dieta de la gente acomodada en las primeras civilizaciones. Ya sabemos que la Ociosa Popea despilfarraba el inapreciable líquido, empleándolo para bañarse. Por eso habría de preguntarse si Nerón cometió otro crimen cuando la mató de una patada. En la casa de los patricios romanos estaban al tanto de los males que causaba la leche descompuesta. Sin embargo, por recomendación de sus escasos médicos, consumían leche ácida con la seguridad de más bien seria una buena digestión. Ignoramos desde luego su reacción si hubieran conocido los microbios y el dato hoy comprobado de que en cada litro de leche agria se anidan 500 mil millones de bacterias vivas (un cinco seguido por once ceros).

La leche dentro de las vacas es estéril, pero apenas es ordeñada la invaden microbios buenos y malos, incluyendo desde luego los que siempre andan en el aire.

Algunos de esos microorganismos reiteran sus bondades, incorporándose a la saludable flora intestinal. ¿Por qué a pesar de su prodigioso número no nos hacen ningún daño? En primer lugar, porque no son delincuentes del micromundo y en segundo, porque sólo proliferan en los altos niveles de acidez que dejan en la leche los otros gérmenes que les antecedieran. Se estima que la costumbre de reservar un coágulo de caseína o proteína láctea para acidificar la leche fresca, tiene más de tres mil años que existió Noé, fue aplicada por él y por sus hijos en la sobreviviente barca de El Diluvio.

El patriarca con todo y su asociación con la divinidad, ignoraba que aquel coágulo era una concentración de levaduras, estreptococos, y lactobacilos. No obstante la sabia previsión, la leche fue durante muchos siglos el vehiculo ideal de la tuberculosis y de la brucelosis. Estos se debía a la facilidad con que los microbios malignos, procedentes del aire, de las ubres de vaca, de las manos del ordeñador o de los recipientes, invadían la leche cruda. Si esta es ingerida cuando ellos se están multiplicando, se vuelven contra nuestros tejidos. Esos gérmenes malvados pueden ser los estreptococos de la faringitis séptica, o los bacilos de la difteria y de la disentería.

Entre nosotros y durante el periodo gomecista la tuberculosis se transmitía a la gente en la leche de vacas con esa enfermedad, pero a las que nadie podía tocar de acuerdo con el concepto de la propiedad privada que entonces prevalecía. El extinto fundador del SAS, Enrique Tejera, las exterminó a partir de 1936, logrando así bajar los duelos mortuorios provocados por el bacilo de Koch. Hoy estamos libres de cualquier riesgo, porque durante los 15 segundos que la leche pasa a 71,6 C, cuando la pasteurizan, se aniquilan todos los microorganismos peligrosos. Ahora bien, hay otras especies cuya intrusión en el producto lácteo deberíamos agradecer por numerosas razones.
Los sabores y la estructura de los quesos dependen de las características del microbio que fermentó las leches los ha elaborado de las que se derivan. Los huecos del queso suizo se deben al gas carbónico que hace expeler en burbujas el respectivo germen. Dos hermanos del venturoso hongo Penicillium Notatum, padre de la penicilina, son el Penicillium camenbertis, autor del queso Camenbert y el Penicillium roqueforti, autor del queso Roquefort. La mantequilla es de una fermentación, que da una crema, la cual en el momento de ser batida para que se compacte, tiene mil millones de microorganismos por gramo. El aroma y el sabor que le sentimos dentro de una arepa caliente, no es otra cosa que el diacetilo preparado muy generosamente por el Streptococcus cremoris y el Leuconostoc citrovonorum.

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El virus de la gripe continúa agrediendo a los seres humanos casi con la misma impunidad de cuando vivían en las cavernas.

La Ciencia Amena de Arìstides Bastidas.
21 de Diciembre de 1983

Es fácil confundir la gripe con el resfriado común, pero éste, que causa gran mucosidad nasal, suele curarse espontáneamente a los siete días.

Ningùn germen se ha reído más de la sabiduría humana, que los virus generadores de la gripe. Estos virus, el A, el B y el C existían antes de la aparición del hombre, al que nunca han dejado de atacar, desde los días de las cavernas hasta los de hoy, en la vecindad de las plataformas espaciales. A pesar de los enormes avances del conocimiento, seguimos hoy tan inermes frente a esos infinitesimales enemigos de la vida como cuando no habíamos inventado el habla. Tenemos vacunas contra enfermedades mucho más peligrosas derrotadas hoy, pero no hemos podido crear una de acción permanente contra la gripe. ¿A qué se debe esa probada invulnerabilidad de unos seres tan biológicamente inferiores que no pueden reproducirse por su propia cuenta como sí lo hacen las bacterias y los protozoarios?

Para contestar a esta pregunta hay un preámbulo inevitable. Los organismos animales y por supuesto, el humano, fichan y reseñan a los intrusos malintencionados, con el objeto de despedazarlos a tiempo cuando retornen a reinfectarnos. Por esta razón los que han sufrido parótidas, lechina o sarampión quedan inmunizados para siempre contra esos males. Ahora bien, el virus de cada epidemia o pandemia gripal parece estar muy bien informado de que lo están guardando para aniquilarlo. Entonces,, cada vez que intenta una nueva agresión se disfraza o se hace cirugía plástica a fin de que las alcabalas de seguridad le den luz verde.

En resumen, los virus de la gripe son campeones del engaño y nos recuerdan al famoso emir que estafó a una pléyade de vivos en el Tamanaco. Ahora bien, hay gripes benignas que pasan ligero y hay otras, afortunadamente, menos habituales, que dejan saldos luctuosos. Ese fue el caso de la gripe española en 1919 que mató más gente que la primera Guerra Mundial y en nuestro país originó veinticinco mil difuntos. También recordamos la gripe asiática en 1957 y la de Hong kong en 1968 que enriquecieron a los dueños de las funerarias en todas las grandes ciudades de la tierra. La ciencia explica que estas epidemias asesinas, se deben a la acción de virus que no solamente se han disfrazado, sino que también han adoptado la vestidura de virus tan ajenos a la fisiología humana como son la que engripan a los cerdos.

En ensayos de laboratorios se han logrado híbridos de distintas variedades de virus multiplicándose en un mismo tejido. En los caos más frecuentes esos injertos o se disfrazan del todo, por lo cual las defensas de nuestro cuerpo que ellos han burlado, los reconocen tardíamente, pero a tiempo para abatirlos antes de que hagan demasiado estragos. Este es el caso de las gripes transitorias. Recordé anteriormente que la vacuna antigripal no tiene la promisoria contundencia de la antivariólica, por las más diversas razones. La vacuna que podría preservarnos de la virosis gripal que actualmente azota a Caracas, podría ser útil ahora mismo si se le fabricara a tiempo para aplicársela a las personas sanas. Sería nula contra una epidemia del año próximo que como se desprende, sería causada por el mismo musiú pero con diferente cachimba.
Las vías respiratorias son el centro de operaciones de los virus de la gripe. La segregación excesiva de moco se debe a que con éste, el organismo atrapar y neutralizar a los agentes invasores.
En 1976 los norteamericanos detectaron a enfermos con el mortal virus de la gripe española de 1919. Prepararon millones de vacunas contra ese agente, las cuales se perdieron porque el brote fue pequeño y se revertió espontáneamente. En 1977 los soviéticos tuvieron una experiencia semejante con el virus de la gripe asiática, durante la cual sus estudios revelaron diferentes cepas de virus podían atacar simultáneamente a una misma población. Esto complicaría más una programación preventiva porque se requerían diferentes tipos diferentes de vacunas al mismo tiempo.

Total, el ser humano está frente a los virus de la gripe en una alternativa peor que la del que corre o se encarama, pues no tiene más remedio que someterse a la infección. Ya sabemos que no hay ningún medicamento sintético o natural contra los males desencadenados por los virus. Estos cuando invaden a un organismo hacen los que le viene en gana sin que nada pueda detenerlos. Recientemente se han descubierto células tomadas por un virus, a sabiendas de que no podrán escapar de la muerte, lanzan a través de ciertas sustancias mensajes de alerta a las células saludables para que actúen contra el invasor. La sustancia portadora de tal mensaje es el interferón que quizás sea el único en el porvenir que pueda librarnos de la inexpugnable virosis que hoy maltrata y hasta destruye impunemente.


diciembre 20, 2004

Los castores son llamativos no sólo como ingenieros hidráulicos sino también por ser los únicos que sin ser peces, se aman bajo el agua.

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
Un día tal como hoy, 20 de Diciembre de 1983

Cierto adagio conservacionista dice que cuando se cortó el primer árbol, comenzó la destrucción de la naturaleza. Es infundada esta afirmación porque desde los remotos milenios del Pleistoceno, los tatarabuelos de los castores iniciaron la tala para construir sus viviendas y convertirse en precursores de la ingeniería e hidráulica civil. Aquellos mamíferos procedían, como sus actuales descendientes, con la sensatez propia de quien usa inteligentemente un recurso porque saben que le va a pesar si lo elimina. Ustedes, mis indulgentes lectores, se estarán preguntando cómo se podría serruchar un tronco en una época en que ni soñaban aparecer los seres humanos y en que los metales permanecían absolutamente vírgenes e inútiles en las entrañas de la tierra.

Un castor trasladando hacia un canal las ramas que después cortará en trocitos. Estos animales pueden palpar, arrastrar, empujar, tirar, dirigir y arañar con sus dos manos, con las cuales cargan a sus crías como las madres humanas a sus bebés. (Rep. García)

Los antepasados de los castores carecían obviamente de herramientas, más para derribar álamos, sauces y otros tallos gruesos utilizaron el duro marfil de sus incisos, la virtud de estos para crecer a medida que se desgataban por el roce y su habilidad de roedores titulares. Estos animales pueden cercenar en apenas un cuarto de hora, un tallo de quince centímetros de diámetro. Es cierto que no prevén el lado hacia donde caerá el árbol y por eso a veces trabajan en vano, ya que el mismo puede recostarse en las ramas del vecino o desplomarse hacia la parte del opuesto del río, donde el cuadrúpedo fabrica su refugio.

En todo caso, los castores cavan canales por los que trasladan flotando los materiales del futuro dique. Previamente comprueban la escasa profundidad de la corriente y también su lento ritmo. Troncos ramas y aun materiales acarreados del mismo río, son empleados para el embalse, cuyas hendiduras serán tapadas con piedras, barro, arena y pequeños restos de vegetales. Finalmente y sobre la superficie del líquido cuyo nivel puede haberse elevado hasta los diez o doce metros, formarán una balsa y sobre ella una cúpula o recámara donde se alojarán el macho y la hembra autores de la obra. Con palitos, hojas y hierbas harán los colchones para dormir tranquilos y seguros en compañía de sus crías que suelen nacer a comienzos de julio luego de un embarazo de 100 días.

El acceso a la vivienda se hace por túneles que desembocan en el lecho del río y por lo que estos animales ascienden hasta la parte seca de sus domicilios. De este modo los castores se aseguraron de una fortaleza a la que ellos podían escapar en caso de peligro, si el riesgo de que sus posibles depredadores se improvisaran una rica cena con sus carnes, que no son tan exiguas, ya que pesan hasta veintisiete kilogramos, en la que no se incluye la espesa y hermosa pelambre, con que se protegen de las heladas invernales pues son pobladores de la zonas templadas de Eurasia y Norteamérica. Hasta el siglo XVIII fueron objeto de un atroz exterminio por parte de los tramperos que comerciaban con sus piezas.

Pero a comienzos del siglo pasado se acabó la demanda de los sombreros de los sombreros de castor y el gobierno de los Estados Unidos, decretó la veda en la cacería de esos mamíferos, lo que determino la próspera reaparición de estos en grandes cuerpos de agua como los de Pensilvania. Huelga decir que sus dones de pioneros de la arquitectura fluvial, les habrían bastado de muy poco, de no ser por las características de adaptación al agua que les diera la evolución. Tiene cortinas que cierran todos los orificios de su cuerpo al entrar en el líquido y pulmones que almacenan suficiente oxígeno para pasar quince minutos sin aspirar el aire. Sus patas traseras de cinco dedos cada una, se parecen por sus pliegues a las de los patos, y las utilizan igualmente como velocísimos remos, al tiempo que con sus colas aplanadas pueden dar rápidos e inesperados virajes cuando nadan.

Son los roedores más grandes del Hemisferio Norte y sus madres los amamantan sólo por tres semanas, al cabo de las cuales les imponen una dieta de hojas tiernas. Cuando vuelve el invierno ya su organismo habrá avanzado lo necesario para obtener de las ramas y cortezas de los árboles guardadas en el fondo del dique, las proteínas para el crecimiento y las calorías para sus procesos vitales. Al despertar sus hormonas celebrarán su enlace nupcial, no en una alcoba bien abrigada ni tampoco a la luz de la luna, sino debajo del agua y en la misma posición de las parejas humanas.


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diciembre 17, 2004

Los rumbos de la realidad son a veces distintos de los que conducen al sueño, pero aún así la vida es buena.

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas
Un día tal como hoy, 17 de Diciembre de 1985


Los cisnes tienen la suerte de hacer sus ambiciones con sus posibilidades, cuando a la par de un lago encuentran a una novia...Eso no los libra del riesgo avieso de un cazador

A veces es bueno detenernos a la vera del camino para mirar el paso de los demás, revisar nuestras huellas y ver si vamos por el rumbo correcto o por el de las ilusiones. La resignación no debe estar en el equipaje de los caminantes animosos. Ella posee la triste propiedad de agotarnos las fuerzas antes del que las hayamos empleado. Resumirnos en una agonía artificial cuando aún fluye desbordante, la vida de nuestras vísceras. Ahora bien, hay circunstancias reales ante las cuales es menester una actitud parecida a la de la resignación. Esas circunstancias surgen ante hechos que sobrepasan el nivel de nuestras capacidades, aunque sea recia la voluntad con que los enfrentemos.

En estos casos están el labriego cuya diligencia, cuyos amorosos esfuerzos en el cultivo de la tierra son frustrados por la caprichosa naturaleza, que le niega la lluvia biehechora o se la manda en exceso. También el artista innovador que muere anónimo y luego la posteridad lo consagra. Lo mismo se puede decir del que almacena en su más nobles bríos para la conquista de un sueño o de un amor imposible, y la realidad se convierte en un obstáculo insalvable. Un ser humano puede llenarse las alforjas con todo los haberes morales, los honores y el oro de la tierra. Sin embargo, ese fabuloso capital no le bastará para comprar una migaja de afecto por la cual estaría dispuesto a sacrificar años de existencia.

El invisible puente umbilical que tenemos con nuestras madres, no deja de existir nunca, y lo percibimos cuando se rompe, porque se han mudado a la otra dimensiòn

Si el amor perdido o el que nunca se tendrá fueran alcanzables por medio sobrenaturales, el principal negocio de las trasnacionales sería el de los amuletos, sortilegios y talismanes. Si existe un mundo bienaventurado para los que han sido infelices en este, supongo que tendrá grandes mercados donde los clientes adquirirían a cambio de sus bonos desolados, la felicidad y otros bienes del sueño tan escasos en esta pequeña jurisdicción del cosmos. En el "Fausto" de Goethe, el gran romántico alemán, figura un melancólico Satán que protesta ante el Señor por los pocos privilegios que le han sido conferidos. El señor aduce: "¿De qué te quejas? Te he concedido al hombre". Y el Diablo, tan afligido como cualquier pobre diablo, manifiesta: "señor es que lo que he visto tan mortificado que siento piedad por él.

Es difícil. Cierta amiga mía comentaba que somos arrojados al mundo para cumplir un ejemplo tan complejo y tan accidentado como es el de la vida. Y sin embargo, no nos ponen bajo el brazo un manual de instrucciones, al menos para dar los primeros pasos. Nuestros sentimientos se confunde y ser decir tuvo un análisis. La inconformidad, fuente de las más grandes realizaciones, causa severos padecimientos a los que no sabemos encontrar el 1/2 entre nuestros anhelos y nuestras posibilidades.

Transformada en desmedida ambición, ácido elige de la fortuna de los ricos, y la causa de la trombosis coronaria o del cáncer estomacal de los que se quedaron en el camino.

El armador Onassis, provisto de una ética, la de sus negocios, cursó una vida exitosa durante más de 50 años hasta que, septuagenario, incurrió en la única ingenuidad de su existencia, la de hacerse el enamorado de una dama que no sentía nada por el, pero admiraba los recios soportes de su fabuloso poder. Más dura la luz en una chispa que la dicha en manos quienes la necesitan. Valdría la pena evaluar los medios de abreviar el infortunio. Pero ¿quien los quiere?. Veámoslo: sólo los inmaduros y los desprovistos de fe en el ser humano, aceptan la alternativa de abandonar las líneas de fuego para distraerse en las de los placeres donde a la postre los aguarda el aburrimiento.

Si bien es recomendable retomar los rumbos exactos, de nada sirve el retroceso o la deserción en medios de ellos. Ante nosotros ahí muchos acantilados, pero de vez en cuanto cuando nos alegra la presencia de verdes lomas, suavemente iluminadas, donde podemos renovar las esperanzas y prepararnos para la jornada restantes. Tal vez haya quienes tengan la suerte del Patito Feo del inolvidable Han Christian Andersen, y descubren al fin una transparente laguna bordeada de arboles, donde unos seres hermosos y esbeltos nos den la bienvenida, porque aunque no lo supiéramos, somos como ellos. (Tomado de mi libro "El Anhelo Constante")

Lawrence el físico atómico que inventara el ciclotrón malogró las metas de su genio al respaldar el uso de la bomba atómica.


Ernesto Lawrence, Nobel en 1939, cuando trabajaba en aislar de las betas de Uranio, el peligroso U-235 que existe solo a razón de 715 centígrados por Kilo.

Se dice que David venció al gigante Goliat una pedrada en la frente, que le disparara como una onda a la que previamente le diera muchas vueltas con la mano. Soltó el improvisado proyectil cuando estimó que había calzado el impulso necesario para cumplir su cometido. Un procedimiento análogo, con las inevitables diferencias fue usado por Ernesto Lawrence para bombardear los átomos con el propósito de romperlos y conocer su estructura. Este físico norteamericano se ganó el premio Nóbel, al inventar un aparato dentro de cual los protones son lanzados contra el núcleo de un átomo. Durante su trayectoria describen círculos que aumentan su velocidad, a fin de que su choque con el blanco sea suficientemente intenso.

Este invento data en 1930 cuando Lawrence con sus 29 años, era el más joven de los científicos de la Universidad de California. Antes del que apareciera el nuevo instrumento denominado ciclo un, los investigadores empleaban algo así como la pistolitas para disparar las partículas. En los años 20 Routherford se había quedado boquiabierto, cuando algunas de las partículas alfa que arrojara contra una placa de oro, se había devuelto. El gran neocelandés decía que el hecho de había producido la impresión de una bala de 5mm que rebotara al aproximarse al papel de seda contra el que iba dirigida.

Posteriormente se supo la explicación de este fenómeno. La partículas alfa habían retrocedido porque su velocidad era demasiado pobre, para impedir que la repelieran los núcleos, que al igual que ella están provistas de electricidad positiva. Era imprescindible un método que incrementara el avance de los proyectiles subatómicos, para que el trabajo de los investigadores siguiera adelante. s Ernesto Lawrence dio la solución que muchos de sus colegas buscaban en la más importantes centros atómicos del mundo. Dentro de su ciclotrón hay una serie de electroimanes atraían a los protones y los repelían haciéndolos girar en órbitas en las cuales se aceleraban, igual que la bala cuando salen dando vuelta por el impulso que recibió en las estrías del cañón.



El Ciclotrón dentro del cual se aprovecha las características de las partículas electrizadas sub-atómicas de curvarse, formando una circunsferencia, cuando pasan por los dos polos de un imán.

Lawrence que naciera en 1901, se había graduado en 1920 en la Universidad de Dakota del Sur. Sur de PH lo obtuvo en 1925 en la Universidad de Yale , después de lo cual y gracias a la originalidad de sus trabajos, fue admitido en la Universidad de California. Su ciclotrón fue empleado inicialmente para elaborar isótopos radioactivos, cuyas emanaciones eran especialmente útiles en los tumores del cerebro. Después de 1939 cuando lo galardonaran en el Nóbel, Lawrence estuvo entre los hombres que intervinieron en la construcción de la bomba "A". De hecho, su ciclotrón perfeccionado, había ofrecido el modo inicial de desintegrar el núcleo atómico.

Por cierto que dentro de ciclotrón se comprobó que los protones a inmensas velocidades aumentaban su masa, la cual estaba previsto en la teoría de la relatividad de Einstein. Este primer acelerador de partículas fue seguido de otros como el betratón y el sincrotón, dentro del cual las partículas pueden marchar a 300.000 kilómetros por segundo. Estos últimos aparatos tienen dimensiones colosales, porque son las requeridas por los corpúsculos infinitesimales de la materia para dejarse examinar. El ciclotrón de los laboratorios de Brookhaver en Norteamérica es un gran túnel con 800 metros de circunferencia.

El interior de los mismos está vacío, con el objeto lde que los átomos del aire no ataje a las partículas aceleradas y a fin de que las mismas, se deslicen con el impulso creciente del niño que se lanza por largo tobogán. Desgraciadamente, labor de servicios de este innovador del conocimiento tuvo una mácula, consistente en el entusiasmo con que respaldó el empleo del artefacto nuclear contra Japón. Como se sabe Robert Oppheinhaimer y otros que encabezaran la fabricación de esa arma por temor a que los monstruosos nazis la alcanzaran primer, recomendaron que se le hiciera una demostración de su poder a los nipones, en una isla desierta y sin gente. Ernesto Lawrence murió en 1958 y en 1970 fue bautizado como el laurencio, elemento transuránico número 103, descubierto este año.

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
Un día tal como hoy, 17 de Diciembre de 1981

diciembre 16, 2004

Treinta millones de años hace que los cóndores descubrieron el uso s antibióticos y el vuelo a grandes alturas.

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
16 de Diciembre de 1986


A pesar de las apariencias, los cóndores tiene un vínculo sanguíneo más directos con los albatros, las cigueñas y las garzas que con las águilas y los halcones.

Los fósiles de los cóndores rescatados en terrenos de California, Estados Unidos, nos revelan que estas aves son recién llegadas al planeta y que siempre residieron en América. Los de hace unos 30 millones de años era casi tan grandes, como pequeñas avionetas, lo cual hace inferir que tenían a su alcance una copiosa despensa. La misma debió estar en los cadáveres de animales, por la abundante de alimentación que les prodigaban las enormes plantas de bosques praderas. Entonces la naturaleza ensayaba los modelos fracasados de grandes criaturas. Para ese fin contaba con el recio calor las inagotables reservas húmedas que facilitaban el reinado de la vida en zonas que después serían desérticas.

No hay que olvidar que la exuberancia y las características tropicales, se habían extendido a regiones del Hemisferio Norte que son de clima templado. En California se instalaron antecesores de los cóndores, pero no hay datos por las cuales podamos asegurar si fueron aquellos los progenitores de los que hoy viven en Los andes o viceversa. Sólo sabemos que pertenecen a dos especies distintas. Los del norte son tan pequeños como los del Ecuador, pero estos son una raza hermana de los sudamericanos, que tienen un metro sesenta de longitud y hasta tres metros veinte de envergadura con las alas desplegadas.


Las técnicas aerodinámicas de los cóndores, al igual que las de los zamuros, fueron prolijamente estudiadas y copiadas por los diseñadores de los aviones contemporáneos.

Estos ases alturas constituyeron poblaciones de millones, cuando la explosión demográfica de la fauna daba lugar a numerosos monstruos muertos con toneladas de carne en descomposición. Los cóndores los devoraban saneando el ambiente como hoy los hacen los zamuros con los desechos podridos. Y a medida que fueron extinguiéndose especies como las de los megaterios y mastodontes, les redujeron sus insólitos banquetes. Los cóndores se adaptaron disminuyendo sus tamaños y aplicando los controles de la natalidad. De allí que las hembras sólo pongan huevos ocho veces más grande que el de las gallinas y que en el mejor de los casos sólo tenga seis crías al año, en incubaciones que duran 54 días.

Los conservacionistas de California tratan de que ejemplares se les produzcan en la cautividad, dada la inminencia de su extinción allá. Debieron de existir en los alrededores del pico Bolívar, pero la limitada población que queda de ello está circunscrita a la montaña de Ecuador, Bolivia y Perú, aunque los hubo también en la de Colombia, Patagonia y Chile. Un cóndor aparece en el escudo de este país. De esa manera los grandes patriotas de esa nación, hoy bajo el yugo del crimen y de la indignidad, quisieron simbolizar la majestad y la elevación de sus instituciones y de sus luchas por establecerlas. Los cóndores son los animales que más alto vuelan.

Son dueños de una filosofía sin paralelos. Millones de años antes de que el hombre y ideara a los trajes espaciales y las máscaras de oxígeno para tripular muy arriba los aviones descubiertos, los cóndores hacían eso sin aditamentos artificiales. Con pasmosa la facilidad alcanza en tres minutos los 5000 metros, indemnes al congelante frío y a presiones atmosféricas bajas harían estallar de hemorragias por los orificios de su cuerpo a un ser humano. A esos niveles la necesidad del aire es pobre y no le opone resistencia es a sus vuelos en planeo. Con este desplazamiento no deben agitar las alas, ahora en el combustible de sus calorías, mientras describe círculos de muchos kilómetros, en busca de fuentes de carroña que ellos les resultan deliciosas.

Con este desplazamiento se hacen gala en de los dones de una superdotadas inmunología, ya que tienen antibióticos exclusivo para matarlo microbios y enzimas para anular la toxicidad letal de toda podredumbre. Gustan de vivir en los riscos donde anidan porque jamás lo hace un en los árboles. Emprenden correrías sobre ellas lanzándose desde cualquier acantilado. Al despegar después de una comilona, necesita una pista de por lo menos 15 metros. Corren sobre ellas moviéndose es un aleteos vigorosos y alzándose y tocando tierra varias veces antes de empezar el ascenso. Su aterrizaje es menos complicado y que hay un exactamente el sitio que quieren cual un helicóptero, aunque aplicando técnicas diferentes. Estas consisten en encoger hacia adelante la cola, al crear en dirección opuesta a la que llevan y adoptar una posición vertical para aumentar la resistencia del aire, que lo frene.

Todavía sobreviven las musarañas arborícolas olvidadas fundadoras del linaje de los primates

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
Un día tal como hoy, 16 de Diciembre de 1982

Hay quienes dicen que las musarañas arborícolas tiene un pie en el mundo de los insectívoros y otros en el de los primates. Sin embargo, sus características taxonómicas no dejan dudas acerca de su verdadera ubicación (Rep. Estrella)

Existen hoy los que podríamos llamar fósiles vivientes de los pequeños mamíferos que fundaron el linaje de los primates, denominación que significa primero y que fue dada por Linneo. Estos animales no son tan nuevos, pues hace sesenta millones de años se movía entre las ramas, nerviosa y temerosa de sus depredadores en tierra, una musaraña arborícola. Había elegido la existencia semiárea, atendiendo las necesidades de su seguridad personal, pues los insectos que tan dirigentemente cazaba, se conseguían por igual en el follaje vegetal y en la hojarasca de los suelos húmedos.

Se le había confundido con una musaraña común, pero ya poseían los anillos aculares del cráneo y otros rasgos propios de sus futuros y evolucionados descendientes.

Sus manos de cinco dedos no estaban entrenadas en el arte fe asirse a nada. Pero este grave defecto en la locomoción arbórea, lo superaba con pequeñas garras que clavaba en la corteza de las ramas para guardar el equilibrio y avanzar con seguridad. A pensar de su superior y avanzar con seguridad. A pesar de su superior potencialidad genética, tenia hocico, innecesario por cierto, ya que no lo usaba como los restantes mamíferos, para olfatear el piso mientras caminaba o para obtener información de lo que sucedía a distancia en su entorno. Ya sabemos que mientras los felinos detectan así a un venado, éste se vale del mismo recurso para detectarlos a ellos y escapar a toda prisa.

Los monos de América tiene n sus propias características, que las diferencias del Africa y del Asia. El más inteligente de los de aquí, es el Capuchino, famoso acompañante y socio de los organilleros de otrora. (Rep. Estrella)

La musaraña estaba exenta de estas necesidades en su hábitat, y por eso a lo largo de millones de años, sus tataranietos que no se les parecían, prescindirían de la extensa área olfatoria de los demás mamíferos. Al hacerlo su cara se aplanaría, haciendo que los ojos se dirigieran hacia delante y no ambos lados y ensanchando las cavidades de los dos hemisferios cerebrales. De aquí a la visión binocular indispensable para el desplazamiento por las ramas, no había sino un paso más. El perfeccionamiento de este don quedaría a cargo de los monos propiamente dichos. Propiamente dichos. Previamente tendrían que aparecer otros especimenes todavía primitivos.

Entre ellos estuvo el trasero, no más grande que una rata, de ojos enormes que le permitían, en la oscuridad de la noche, dar largos saltos impulsado por sus patas traseras, durante sus búsquedas de insectos. Un tercer grupo de aquellos lejanos antecesores nuestros, está representado por los lemúridos, entre los cuales se destacaron dos avanzados exponentes. El lémur ratón, que ya dominaba la técnica de correr entre las ramas agarrándolas con manos y pies, y el sosegado indri, que con un metro de longitud, creó la vida en familia entre los primates, sometido a una dieta estrictamente vegetariana, a base de frutas, hojas y retoños. Ha sobrevivido hasta nuestros días con tal pericia para el brinco, que se le ha confundido con los canguros.

Hemos hablado del grupo más antiguo de los primates, representado por los prosimios aludidos, a los cuales hay que añadirles los lorises. Se les tiene por gafos debido a sus movimientos tardos y a su escasa vivacidad. Algún ingenio debieron tener para permanecer durante cincuenta millones de años en el planeta, con una existencia similar a la de las perezas. Como decía al principio, estos cuatro grupos son auténticos fósiles vivientes a través de los cuales podemos mirar el punto de partida de una genealogía que comenzaron ellos, que hemos continuado nosotros, que seguimos ignorando cómo será la especie sucesora de la nuestra si es que va a aparecer.

Las musarañas arborícolas y el trasero se encuentran en Asia sudoriental; los lemúridos, en Madagascar y los lorises en el África. Hace catorce millones de años deambulaban por la India y por el África dos animales procedentes de aquella casta, los cuales serían el punto de partida de los monos y de los hombres. Hay autores que calculan que hubo ciento cincuenta géneros de primates en el mundo, de los cuales se extinguieron un centenar, que fueron incapaces de adaptarse a los cambios ambientales y climáticos de la tierra. Tiene que ser grande la fuerza genética de los prosimios sobrevivientes, que entre otras contrariedades debieron sortear las correspondientes a las cuatro glaciaciones que ha sufrido el planeta tierra en la era del Cuaternario.

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La invención del arado fue vista como un don divino por los pueblos antiguos: era un gran multiplicador de cosechas.

La Ciecia Amena. Arístides Bastidas.
Un día tal como hoy, 16 de Diciembre de 1981


Una prueba de la capacidad de observación que asiste al hombre, la encontramos en el hecho de que advirtiera, que las semillas que arrojaba al suelo después que se había comido su pulpa, podían engendrar una nueva planta que a su vez daría nuevos frutos. Algunos antropólogos atribuyen este descubrimiento, a la proverbial curiosidad de las mujeres, pues eran ellas las que se quedaban en los lugares donde se echaban los excedentes alimenticios, mientras sus maridos hacían largas excursiones, en pos de los mamuts y renos que cazaban. Lo que no sabemos es si fueron ellas también las que se dieron cuenta de que la tierra suelta y desboronada, era más fértil facilitando la exitosa germinación de las semillas.



Para comprender este hecho debieron pasar mil quinientos años por los menos, después que el cavernícola se hizo agricultor y construyó con barro sus moradas. Hace ochenta siglos, en las márgenes del Nilo, en Mesopotamia, en las vecindades del Indo y en las zonas del Río Amarillo después de las inundaciones, los labriegos abrían los primeros surcos con arado de madera. Los mismos debían ser fuertes y delgados troncos rematados en una V, parecidos a los garabatos de nuestros campesinos. Estos toscos instrumentos eran tirados al principio por los propios parceleros. Cuando aparecieron las ciudades este trabajo lo hacían asnos, vacas y bueyes.

El yugo nos data de esa época pues en lugar del mismo se les ponían a las bestias unos resistentes collares de cuero que los reemplazaban. Así surgió el arado que en su tiempo fue un hallazgo tecnológico insustituible. Hot se sabe desde luego, que la roturación permite que los minerales del suelo se impregnen del vital oxígeno, que las bacterias nitrificantes se diseminen con prontitud y que la nueva plantita encuentre un camino libre. Cualquier resistencia a su paso podría agotarle sus reservas energética, antes de aflorar con sus incipientes hojas verdes, para comenzar a producir las que le permitirán mantenerse y crecer. El advenimiento del arado fue pues el primer gran salto del desarrollo económico que siguió al que ya se había dado, con la creación de la agricultura.

El arado fomentó tanto la prosperidad de las cosechas, que fue visto como un don providencial. Los chinos atribuyeron su invención al emperador Chin Noung, en el año 3200 antes de nuestra era. Por esta razón ese monarca lleva el título de Labrador Divino en los libros sagrados de la raza amarilla. En este sentido los griegos no se quedaron atrás, pues la designaron la paternidad del noble instrumento al detonante Júpiter, a Bacco el bonachón y a la pródiga Ceres, quien se lo entregó a un súbdito suyo para que generalizara su uso en las manos de los agricultores de la antigua Grecia.

Le cupo a los romanos, que tan poco aportaran al avance de la ciencia, el mérito de una innovación. El arado de ellos volteaba totalmente los terrones lo cual es indispensable para su cabal aireación. Este es un principio que se sigue aplicando en los arados de la era atómica en que estamos viviendo. Los egipcios lo fabricaron de cobre, los mesopotámicos de bronce, los griegos y los romanos, de hierro. Por cierto, que entre las primeras dependencias tecnológicas que hubo, se cita de los israelíes con respecto a los filisteos. Hasta el periodo de los reyes, los hebreos debían permutar por grandes cuotas de trigo y centeno, los arados que los otros, expertos en la metalurgia de entonces, le facilitaban.

El tractor, palabra que significa productor de tracción, constituyó el tercer paso importante en la técnica del arado. El primero se dio al fabricarse el de madera, el segundo está representado por el metal, y el tercero es éste en que un aparato que se autoimpulsa, puede hacer sin cansarse el trabajo de cincuenta yuntas de bueyes y disminuir diez veces o más las horas-hombre que se necesitan para obtener una excelente cosecha, en la siega, en la plantación y en el transplante. Ya existen tractores que pueden efectuar todas esas funciones a control remoto y sin necesidad de un conductor. Así de pasmoso es el avance tecnológico de esta área como en todas las restantes.

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diciembre 15, 2004

Rayos ultravioletas en vez de algas habría fabricado el oxígeno de la atmósfera primigenia.

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas
Un día tal como hoy, 15 de Diciembre de 1984

El satélite que lanzara la NASA el 26 de Eenero de 1978 sigue examinando seis recien nacidas estrellas, de las cuáles deduciremos cómo fue la infancia del Sol. (Rep. Estrella)

Los avances en el campo del espacio le están dando al hombre nuevas informaciones, algunas de las cuales han sido un virtual baño de agua helada, para ciertas teorías que parecían definitivas. La ciencia se había resignado a la hipótesis de que el oxígeno que hay en el veintiuno por ciento del aire y en la capa azul del cielo, había sido inicialmente aportado por las plantas vegetales. Hace dos mil millones de años, las algas verdiazules habrían redoblado durante la fotosíntesis la inyección de ese gas, amigo de la vida, en una atmósfera que sólo tenía metano, anhídrido carbónico, amoniaco, ácido sulfúrico, nitrógeno, hidrógeno y vapor de agua. Siempre quedó en pie la pregunta sobre la procedencia del oxígeno que facilitara la generación de energía en las células primigenias.

Según se cree, el recién nacido planeta capturó una atmósfera, la cual se marchó después empujada por el enorme calor desprendido de la corteza terrestre cuando estaba al borde de la incandescencia. Entre los gases disipados estuvo el oxígeno libre que no dejó aquí ni siquiera la cantidad que cabe en una muestra. Cuando la temperatura se normalizó, la Tierra pudo retener, con su atracción gravitacional, una atmósfera nueva con los componentes arriba citados, que habían irrumpido en chorros gigantescos, durante las erupciones de miles de volcanes, que pasaron milenios, como en una planetaria ininterrumpible batalla de artillería pesada.

Tampoco había oxígeno libre en esa nueva situación, pues el mismo se encontraba preso en los compuestos que formaba con otros elementos. Con el carbono estaba asociado en el CO2, y con el hidrógeno producía el vapor de agua. Los investigadores estimaban que estas combinaciones, como las demás, habían salido del interior de nuestro astro. Pero les inquietaban las existencias en estratos precámbicos, del óxido de hierro, que ocupaba aproximadamente el mismo lugar que le tocara cuando se constituyera este cuerpo espacial, que usamos como nave y como morada. Se acaban de hacer hallazgos que podrían satisfacer las interrogantes aludidas.

En 1978 la NASA puso en órbita el RW Aur, un satélite a través del cual fueron observadas, sin interferencia de las nubes, estrellas azules que todavía andan goteando, pues tienen apenas un millón de años. Las seleccionadas tenían, más o menos, la misma masa del sol. Se comprobó que ellas emiten las potentísimas radiaciones ultravioletas en una proporción diez mil veces mayor que la del Sol. Se infiere que éste también las generó en una alta magnitud en los lejanos días de su pubertad. Esas radiaciones ultravioletas habrían roto el CO2 o anhídrido carbónico y H2O del vapor de agua. Así habrían liberado oxígeno en las cantidades que ahora tenemos y en las indispensables, para constituir la capa azul de ozono que vemos arriba.

Desde el expacio exterior, la Tierra luce el color verde que le dan los árboles y el azul que reflejan los océanos. (Rep. Estrella)
Para que los rayos ultravioleta transformen el O2 de las moléculas que respiramos en el O3 el ozono, se requieren reservas extraordinarias del vitalizante gas, que las modestas algas jamás habrían podido fabricar. Ustedes se habrán dado cuenta que los rayos ultravioleta amolaron cuchillo para su garganta. El ozono creado por ellos integró la alcabala que los filtra y les impide pasar. Si lo hicieran, matarían a todos los seres vivos con sus altísimos niveles de energía. Está apunto de caerse la idea de que el oxígeno inicial fue hijo del reino vegetal. Los científicos que la refutan se fundan en buenas bases, en su crédito propio y en el de su institución.

Son ellos Vittorio Canuto y sus colaboradores C.L. Imhoff, L. Berkner Y K.M. Towe, del Golddar Institute for space studies de Nueva York. Sus comprobaciones han estremecido los elementos de la astronomía y, al parecer, reforzarían la noción de que las moléculas simples de la vida habrían venido a la tierra del espacio exterior, pues se considera que las mismas no habrían podido constituirse en presencia de una masa abundante de oxígeno. Hoy el hombre parece un proyecto propio que ensaya para modificar la atmósfera. En los últimos cien años las chimeneas industriales y los incendios forestales le han incorporado siete mil doscientos millones de toneladas de anhídrido carbónico, lo cual ha elevado en medio grado la temperatura del planeta.

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Pareciera que los rosales con sus flores dispendiosas practicaran el artepurismo tan ajeno a la naturaleza.



Las estacas de las rosas, más que para defenderse, y eran para clavarlas en los tallos en los árboles, cuando los trepaban en busca de la luz.
Se ha dicho que la naturaleza es muy objetiva ya que nada de lo que hace, tiene finalidades distintas de las que se ha pautado, para asegurar la perpetuidad de las especies, los cambios ascendentes en ellas y la aparición de nuevos seres vivientes mejor equipados que sus antecesores. Es obvio que un plan semejante descarta el arte purísimo, ya que le asigna un destino prosaico y utilitario. A dones como el de la belleza la vistosidad del gallo es un gancho que les facilita la pronta aceptación de la gallina a cuyos huevos va a fecundar. El color y el aroma de las flores es para seducir a los insectos, celestinos inconscientes pues transportan el polen de los estambres al óvulo de los pistilos para inducir una semilla.

Es innumerable la lista de ejemplos como estos que pudiéramos enumerar. Hay casos en que ese pragmatismo de la naturaleza pareciera hacerle concesiones a las búsquedas sentimentales del ser humano y tal vez a las de algunos animales también. Uno de esos casos podría ser el de los rosales que desde miriadas de años, muy anteriores al surgimiento del Homo Habilis, desplegaban la hermosura de sus flores blancas, amarillas, rosadas y rojas, para decorar el paisaje sin recibir ninguna gratificación por eeste otro servicio. Uno siente la tentación de pensar que las exposiciones montadas por los rosales en sus silvestres salones, tenían en los duendecillos de las fuentes y en las ramas saltarinas el público que necesitaba.

Arboles gigantes como las secoyas norteamericanas y las ceibas criollas ofrecen flores mínimas, es decir, no más grande de lo necesario a los fines de su reproducción. Los rosales son matas de dos metros y un poco más, quien no sólo nos ofrendan su hermoso invento de las rosas, sino que ese dispendio lírico que han puesto en ella, lo reiteran en su esmerado diseño y en la prodigalidad de sus matices. El propósito de cautivar aún minialado para que fuera el vehículo de sus órganos genitales, lo habrían podido lograr igualmente con flores sin ninguna ostentación.

Cuando lo españoles empezaron a adueñarse del nuevo mundo, no encontraron aquí a ningún exponente de las rosas, lo cual fue advertido por las escasísimas personas con luz en el entendimiento, que entonces llegaban Europa. A esa gente con alguna sensibilidad les debemos la presencia de las actuales rosales de nuestros jardines y se los que hacen la alegría de los pobladores del viejo Galipán. Estas plantas no son originarias del viejo continente. El probable que engalararan los recintos del arte y las residencias de los griegos, quienes habían tomado los rosales nativo el que tenían actual Irán. Sin embargo los que se propagaron al resto del planeta desde su principal patria, el centro del Asia, se lo debieron a los árabes en los siglos de los Califa que llegaran hasta la cercanía de Italia.
José Pitton Tournefort, el primer botánico que a fines del siglo XVII intentó clasificar las distintas especies de rosas.
Los devotos del Islam conocían la técnica de los injertos y de los cruces, que aplicaron con los rosales en la búsqueda de variedades más selectas y más productivas. A fines del siglo XVII, el gran botánico francés Tournefort, considerado como el precursor del Linneo, hizo tan múltiples ensayos para encontrar nuevas variedades, que se le atribuyen la creación del género del Rosales habrá dos a Europa y domesticados y América. En la poderosas y la esencia de rosas comercializadoras o y están hechas con substancias artificiales que imitan a las contenidas en sus pétalos.

Los israelíes las constituido en una fuente de riqueza y de trabajo. Ello cultivan los rosales y micro-climas bajo enormes cobertizo de plástico. Mediante dosis de luz y de temperatura estrictamente reguladas, le hacen creer a los rosales que es primavera cuando llega la Navidad. Por lo tanto, sus botones se forman en estos días para que despunten el 24 de Diciembre, cuando le son vendidos a los europeos, que en medio de su frío invierno dan cualquier cosa por tener en sus cenas una sola flor para aguardar el advenimiento del niño Jesús. Por cierto que la rosa Paez es una variedad creada por el héroe de las queseras del medio quien solía alternar sus ocupaciones oficiales con la aplicación técnica del cruzamiento entre una y otras variedades de flores.

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
Un día tal como hoy, 15 de Diciembre de 1982
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diciembre 14, 2004

No era ingeniero ni estuvo nunca en la escuela técnica el hombre que inventara la cosechadora mecánica

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
Un día como hoy, 14 de Diciembre de 1982

Salta a la vista el gran papel que jugaron como impulsores de la Revolución Industrial de los Estados Unidos, los ingeniosos inventores que en el siglo pasado, proliferaron en la gran nación. A fines del siglo XVIII, la agricultura norteamericana pareció recibir un soplo màgico con la desmontadora de algodón construida por Eli Whitney.


Este instrumento que despepitaba el fruto textil con una rapidez cien veces superior a la de las manos de los esclavos. Cincuenta años más tarde habría de surgir una máquina que reemplazaba decenas de labriegos en la en la siega del trigo a la hora de su recolección. El aparato se debía al poder de síntesis que se hospedaba en la mente de Cyrus McCornick (1809-1894).


Hay una penumbra acerca de lo que sucedió en su existencia cuando era un muchacho. Se sabe que su padre era un inmigrante irlandès, con muy pocos medios, que se dedicaba a quehaceres artesanales en el condado de Rockbriedge, en el Estado de Virginia, donde naciera Cirus, un chiquillo que no prometía mucho en la alborada de su adolescencia. De algún modo se las arregló para adquirir la mínima instrucción, que necesitaba su laborioso cerebro, para forjar proyectos que en el momento resultaban complejos e inconcebibles. Se cuenta que el joven asumía las pose de quien está en trance, mientras observaba como el viento parecía peinar las plantaciones del trigo mientras los negros se disponían a cortarlo con un hoces los tallos con su frutos maduros.

MclCormick se fue al Norte, donde terminó el diseño de una máquina, que según el comentario del Times de Lòndres, era un injerto de carro, carretilla y voladora, que tirada por caballos cosechaba una faja de 68 metros de trigo en 60 segundos. El invento estaba semi concluido en 1831, cuando fueron muy pocos los que le dieron la oportunidad de demostrarlo. La mayoría de los agricultores de entonces, estaban apegados a sus modos tradicionales de explotar la tierra y en medio del cruelescepticismo se burlaban de aquel muchacho de 24 años, que pretendía la paternidad de un hallazgo mecánico, con el que ni siquiera soñararan los màs competentes egresados universitarios.


McCormick tenìa entre sus múltiples limitaciones, la de carecer de amigos o de protectores con alguna influencia. El modelo inicial de su máquina tenía fallas que se evidenciaba apenas comnenzaba a moverse. Esto decepcionaba a lo que accedìan a verla funcionando. Pero McCormick poseía una voluntad indòmita, una perseverancia indoblegable y un don de persuasión propio del hombre que sabe hacer negocios. Poco a poco fue perfeccionando su ingenio, hasta que a fines de la década de 1830, vendía las primeras unidades fabricadas por el mismo en un taller llenos de deudas. En 1847 contaba ya una factoría en Chicago y la década siguiente comenzaba la exportación de su artefacto. A los.

Su prestigio se extendió por todo los estados de la Unión y por las naciones europeas. En 1855 no cabía en sí de su alborozo por la gran medalla del premio que le había concedido en la Exposición Universal de París. En 1878 es objeto de otro reconocimiento en Francia cuya academia de ciencias lo acogìa como miembro correspondiente. Al volver a Chicago pudo copiar, superaàdola, una trilladora. Desde ese momento su màquina segaba el trigo y lo desgranaba al mismo tiempo. Huelga decir que este aporte, que bajaba el costo y aumentaba los beneficios muy ostensiblemente, animò a nuevos colonos del Oeste a meterse a granjeros, estableciendo así el punto de partida de los Estados Unidos hacia la meta de ser el primer país productor de alimentos.

La segadora de McCormick facilitó el más pronto abastecimiento logístico del ejército norteño sobre el de los esclavistas confederados, que carecían de la expresada ventaja tecnológica.

Podría decirse que el primer síntoma de la Revolución Industrial en Usa estuvo en el invento de la desmontadora de algodón y se consolidó con esa otra constribucción básica a la economía prima primaria que fuera la cosechadora de McCormick. Hubo desde luego otros hitos extraordinario en esta cruzada del progreso, entre los cuales estuvieron el arado de acero de James Oliver, el desgranador de maìz de Welcome Sprague; la cerradura de banco de Day Newel; la màquina de coser, la màquina de escribir y el automòvil
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"La Ciencia amena de Arístides Bastidas"


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diciembre 13, 2004

Después de que la hemos usado la energía sigue existiendo sin permitir que la concentren para volverla a aprovechar.

La Ciencia Amena. Arístides Bastidas.
Un día tal como hoy, 13 de Diciembre de 1983

En los cambios de una energía a otra se pierde algo de calor, el cual se dispersa en la atmósfera de un modo tal que ya nadie podrá volverlo a concentrar para que haga algún trabajo.

Ya conocemos el principio de que la energía no se desgasta cuando la usamos, sino que cambia de manifestaciones y se dispersa de tal modo que es imposible reciclarla. Sólo concentrada puede ayudarnos en los cometidos de la vida diaria. Las plantas saben eso y han desarrollado la tecnología que sólo ellas dominan, de concentrar y dispersar luz solar en los mínimos paquetitos de las moléculas de los carbohidratos y azucares, donde la misma es encarcelada pero en forma de energía química. Cuando esos paquetitos llegan a las mitocondrias de nuestras células, son despojados por el oxígeno de tal energía, para emplearla en mantener nuestra temperatura, la acción de nuestros músculos y la fabricación de los tejidos de crecimiento y de reemplazo.


El calor de una vela podría servir para encender un cigarrillo pero el mortífero calor de éste sería insuficiente para prender una vela.


Si al local de una cocina con la temperatura ambiente de veinte grados centígrados le extrajéramos el calor hasta unos ochenta grados bajo cero, para concentrarlo en una hornilla, tendríamos el calor necesario para tostar unos sándwiches, freír unos huevos y hacer varios bistecks, pero repito, la energía no acepta más envasamientos que los naturales. Es conocida la comparación que se le hace con el caudal de un río. Mientras descienda tendrá la fuerza necesaria para mover turbinas y generar electricidad, pero al desembocar en el mar o en un lago en el que el agua adopte un mismo nivel, ya no podrá prestar tales servicios.

La energía se expresa en una relación de mayor a menor. Si esta no existe, la energía sigue presente, pero ya no se puede emplear. Transferimos el calor de la llama al agua que empieza a hervir y el de esta a la carne y a las verduras que vamos a sancochar. Pero no podríamos transferir la temperatura de la carne y las verduras al agua hirviendo ni los 100 ºC de esta a los 500 grados de la hornilla. Una llama y un hierro al rojo vivo con los mismos grados de calor, no se harían nada y seguirían iguales aunque estuvieran en el más estrecho contacto.

Según los entropistas, la energía podría llegar al caso de que no puede transferirse porque en su totalidad tiene la misma temperatura; no podría hacer trabajo porque no puede ir de un lugar a otro, como tampoco puede hacerlo el agua de un río que se ha empozado. Esto ha dado lugar a la idea pesimista de que el universo es mortal. Pero hay quienes consideran infundada esta apreciación, dado el misterioso origen de la potente energía calórica y luminosa de las estrellas, desde el momento mismo en que el polvo y los gases que la formaron, fueron comprimidos por la fuerza de la gravitación universal que no cesó de intrigar a Einstein hasta los últimos días de su existencia.



diciembre 12, 2004

Según la homeopatía las enfermedades se deben a desbalances de la energía en el cuerpo de quien las sufre.

La Ciencia Amena de Arístides Bastidas
Un día como Hoy, 12 de Diciembre de 1986

En Europa la homeopatía se ha generalizado en tal medida, que abundan las farmacias especializadas en preparar sus remedios. Esta rama de la medicina se funda en los conocimientos creados en este campo desde Hipócrates y enunciara algunos de sus principios, hasta nuestro tiempo pasando por su fundador en 1810, el alemán Samuel Hahnemann. Era egresado de la universidad de Erlangen donde ser doctorara en el dominio de las medicinas alopática. Desalentado por los fracasos de ésta en una época en que carecía de sus actuales recursos, empezó, a finales del siglo XVIII, a buscar otra vía que resultará más promisoria contra quebrantos de la salud para lo que no habían tratamientos seguros.


Christian Samuel Hahnemann creó la homeopatía mediante ensayo en su cuerpo y en el de voluntarios. Fue el precursor de la fisiología experimental fundada por claudio bernard, medio siglo más tarde.

El sabía que la quinina, sustancia americana que era entonces vista como una panacea, podía, tomada en proporciones excesivas, desencadenar fiebres parecidas a las del paludismo que curaba en cantidades adecuadas. Notó que de la belladona, calmante nervioso en dosis apropiadas, determinaba estados colindantes con la locura en cantidades exageradas. Había hecho estas experiencias y otras análogas en sí mismo y amigos suyos que se prestaron voluntariamente a repetirlas. Desde niño se había preguntado por qué en el gélido invierno la mejor manera de neutralizar el frío de las mano era mintiéndolas en la nieve o en agua helada. Por esta vía imaginó que el organismo tendía a buscar su equilibrio y a defenderse mejor ante el hostigamiento mesurado de ciertos factores.

Entonces era habitual el empleo del calor para atenuar el sufrimiento por las quemaduras de la irritante Ipecacuana para la tos con vómitos y del ácido láctico para la acidez estomacal. Estaba al tanto de que una mínima inyección de los gérmenes de la viruela protegían contra las grandes invasiones de ellos que desataban la infección. Ignoraba desde luego las normas actuales de inmunizarnos contra una alergia con la aplicación de dosis de los agentes que la causan. Por considerar que estas enfermedades eran una defensa del cuerpo pensó que acentuándose ligeramente con cantidades atómicas de la sustancia que las desencadenaban, el cuerpo se reactivaban gradualmente a medida que usaba al tratamiento, para liberarse de ellas está.

Probó más de 60 sustancias naturales iniciando así la formación de un especial almacén terapéutico que encuentran hoy con más de 2500. Ciento cincuenta años antes de que se descubriera la energía nuclear, la homeopatía empezaba a utilizar inconscientemente en sus pildoritas y sus gotitas. Éstas contienen proporciones infinitesimales de los agentes que al por mayor causaría la enfermedad que potencialmente deben curar. Apoyado en esta orientación Hahnemann creó el aforismos similia similibus curantur, es decir los semejantes curas los dejan un en cierta forma invocada y la aforismo de Hipócrates vómitus vómitu curantur, es decir lo que causa el vómito cura el vómito.

La medicina alopática prevaleciente entre nosotros por influencia estadounidense, responde al aforismo de contraría contrariis curantur, es decir lo contrario curar lo contrario. Ahora bien, la homeopatía está al tanto de que su acción complementaria, porque hay males contra los cuales es inoperante. Tiene un caracteres sicosomático, porque sus cultivadores, más de 60 en Caracas, dialogaron largamente con los enfermos, para enterarse de sus constitución, que sus síntomas y de sus problemas. Hacen esto para precisar plenamente la predisposición de cada quien a su padecimiento. Están convencidos de que éstos son distintos en cada persona, ya que no hay enfermedades sino enfermos.

Sus medicamentos se confeccionan de acuerdo con las cantidades que según su apreciación necesita cada paciente. Ellos estiman que la predisposición a un sufrimiento se debe a un particular desbalance en el recipiente lleno de energía que es toda persona. La acción de su medicina se basa en que su contenido infinitesimal facilita la separación de los átomos y que al hacerlo liberan energía. La homeopatía cuenta entre sus modernos recursos, aparatos electrónicos que al ser colocados en puntos específicos del cuerpo, registran en oscilómetros los niveles de energías. Cuando son, insuficiente se traducen en alteraciones de los órganos, cuya gravedad se deducirá de la intensidad de los microvoltaje registrados.

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