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marzo 12, 2011

Estará siempre con nosotros.


“Tu que acostumbraste / a todas esas cosas / y tú me enseñaste/ que son maravillosas…. Así suelo cantar y él sonríe cuando decimos que es el Himno de la Brujoteca.

Recuerdo que una vez llegué con un retraso de cinco minutos. Apenas puse un pié dentro de la oficina, me dijo- ¿Por qué llegas TAN tarde?. “¿Tan tarde?.- respondí ¡Pero si apenas son la 1:05 pm!.” Entonces fijó sus ojos en mi rostro, con su mirada arropada por un manto de luz inconclusa, que con ver nada observa mucho, y me contestó suave pero firme: “Cinco minutos es mucho para mí”. Eso bastó para que de mi reloj, la 1:105 desapareciera para siempre y fuese sustituida por las 12:50 e, incluso, por las 12:45.

El borró la palabra “tarde” de mi frente. Me la quitó con sus manos pequeñitas, siempre dispuestas a tenderse y la guardó en su vieja maleta de Maestro, junto a mi impaciencia, mi nerviosismo y la terquedad propia de una cría de apenas 18 años.

¿Qué se fue de Arístides? ¡Qué se va a estar yendo nada! Mentira. Es demasiado largo, profundo, enorme, como para desaparecer así como así. El no nos dejaría por nada y, si acaso desapareciera, nosotros sabemos dónde buscarlo: hacia adentro, donde late, allí siempre ha estado.

Cinco años trabajando frente a él. Toda la vida aprendiendo de él. ¿Qué? Periodismo científico, humanidad, historia, ser, política, reír, ciencia, estar, filosofía, celebrar, enfermería, ayudar: VIVIR. El me decía, en un principio, “La Tromba Marina” “ y es que no hubo un escritorio que yo no tropezaba o un objeto que no se me cayera. “Yo la voy hacer cambiar, ya verá”. Y lo hizo. Ahora dice que soy una simple brisa tropical. Se ríe, cruza los brazos y apenas entra Asdrúbal en la oficina, me dice: “Cómo es el poema, Magda. Dígaselo, dígaselo a Asdrúbal”.

Y yo comenzaba: “Hombres necios / que acusáis a la mujer sin razón…” Y se volvía a reír mientras comentaba “¡Qué bueno es! ¿Ah? ¿Qué bueno!”.

Al momento de trabajar siempre va de primero y al momento de celebrar, siempre sale de último. “Vamos, profe, es tarde ya”. “¡Qué vaina, ahora que el bonche está bueno, ustedes se quieren ir!. Cinco minutos más y les doy la cola. “.

Y pasaba hasta una hora. Afuera la noche ganaba terreno y nuestros días, el de adentro, brillaba cada vez más.


¿Qué se fue de Arístides? ¡Qué se va a estar yendo nada!. Por eso me pregunto / al ver que me olvidaste / porqué no me enseñaste / como se vive…….
Por Magda Echezurria

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